- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los nueve días del mes de mayo de 2017, a la hora 15 y 18:

- 1 -      

izamiento de la bandera nacional

Sr. Presidente (Monzó).- Con la presencia de 129 señores diputados queda abierta la sesión especial convocada conforme al requerimiento efectuado por varios señores diputados en número reglamentario.

          Invito a la señora diputada por el distrito electoral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, doña Anabella Ruth Hers Cabral, y al señor diputado por el distrito electoral de Córdoba, don Agustín Santiago Calleri, a izar la bandera nacional en el mástil del recinto.

- Puestos de pie los señores diputados y el público presente, la señora diputada doña Anabella Ruth Hers Cabral y el señor diputado don Agustín Santiago Calleri, proceden a izar la bandera nacional en el mástil del recinto. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

- 2 -      

HIMNO NACIONAL ARGENTINO

Sr. Presidente (Monzó).- Invito a los señores diputados y al público presente a entonar las estrofas del Himno Nacional Argentino, que será interpretado por el cuarteto de cuerdas de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación.

- Puestos de pie los señores diputados y el público presente, entonan las estrofas del Himno Nacional Argentino. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

 

- 3 -      

CONVOCATORIA A SESIÓN ESPECIAL

Sr. Presidente (Monzó).- Por Secretaría se dará lectura de la resolución dictada por la Presidencia mediante la que se convoca a sesión especial.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Dice así:

 

 

AQUÍ RESOLUCIÓN dictada por LA PRESIDENCIA mediante la que se convoca a SESIÓN ESPECIAL

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moción de orden

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Donda Pérez.- Señor presidente: creo que todas las personas presentes en este recinto sabemos de la gravedad que tiene para nuestra sociedad el fallo conocido como “2 x 1” que, de forma mayoritaria, emitió la Corte Suprema de Justicia de la Nación hace casi una semana.

          Esta decisión beneficia a uno de los genocidas, en una interpretación equivocada y vergonzosa de la norma. Para mí, éste es uno de los fallos más vergonzosos de la Corte desde que existe como tal.

          Dada la gravedad del hecho, entiendo que la Cámara tiene la responsabilidad de aprobar una moción de apartamiento del reglamento para que, luego del tratamiento de los diferentes acuerdos que conforman el plan de labor, quede habilitada la consideración de diversos proyectos presentados sobre el tema a fin de dar un mensaje claro y contundente: en este país la Cámara de Diputados de la Nación le dice a la Justicia argentina, y a quien quiera escuchar, que no vamos a renunciar a la memoria, a la verdad y a la Justicia. No al “2 x 1” a los genocidas; no queremos a ningún genocida caminando por las calles de nuestro país. Así tiene que terminar la sesión de hoy en esta Cámara. (Aplausos.)

          Por eso, hago moción de que nos apartemos del reglamento y dejemos para el final el tratamiento del tema más importante que hoy nos convoca. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

 

Sr. Negri.- Señor presidente: expreso mi conformidad con el pedido de apartamiento del reglamento y de que se incorpore el tema a considerar en el orden solicitado.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: en el mismo sentido que los dos diputados preopinantes, quiero poner énfasis en que esta aberración jurídica que emitió la Corte con una mayoría estricta –ya que el resultado fue 3 a 2‑ debe tener una respuesta condigna para toda la sociedad argentina que está repudiando esta libertad de los genocidas. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Carlotto.- Señor presidente: apoyo la moción planteada por la señora diputada Donda Pérez en el entendimiento de que los crímenes de lesa humanidad no son amnistiables, son imprescriptibles y no puede existir ningún tipo de condonación de pena por actos tan aberrantes como los cometidos en nuestro país.

          Por eso, les pido que asumamos el compromiso de sancionar en esta sesión un proyecto de ley que deje absolutamente en claro ese criterio. Lo hacemos de cara a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a los Hijos y a los familiares que hoy nos acompañan aquí, que son la demostración viva de que no vamos a sesgar un tranco para conseguir que todos los responsables de crímenes de lesa humanidad en nuestro país cumplan con cárcel efectiva y común por los crímenes que cometieron. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: atento al largo camino que el Estado argentino en sus tres poderes, pero fundamentalmente la sociedad argentina, ha hecho en materia de derechos humanos en nombre del prestigio logrado con enorme esfuerzo y sacrificio ‑tuvimos que ir comprendiendo lo que nos pasó y lo que nos pasaba para hacer este camino‑, creo que es absolutamente necesario que hoy tratemos este tema.

          De manera que nuestro bloque acompaña gustoso la propuesta de apartamiento del reglamento, de incorporación de todos los proyectos y del tratamiento como tema de lo que ha planteado la señora diputada Donda Pérez. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Romero.- Señor presidente: en el mismo sentido, nuestro bloque va a acompañar la moción formulada por la señora diputada Donda Pérez.

          Si hay algo por lo que se ha caracterizado y distinguido la Argentina en el mundo ha sido por la defensa de los derechos humanos, lo cual nos debe hacer sentir orgullo. En ese sentido, nuestro bloque tiene la firme convicción de que en el caso de aquellos que han atentado contra la libertad de las personas y han participado en sus desapariciones y torturas no podemos negociar la libertad, la conmutación de penas o lo que fuere. La Justicia debe ser aplicada con el máximo rigor para estos genocidas.

          Por lo expuesto, nuestro bloque va a acompañar la propuesta planteada.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Pitrola.- Señor presidente: apoyo la moción planteada por la señora diputada Donda Pérez por un sencillo motivo, y es que estamos ante una operación de punto final. Durante el tratamiento vamos a defender nuestro planteo de juicio político para ir con el cuchillo hasta el hueso en la derrota de esta operación de Estado que afecta el régimen de las libertades democráticas en la República Argentina y contribuir a la movilización del día de mañana, donde creo que un millón de personas va a ser la mejor desmentida de esta operación de impunidad y de reforzamiento del carácter represivo del Estado. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Misiones.

 

Sr. Franco.- Señor presidente: hay cuestiones que la sociedad puede discutir y ponerse de acuerdo o no, pero hay otras cuestiones en las que la sociedad está totalmente de acuerdo, y respecto de las políticas de derechos humanos en la República Argentina, a partir de la historia por todos conocida y desde que se tomó la decisión política de someter a juicio a una junta genocida, creemos que hoy más que nunca se tienen que ratificar en la voz de todo el pueblo.

          Por lo tanto, desde el bloque misionero vamos a acompañar lo expresado por la señora diputada Donda para apartarnos del reglamento y efectuar el tratamiento en el orden que se considere necesario, según lo que ya se solicitó.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

 

Sr. Lusquiños.- Señor presidente: desde el bloque Compromiso Federal adherimos a la propuesta de la señora diputada Donda, dejando bien en claro que si hay algo que produce asco es este fallo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: acompañamos el tratamiento del tema, que en nuestra opinión debería ser considerado en primer lugar habida cuenta de la urgente necesidad que existe.

          Adelanto que estamos en contra de este fallo vergonzoso, indignante y aberrante, y vamos a tener que sortear un nuevo obstáculo de impunidad.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señor diputado: está en tratamiento la moción de apartamiento del reglamento; después tendrá oportunidad de expedirse sobre el tema.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: estamos a favor del apartamiento y convocamos a todos para el día de mañana, para que seamos miles en la Plaza de Mayo, para tirar abajo este fallo aberrante de jueces corruptos y de la impunidad. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Argumedo.- Señor presidente: apoyo la moción formulada por la señora diputada Donda.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se va a votar la moción de apartamiento del reglamento formulada por la señora diputada Donda. Se necesitan las tres cuartas partes de los votos que se emitan.

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda aprobada la moción y se agregará el tema al final del orden del día. (Aplausos.)

 

- 6 -      

cuestión DE PRIVILEGIO

 

Sr. Presidente (Monzó).- Teniendo en cuenta la importancia del tema que se acaba de incorporar al orden del día, y dado que hay seis pedidos de la palabra para formular cuestiones de privilegio, la Presidencia pide a los señores diputados que sean muy escuetos y precisos.

          Para una cuestión de privilegio tiene la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. Olmedo.- Señor presidente: de acuerdo con los artículos 126, 127 inciso 6, y 128 del reglamento, quiero plantear una cuestión de privilegio contra la diputada nacional Gabriela Burgos, por las declaraciones que hizo, según el medio Clarín.

          Yo soy muy respetuoso de la Cámara. Todos me conocen y saben que no trato con adjetivos a ningún diputado; solo uso sustantivos y trabajo. Creo que al día de hoy soy el diputado con mayor cantidad de proyectos presentados este año, que suman 95. Sobre la cuestión relativa a los violadores he presentado algo así como 25 proyectos.

          Planteé que quería una sesión especial y me dijeron que necesitaban diez firmas; conseguí dieciocho firmas, y no seguí porque ya eran suficientes. Y curiosamente la señora diputada me trató de disc-jockey. Yo no soy disc-jockey; soy un diputado de la Nación y me votó el 32 por ciento de los salteños.

          Y por otro lado me trató de payaso. Me puse a ver qué es “payaso”. Si yo le puedo sacar una sonrisa a un pueblo que tan triste está por las cosas que pasan, diputada: sígame tratando de payaso. Yo estoy tratando las cosas que el pueblo quiere que resolvamos.

          No voy a hacer ningún descalificativo hacia usted, porque yo la respeto. Sépame respetar; soy un hombre de trabajo y así lo demuestro.

          Así como hoy estuve primero que todos en esta sesión, que demoró una hora en llegar al quórum, espero que mañana, en la sesión para tratar los proyectos sobre violadores, también haya quórum.

          Por otro lado, el señor diputado Pitrola en su Twitter, si es oficial –y pido disculpas si no lo es‑, me trató de “facho” y mugriento.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Olmedo.- Pido disculpas, diputado Pitrola, pero me baño todos los días; no soy mugriento. Si me quiere poner el mote de “facho”, póngamelo, lo aguanto.

          Como lo respeto, le pedí si quería acompañar con su firma el pedido de sesión especial para mañana. Tantas marchas realiza la izquierda en contra de los femicidios y, sin embargo, no me lo quiso firmar, como no quiso hacerlo ninguno de los presidentes de bloque, pero sí los diputados.

          Seguiré respetando a esta Cámara de Diputados de la Nación. Pido disculpas si en algo estuve mal. Manifiesto mi reconocimiento para todos los diputados y espero que mañana tengamos quórum para tratar un tema tan candente como el de los violadores.

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión planteada pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

- 7 -      

cuestión de privilegio

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.

 

Sra. Carrizo (N.M.).- Señor presidente: deseo plantear una cuestión de privilegio porque veo afectado mi trabajo legislativo en esta Cámara. He solicitado al Poder Ejecutivo que a través del Ministerio de Transporte de la Nación disponga las medidas necesarias para el traslado de los pasajeros de Aerolíneas Argentinas, ya que el aeropuerto de mi provincia estará cerrado por refacciones durante tres meses. Sabemos que nuestro aeropuerto necesita una modernización, pero pedimos que los pasajeros sean trasladados para que nuestra línea de bandera no pierda la venta de pasajes aéreos durante estos tres meses.

          Un mes atrás, el ministro de Transporte de la Nación dijo en mi provincia que la Nación no se hará cargo del traslado de los pasajeros. Sabemos que el año pasado, cuando se cerró el aeropuerto de Mendoza, la Nación se hizo cargo de dicho traslado. Por eso pedimos igual trato para nuestra provincia.

          Esta cuestión de privilegio también se dirige hacia el presidente de la Comisión de Presupuesto, que no se ha reunido desde que comenzamos nuestra labor legislativa. Así puedo nombrar otros proyectos que están “cajoneados” porque el presidente no convoca a la comisión para que tratemos iniciativas que son importantes para el conjunto de la sociedad.

          Pido al conjunto de los presidentes de las comisiones, que son oficialistas, que convoquen para tratar los proyectos que traemos desde nuestras provincias, que responden a los pedidos de nuestros comprovincianos, para que sean tratados en esta Cámara y no para que los guarden y dejen estancados. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión de privilegio pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

- 8 -      

cuestión de privilegio

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

 

Sr. Santillán.- Señor presidente: planteo una cuestión de privilegio contra la Presidencia de esta Cámara. Denuncio la excesiva demora en la conformación de la comisión bicameral que debe investigar los delitos económicos cometidos durante la última dictadura militar.

          Veo afectada mi tarea legislativa, ya que fui parte de los diputados que por amplia mayoría aprobamos ese proyecto de ley, que fuera presentado por nuestro presidente de bloque, el señor diputado Héctor Recalde, e impulsado también por el CELS. Curiosamente, los diputados del PRO se abstuvieron en esa votación.

          Esta iniciativa también fue aprobada en el Senado por amplia mayoría el 25 de noviembre de 2015 y promulgado por el Poder Ejecutivo nacional el 2 de diciembre del mismo año.

          Para que todos los diputados sepan, informo que esta comisión debería elaborar un informe detallado de las consecuencias de las políticas económicas, monetarias, industriales, comerciales y financieras adoptadas por la última dictadura militar, y de los actores económicos y técnicos que contribuyeron y/o se beneficiaron con esta dictadura.

          Además, la comisión debería formular propuestas concretas y útiles para forjar la memoria, responsabilizar a los cómplices, consolidar y fortalecer a las instituciones de la democracia, como así también promover reformas legislativas que tiendan a desalentar las conductas que en esta comisión se deberían investigar.

          Quiero destacar que esta Comisión, en el caso de advertir una eventual comisión de delito, debería formular la denuncia correspondiente ante la Justicia.

          En el informe elaborado por el Comité de Derechos Humanos de la ONU el año pasado se observó que esta Comisión no estaba siendo conformada.  Creo que nada es casual, señor presidente, porque esto tiene que ver con el retroceso en materia de derechos humanos que se inició en este país a partir del 10 de diciembre de 2015. Primero fue el presidente, llamándole “curro” a la política de derechos humanos y después sistemáticamente funcionarios de este gobierno fueron planteando y negando lo que la Justicia demostró que era real.

          Provengo de la provincia de Tucumán, donde se ha demostrado que sí hubo fosas comunes, que sí hubo centros clandestinos de detención y que sí hubo compañeros desaparecidos, torturados y asesinados, pero eso es lo que este gobierno quiere negar.

          Tampoco es casual esta amnistía encubierta que lleva adelante la nueva Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde se beneficia a través de esa nueva mayoría automática a los condenados por delitos de lesa humanidad en esa antojadiza interpretación de la ley “2 x 1”.

          Señor presidente: durante años los sobrevivientes y los organismos de derechos humanos –a quienes agradezco que hoy estén acompañándonos en esta sesión- han recogido testimonios -que llaman poderosamente la atención- relacionados con la participación cómplice de civiles durante la última dictadura militar.

          No por casualidad se demostró que en la Argentina en las empresas Ford y Mercedes Benz se secuestraba y torturaba a los trabajadores.  También en Salta hay un caso de un empresario de apellido Levín que fue condenado por instigar la persecución, la detención arbitraria y la tortura de un representante gremial.

          ¿Para qué hablar de Blaquier y su relación con “El apagón de Ledesma”? Este es el hecho más emblemático sucedido en el norte de nuestro país –justamente en la región de donde yo vengo-, aunque algunos todavía se resisten a aceptarlo. Este episodio fue servil a los intereses de la dictadura cívico-militar tendiente a desaparecer compañeros que reclamaban mejoras laborales y salariales.

          También, porque soy del NOA, específicamente de la provincia de Tucumán, quiero reivindicar a los compañeros desaparecidos, torturados y asesinados de la FOTIA –Federación Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar‑, que también padecieron la dictadura.

          ¿Por qué doy estos ejemplos? Porque son claras muestras de cómo determinados sectores económicos de este país se vieron beneficiados por la dictadura. Algunos de esos funcionarios, por ejemplo, pertenecientes a la familia del ex ministro de Economía Prat Gay, se vieron beneficiados para evitar el cierre de sus ingenios y después, gracias al Fondo Patriótico Azucarero administrado por Bussi –nadie sabe dónde fue a parar ese dinero-, esos militares se beneficiaron, que fueron los sicarios, al igual que algunos empresarios que mejoraron sus condiciones de negociación.

          Para terminar, quiero resaltar la posición de este gobierno: se cayó la querella de parte del gobierno nacional en relación con Papel Prensa y el Estado no hizo nada. Además, se retiró como querellante en el caso Saguier.

          Creo que esto tiene que ver con la posición que tiene este gobierno pero debe reevaluarla porque todos los argentinos nos tenemos que sentir orgullosos de los avances logrados en materia de derechos humanos entre 2003 y 2015.

          Por eso exijo que se conforme esta Comisión. En este sentido, la diputada Mayra Mendoza ha presentado un proyecto cuyo número de expediente es el 2.329-D.-2017. Creo que para construir un país como el que nos merecemos -no tan solo los que fuimos víctimas de la última dictadura militar, sino la sociedad en general- se debe trabajar verdaderamente sobre la memoria, la verdad y la justicia, con condenas que se efectivicen. Solamente así podremos contribuir a la memoria colectiva para que estos hechos no vuelvan a suceder nunca más en nuestro país. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

- 9 -      

CUESTIÓN DE PRIVILEGIO

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Tailhade.- Señor presidente: desde nuestro bloque venimos a insistir nuevamente en una cuestión de privilegio contra el diputado Pablo Tonelli, teniendo en cuenta el lugar ilegítimo que ocupa en el Consejo de la Magistratura.

          Hace pocos días una nota periodística daba cuenta de que el diputado Tonelli estaba cansado y aburrido de este tipo de cuestionamientos que hacemos. Lamentablemente, tendrá que seguir escuchándonos hasta que la política o la Justicia resuelvan esta situación absolutamente irregular.

          Insistimos en que el señor diputado Tonelli ocupa de manera ilegítima el lugar de consejero de la Magistratura de la Nación. Esa banca corresponde al Frente para la Victoria –bloque al que represento‑ por un mandato que termina en diciembre de 2018.

          El doctor Tonelli ingresó al Consejo por la ventana, a partir de la conformación de una mayoría absolutamente circunstancial fruto de un agrupamiento construido exclusivamente para ese fin y que hoy no subsiste. Se trata de una mayoría que burló de manera grosera la ley permitiendo la usurpación de una banca que sin duda era de pertenencia del bloque del Frente para la Victoria.

          En consecuencia, la representación que asumió el señor diputado Tonelli está totalmente viciada. Y desde ese lugar ha motorizado una serie de iniciativas en el Consejo de la Magistratura que creo guardan una gravedad institucional que no puede ser pasada por alto en esta Cámara.

          Voy a dar dos ejemplos recientes de ello. En primer lugar, el Consejo intentó designar como juez titular del Juzgado Federal N° 1 de La Plata, con competencia criminal y electoral, al doctor Juan Manuel Culotta que es juez federal de Tres de Febrero. Por otro lado, hace pocos días se votó en el Consejo de la Magistratura –con el voto del doctor Tonelli‑ la designación –o intento de designación‑ del doctor Carlos Mahiques como juez de la Cámara Federal de Casación Penal. Se trata de dos procedimientos absolutamente ilegales.

          Recuerdo a los señores diputados que esta Cámara ha planteado estas dos cuestiones para discutir la constitucionalidad de este tipo de procedimientos. Pero hasta el momento, la Comisión de Asuntos Constitucionales, que preside el propio diputado Tonelli, no ha permitido que  las cuestiones de privilegio planteadas a lo largo del año pasado y durante este año sean consideradas.

          También debo recordar a la Cámara que su designación, aunque ilegal, tenía como mínimo la pretensión de que el doctor Tonelli cumpliera con la Constitución Nacional, las leyes, reglamentos y demás normas que regulan el nombramiento de jueces. Fundamentalmente, debía dar lugar a los concursos públicos, que son el único camino por el cual puede ser elegido un juez. En los casos que he mencionado ‑del Juzgado Federal N°1 de La Plata y de la Cámara Federal de Casación Penal‑ se han burlado estos procedimientos porque se quiere designar a los jueces en contra de lo que estable la Constitución Nacional.

          Finalmente, la semana pasada el representante ilegítimo de esta Cámara ante el Consejo de la Magistratura realizó dos manifestaciones absolutamente desafortunadas que nos dan la clara pauta sobre cuáles son los pensamientos del diputado que está representando de manera ilegítima a este estamento en el Consejo de la Magistratura.

          Por un lado, ha dicho...

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señor diputado, le solicito que vaya finalizando su exposición.

 

Sr. Tailhade.- Ya termino, señor presidente, me falta solo un renglón.

          El diputado Tonelli ha dicho que la doctora Gils Carbó debe ser echada de su cargo mediante decreto presidencial y que el fallo de la Corte del “2 x 1” es correcto.

          Por eso me parece que frente a estas situaciones  de tanta gravedad en el Consejo de la Magistratura y ante las manifestaciones de un consejero ilegítimo, como las que acabo de reseñar, se impone que la política y este Parlamento vuelvan a ubicar las cosas en su lugar y que se repare el agravio institucional que significó designar a Tonelli en el Consejo de la Magistratura burlando normas, pero fundamentalmente burlando la voluntad popular. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).-  La cuestión pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

 

- 10 -   

cuestión de privilegio

Sr. Presidente (Monzó).- Para una cuestión de privilegio tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

 

Sr. Díaz Roig.- Señor presidente: lamentablemente debo volver a plantear una cuestión de privilegio, que está legitimada en el hecho de que la ANSES vuelve a violar una ley dictada por este Congreso. Por ello se afecta no solo mi decoro como diputado sino también el de toda esta Cámara.

          Creo que existe una confusión que no quisiera que se dirima en la Justicia. El director ejecutivo de la ANSES no tiene facultades discrecionales; tiene facultades regladas. Él no puede pagar a los jubilados ni más ni menos que lo que marca la ley. ¿A qué me refiero? Voy a ser breve en honor a las Madres, cuya lucha obviamente comparto desde hace muchos años. Mediante la resolución 76-E/2017 vuelven a dictar un decreto para efectuar un procedimiento abreviado –así lo llaman‑, modificando la resolución anterior, que es la 305. Allí se establece que van a pagar a determinados jubilados no sabemos qué suma ni en qué concepto. Tampoco queda claro si a los seis meses –si no terminan el trámite judicial‑ les van a descontar de nuevo o cómo va a quedar esa deuda.

          Desde hace tiempo vengo diciendo que están orillando casi en la malversación de fondos. La ley –aclaro que yo voté en contra‑ los autorizó a realizar un procedimiento que incluye una presencia de la Justicia que homologa un acuerdo. No pueden pagarle a nadie si no tienen ese acuerdo. Pero si quieren modificar esto, ¿por qué no envían a este Parlamento un proyecto para modificar la Ley de Reparación Histórica y que quede claro a quiénes y cuánto se les va a pagar?

          Por lo tanto, tal como lo como señalé en la última sesión, considero que se está pagando mal la fórmula de movilidad jubilatoria, porque se bajó del 14 al 12,6 por ciento, y ahora dicen que van a subirlo al 12,9 por ciento, y esa ley ordena pagar por el INDEC y no por el RIPTE. Entonces, así como creo que se está pagando mal la reparación histórica, también considero que hay muchas irregularidades en el FGS.

          En honor a la presencia de las Madres, voy a cortar acá mi intervención para ampliarla más adelante.

          Muy preocupado, pido al presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales que haga saber al director ejecutivo de la ANSES que no tiene facultades discrecionales, que no puede modificar la ley por una resolución y que tiene que cumplir la ley. Y la Ley de Reparación Histórica lo obliga a no pagar hasta tanto la homologación judicial no tenga el acuerdo de los jubilados. No puede pagar ni más ni menos. Si cuenta con el acuerdo de los jubilados y la homologación judicial, tiene que pagar eso, y debe cumplir las sentencias firmes. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

 

- 11 -   

cuestión DE PRIVILEGIO

Sr. Presidente (Monzó).- Para una cuestión de privilegio tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Raffo.- Señor presidente: soy reacio a este tipo de cuestiones pero las circunstancias planteadas me obligan a hacerlo.

          Creo que he faltado el respeto a los privilegios de esta Cámara al firmar un proyecto descabellado de sesión para tratar proyectos descabellados de Corte fascistoide. Fui inducido al engaño, señores diputados. Por eso me disculpo.

          El señor diputado Olmedo me presentó un pedido de sesión extraordinaria para tratar unos proyectos –según me dijo‑ de la señora diputada Donda, de la señora diputada Camaño, otros de mi autoría y también iniciativas de otros señores diputados. Me preguntó si a mí me parecía que debían tratarse o no los proyectos, y a nosotros nos pagan un salario para tratar proyectos. Todos sabemos que a veces nos pedimos firmas para proyectos en medio de una sesión y tenemos confianza los unos en los otros. Pero defraudando esa confianza, no me advirtió que incluía iniciativas de contenido fascista, y si al decir esto considera que estoy agraviando sus privilegios, como lo consideró del diputado Pitrola, que amplíe la cuestión de privilegio contra mí también porque lo digo expresamente: proyectos para castrar personas o para matar gente son de contenido fascista.

          Permítame decir, señor presidente, que esto se produce además en el desgraciado tiempo en que salió este infame fallo de la Corte que brinda el “2 x 1” a los genocidas.

          La mayor honra política que considero tener en este país es haber sido en esta Cámara asesor del diputado Augusto Conte, el diputado de los derechos humanos, quien me llevó a contribuir al CELS, lugar al que fui a trabajar y del que nunca me he desvinculado.

          Por eso, todo lo que tiene que ver con proyectos fascistas o beneficios a genocidas me encontrará dando una tremenda pelea en su contra. Así fue que, desde la esfera donde me encontraba, di la pelea cuando se nombró a un genocida como jefe del Ejército o cuando, para mi dolor, vi que se comparaban personas desaparecidas con goles que no se veían por televisión, lo que me pareció un agravio a la lucha por los desaparecidos.

          Por eso es que planteé esta cuestión de privilegio, señor presidente, y le pido que por los mecanismos reglamentarios pertinentes considere retirada mi firma de ese pedido de sesión especial, y al mismo tiempo, se entienda que estoy repudiando, como todos los argentinos bien nacidos, este fallo dictado por la Corte sobre el “2 x 1”. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

- 12 -   

CUESTION DE PRIVILEGIO

 

Sr. Presidente (Monzó).- Para una cuestión de privilegio tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Volnovich.- Señor presidente: hace unas pocas horas tuvimos aquí una Asamblea Legislativa en la que se hizo presente el presidente de Italia, y vimos con mucha alegría la decisión que usted ha tomado en el sentido de que los palcos estén nuevamente llenos y que, siendo esta la casa del pueblo, se permita a los ciudadanos argentinos o italianos presenciar la sesión. Nos dio mucha alegría ver todos los palcos llenos.

          Ahora bien, nuestra preocupación es que los representantes de los organismos que hoy nos han venido a acompañar se encuentran parados, medio atiborrados, y por eso solicito a la Presidencia que para las próximas sesiones habilite los palcos para que los ciudadanos puedan presenciarlas. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- La cuestión planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

- 13 -   

proposiciÓN

Sr. Presidente (Monzó).- Con el fin de agilizar el desarrollo de la presente sesión, esta Presidencia propone la consideración conjunta de los dictámenes de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto, y de Presupuesto y Hacienda y otras, recaídos en proyectos provenientes del Honorable Senado y del Poder Ejecutivo sobre diversos tratados, convenios y resoluciones contenidos en los Órdenes del Día números 895, 896, 903, 906, 907, 910, 1282 y 1292, para luego proceder a la votación en general y en particular de cada uno en un solo acto.

          Si hay asentimiento, se procederá en la forma indicada.

-Asentimiento.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se obrará en consecuencia.

 

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consideración conjunta de diversos tratados, convenios y resoluciones contenidos en los Órdenes del Día N° 895, 896, 903, 906, 907, 910, 1282 y 1292

Sr. Presidente (Monzó).- Corresponde considerar el dictamen de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ‑Orden del Día N° 895‑ recaído en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se aprueba la Resolución 186/XXXVIII denominada “Décima reposición de los recursos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola –FIDA-, adoptada el día 16 de febrero de 2015 (expediente 28-P.E.-2016); el dictamen de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ‑Orden del Día N° 896‑ recaído en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se aprueba el Convenio de Suscripción de Acciones de Capital Ordinario serie (B) firmado entre la República Argentina y la Corporación Andina de Fomento -CAF-, firmado el día 15 de marzo de 2016 en la ciudad de Panamá, República de Panamá (expediente 33-P.E.-2016); el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Transportes ‑Orden del Día N° 903‑ recaído en el proyecto venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba el Convenio Relativo a Garantías Internacionales sobre Elementos de Equipo Móvil, suscrito en Ciudad del Cabo, República de Sudáfrica, el día 16 de noviembre de 2001, y el Protocolo sobre Cuestiones Específicas de los Elementos de Equipo Aeronáutico, del Convenio Relativo a Garantías Internacionales sobre Elementos de Equipo Móvil, suscrito en Ciudad del Cabo, República de Sudáfrica, el día 16 de noviembre de 2001 (expediente 121-S.-2015); el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Educación ‑Orden del Día N° 906‑ recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba el Acuerdo por canje de notas para suprimir el tercer párrafo del artículo 4° del Protocolo Adicional al Convenio de Cooperación Educativa entre la República Argentina y la República de Cuba, del 25 de noviembre de 1998, relativo al Reconocimiento Mutuo de Certificados, Títulos y Grados Académicos de Educación Superior, celebrado el 22 de junio de 2007, suscrito en la ciudad de La Habana, República de Cuba, el 15 de agosto de 2014 (expediente 122-S.-2015); el dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto –Orden del Día N° 907- recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba la adhesión a la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas A/Res/64/13, del día 10 de noviembre de 2009, sobre la declaración del día 18 de julio de cada año como Día Internacional de Nelson Mandela (expediente 54-S-2016); el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Presupuesto y Hacienda ‑Orden del Día N° 910‑ recaído en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se aprueba el aumento de los recursos de capital del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata ‑Fonplata- (expediente 29-P.E.-2016); el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de las Personas Mayores ‑Orden del Día N° 1.282‑ recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, adoptada por la Organización de los Estados Americanos durante la 45° Asamblea General de la OEA, el 15 de junio de 2015 (expediente 47-S.-2016), y el dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto ‑Orden del Día N° 1.292‑ recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba el Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la República Árabe de Egipto, celebrado en la ciudad de San Juan, República Argentina, el 2 de agosto de 2010 (expediente 12-S.-2017).

 

 

AQUÍ ORDENES DEL DÍA N° 895, 896, 903, 906, 907, 910, 1.282 y 1.292

 

Sr. Presidente (Monzó).- En consideración en general.

          Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Carmona.- Señor presidente: en primer lugar, quiero destacar el hecho de que se estén tratando estos expedientes, los cuales han pasado por distintas comisiones, especialmente por la de Relaciones Exteriores y Culto, donde hemos acordado su aprobación.

          Tenemos la satisfacción de que varios de estos expedientes han sido tramitados en parte por la gestión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner –de la cual formamos parte-, y consideramos que hay temas muy importantes.

 

Entre otros puedo destacar el acuerdo con Egipto –que de algún modo vino a equilibrar otro acuerdo de libre comercio con Israel-, cuya ratificación por parte del Congreso se postergó por razones políticas internas de aquel país, y el convenio internacional que regula cuestiones vinculadas con los adultos mayores, al que luego se va a referir una compañera que participó activamente en su elaboración desde la función Ejecutiva que le tocó desempeñar en la gestión anterior.

          En el mismo clima de valoración debo hacer un pedido muy especial sobre algo que para nosotros es muy importante. Entendemos que es fundamental que el Poder Ejecutivo nacional remita al Congreso los acuerdos que está celebrando con distintos estados. Esto es algo que venimos solicitando desde hace tiempo mediante diversos proyectos que se fueron presentando, algunos de los cuales ya fueron tratados en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto.

          Particularmente me refiero a cuestiones que desde nuestro punto de vista merecen ser consideradas como si fuesen tratados o acuerdos internacionales que requieren de la ratificación de este Congreso. En esta situación se encuentra el denominado “comunicado conjunto” del 13 de septiembre del año pasado entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y la República Argentina, y en el mismo sentido nos hemos manifestado sobre el acuerdo celebrado entre ambos países para la identificación de los 123 soldados argentinos que se encuentran sepultados en el cementerio de Darwin.

          Todos esos acuerdos fueron suscriptos y están en curso de ejecución, pero no han sido tratados por el Congreso Nacional.

          Lo mismo debo decir sobre los numerosos acuerdos que se han celebrado con Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y hasta el propio TIFA, que es el tratado de comercio e inversiones entre la Argentina y Estados Unidos firmado el año pasado en oportunidad de la visita a nuestro país del ex presidente Obama.

          Respecto de ese último cabe señalar que se trata de un acuerdo marco para la relación comercial y de inversiones entre la Argentina y Estados Unidos, que entre otras cosas establece que entra en vigencia desde el momento de la firma.

 

- Varios señores diputados hablan a la vez.

Sr. Presidente (Monzó).- La Presidencia solicita a los señores diputados que guarden silencio.

          Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Carmona.- Señor presidente: como decía, ese acuerdo, que establece el marco para la relación comercial y de inversiones entre la Argentina y Estados Unidos, indica que entra en vigencia desde el momento de su firma, ignorando totalmente las atribuciones de la Cámara de Diputados de la Nación y del Senado de la Nación, en definitiva, del Congreso de la Nación Argentina.

          Este planteo lo hacemos en el mismo clima de concordia y de aporte constructivo con el que trabajamos en el ámbito de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto que preside la señora diputada Carrió. Simplemente pedimos que en estos temas se le dé al Parlamento argentino la intervención que le corresponde por disposición constitucional.

          Desde que inició su gestión el presidente Macri, el Poder Ejecutivo no nos ha remitido ninguno de esos acuerdos. Entonces, como este gobierno lleva casi un año y medio en el poder, entendemos que los hechos que acabo de detallar denotan, como mínimo, cierto descuido institucional.

          Del mismo modo nos enteramos por la prensa que se están renegociando algunos acuerdos, por ejemplo con la República Popular China. En este sentido, si bien dentro de las facultades del Poder Ejecutivo está la de renegociar los acuerdos, queremos que este Congreso sea parte de esas discusiones, dado que en 2015 el Parlamento ratificó los acuerdos con China.

 

          Por último, también tenemos una situación sobre la que venimos insistiendo en las comisiones de Economía, de Presupuesto y Hacienda, de Finanzas y de Relaciones Exteriores y Culto. Concretamente, queremos que la negociación entre el Mercosur y la Unión Europea, a la que hoy por la mañana hizo referencia el señor presidente de la República Italiana, no se haga a espaldas del pueblo argentino y del Congreso Nacional. Creemos que es fundamental que este Parlamento sea parte de ese proceso de negociación para garantizar condiciones a favor de los intereses nacionales, a fin de que esto constituya una política de Estado. En este sentido, consideramos que hay un marco favorable para que se pueda evitar el secretismo en el que hoy están inmersas las negociaciones.

          Nosotros no solicitamos todas estas condiciones con una actitud de desaire opositor. Por el contrario, son pedidos que efectuamos en función de hacer valer las competencias que corresponden a esta Honorable Cámara en materia de política exterior. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Garré.- Señor presidente…

 

Sra. Carrió.- ¿Me permite una interrupción, señora diputada, con la venia de la Presidencia?

 

Sra. Garré.- Sí, señora diputada.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Para una interrupción, tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Carrió.- Señor presidente: el señor diputado Carmona solicitó la citación de la señora canciller, quien ya ha sido convocada. Se pidió que todo sea por escrito y que nos manden de esa misma forma todos los acuerdos, a fin de que no haya solamente conversaciones. De esta forma, se procura que el Congreso Nacional tenga todo por escrito. En consecuencia, esta cuestión ha sido saldada en la reunión anterior.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Garré.- Señor presidente: finalmente, luego de un proceso largo y difícil, esta Honorable Cámara está considerando un proyecto por el que se aprueba la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.

          En este momento hay en el continente 106 millones de personas de más de sesenta años de edad. Las estimaciones dicen que para 2050 habrá 310 millones de personas de esa edad en América Latina y el Caribe.

          De manera tal que estamos frente a un proceso influenciado por el ritmo de crecimiento de la población mundial y el aumento de la expectativa de vida. Dicho proceso nos plantea la necesidad de contemplar cómo estos millones de personas pueden tener un papel activo y pleno en la sociedad, siendo ciudadanos de primera y no de segunda, como ocurre hasta ahora fundamentalmente en algunos países, en virtud de que no se reconocen sus derechos y se las discrimina permanentemente.

          Estamos ante un desafío en el sentido de permitir un proceso que las transforme en ciudadanos plenos y que además genere las estructuras necesarias para absorber a estos ciudadanos en nuevos roles y misiones. Si bien se trata de un desafío bravo, la aprobación de esta convención, que demandó cuatro años en la Organización de Estados Americanos, constituye un primer paso muy importante.

          La Argentina tiene un reconocido liderazgo en materia de derechos humanos en el mundo y, por supuesto, en el seno de la Organización de Estados Americanos. Por eso, la iniciativa que nuestro país generó en 2011, presentando el primer proyecto referido a la convención sobre adultos mayores, fue muy bien acogida. Esa fue una iniciativa de la Presidencia de la Nación –en ese momento la primera mandataria era la doctora Cristina Fernández de Kirchner‑, canalizada a través del Ministerio de Desarrollo Social. En este sentido, se instruyó a la Cancillería para que la promoviera y liderara en el seno de la Organización de Estados Americanos.

          No fue una tarea fácil. La funcionaria que trabajó intensamente sobre este tema en la Argentina fue Mónica Roqué, quien me parece que se encuentra presente en este recinto. Quiero mencionarla especialmente por la fuerza, el coraje y el empuje que puso en esta cuestión y que evidenció en la Organización de Estados Americanos, donde trató de convencer a algunos países que tenían una actitud reacia frente a este tema, básicamente

Estados Unidos y Canadá, que sostenían que los derechos de los adultos mayores ya se encontraban enmarcados en una multiplicidad de instrumentos internacionales, por lo que no era necesario el desarrollo de un instrumento específico.

          Esta negativa se insertaba además en la posición tradicional de estos países respecto a los derechos económicos, sociales y culturales.

          Uno de los temas más controvertidos fue el de la edad, la definición de adultos mayores. Había diferencias entre los marcos normativos internacionales, que establecían distintas edades, y finalmente se acordó en sesenta años, para garantizar así un estándar mínimo en la región.

          Otros temas relevantes fueron los derechos económicos, sociales y culturales que mencionaba recién, por la naturaleza de la vigencia progresiva de éstos, y también los sistemas previsionales, tema que tuvo enorme discrepancia porque en varios países querían recortar al máximo la responsabilidad del Estado.

          Por último, se trató el mecanismo de seguimiento de la Convención, que también fue muy trabajoso aprobar. Cuando finalmente se aprobó esta Convención en la Asamblea General de la OEA de junio de 2015, se empezó a recolectar las firmas y cinco países no firmaron, se opusieron, faltando aún la definición de los restantes.

          Al haber ratificado recientemente Costa Rica el convenio, siendo que Uruguay fue el primero en hacerlo, entró en vigencia, con dos ratificaciones. La nuestra sería la tercera ratificación. Este instrumento vinculante que crea un comité de seguimiento necesita diez ratificaciones para que éste pueda ejercer plenamente sus funciones, controlando el cumplimiento de todos los artículos de la Convención.

          En este tiempo de vigencia, el comité de seguimiento que funciona ‑aunque no con facultades plenas‑ ha logrado desarrollar tres eventos internacionales importantes, dos en Chile y uno en Buenos Aires. Incluso, en Buenos Aires se concretó una alianza estratégica con el PAMI porque se entendió que había un desarrollo muy importante de derechos para los jubilados argentinos, y se quería tomar esa experiencia.

          Otra alianza estratégica es con la CEPAL, que está volcada intensamente a defender estos logros, estos objetivos que persigue la Convención.

           Por eso hoy es un día importante porque hay un sector de la sociedad que no tenía una Convención Interamericana que los protegiera. Nosotros, los peronistas, somos pioneros en este tema porque ya en el siglo pasado, siglo XX, a nivel constitucional reconocíamos los derechos de la ancianidad, de la niñez, y por supuesto los derechos de los trabajadores, como siempre los sectores más vulnerables de la sociedad.

          Así que al presentar esto en la OEA, en realidad no hemos hecho más que seguir una trayectoria de mucha convicción en relación con la adquisición de derechos. Entonces, hoy debemos celebrar que a nivel internacional hemos dado un paso más y hemos hecho justicia en relación con los derechos merecidos de los adultos mayores. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la provincia de Buenos Aires.

 

Sra. Tundis.- Señor presidente: cuando uno habla de los derechos humanos para las personas mayores piensa en qué derechos les damos. Esta Convención se aprobó precisamente el mismo día de concientización mundial sobre la violencia hacia las personas mayores; fue el 15 de junio de 2015.

 Es cierto que la Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Costa Rica y República Dominicana firmaron este acuerdo.

          En realidad, este acuerdo marco es el único instrumento jurídico que se tiene para cumplir con la protección y la inclusión de las personas mayores dentro de la sociedad. Aquí se establece que se debe resguardar el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación, a la cultura y al deporte y a no sufrir situaciones apremiantes, económicas, sociales ni físicas. Es decir, se tiene en cuenta la protección integral de la persona para que no sufra violencia interna o externa porque la violencia también puede provenir de la familia.

          Muchas veces pienso que todos estos ítems de los cuales se habla, los derechos de las personas mayores incluidos en la convención ‑que es el marco jurídico específico para defenderlos-, ya están en la Constitución Nacional. Es cierto que no está de más ratificarla y de hecho acompañé esta cuestión porque estoy convencida de que debemos defender los derechos de las personas mayores.

          Vamos hacia un mundo envejecido. Muchos países de Europa hoy están trabajando sobre programas que precisamente tienen que ver con la inclusión y la participación de las personas mayores debido a que en esta sociedad habrá más personas adultas que jóvenes.

          A veces me pregunto qué programas específicos está trabajando nuestro país, más allá de la ratificación de esta convención, cuando hace asistencialismo. Siento que estamos aprobando y acompañando una convención que no estamos practicando.

          Dicen que la convención entra en vigencia a partir de su ratificación. Espero que hoy al confirmarla empecemos a responder por estos derechos de las personas mayores. Muchas veces nos preguntamos qué le damos a nuestros adultos mayores cuando hablamos de inclusión, protección, cuando declamamos el derecho a la salud, a la vivienda y a estar protegido socialmente. ¿Qué respuesta tenemos cuando no les alcanza el dinero y piden préstamos en las entidades bancarias para poder comprar alimentos? ¿Cuál es el respeto que les tenemos cuando deben esperar tres meses para acceder a la salud? ¿Cuál es el control que se realiza cuando los jubilados que viven fuera del cordón metropolitano tienen que pagar un plus a los médicos y nadie controla? ¿Cuál es el respeto que les tenemos cuando hace años que existe un bolsón social –viene del gobierno anterior y el actual no lo modificó- por 184 pesos con los que antes compraba 22 alimentos y hoy tan solo 11?

          Los centros de jubilados hacen actividades sociales y cada vez se incorporan más personas. Considero que esta convención es extraordinaria y estoy de acuerdo con que la ratifiquemos todos los años pero el compromiso debe ser real.

          Todos los diputados que estamos presentes en este recinto debemos ponernos una mano en el corazón y preguntarnos si vamos a hacer cumplir esta convención, que es maravillosa y que se refiere a los derechos de nuestros adultos mayores, en una sociedad envejecida cuando no estamos trabajando en programas de inclusión ni respetando el derecho a la vivienda.

          Hoy muchos jubilados alquilan y nosotros no contamos con programas de vivienda para nuestros adultos mayores. Nadie realiza viviendas para ellos y terminan internados en geriátricos.

          Para finalizar, quiero decir que me siento orgullosa de ratificar esta convención pero estaría mucho más orgullosa si pudiéramos cumplirla como realmente merece. (Aplausos.)  

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: me gustaría saber, dado que se están tratando los asuntos en forma conjunta, de cuántos minutos dispongo para hacer mi exposición porque quiero referirme a más de uno.

 

Sr. Presidente (Monzó).- La Presidencia apelará a su sentido común, señor diputado.

          Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: en primer lugar, ya que la Cámara considerará distintos proyectos contra la aplicación del llamado “2 x 1” por parte de la Corte Suprema de Justicia, creo que hay un doble discurso porque uno de los asuntos en tratamiento es la aprobación de un tratado de libre comercio con el gobierno dictatorial de Egipto, ejercido por el asesino Al Sisi.

          Hablamos de una dictadura que no solo tiene miles de jóvenes y de trabajadores en las cárceles, después de que en 2011 se levantaran contra ella –primero fue Túnez, después Egipto, más tarde Libia y por último Siria, donde la gente se levantó contra la dictadura fascista de Bashar al Asad‑, sino que además liberó a Mubarak, un dictador fascista y pro‑imperialista que respondía a las multinacionales de los Estados Unidos.

          Segundo, quien fomenta la firma de este tratado de libre comercio al servicio de grandes empresarios y de multinacionales con un régimen dictatorial, reivindicó el Tratado de Libre Comercio entre el Estado de Israel y el Mercosur, un Estado terrorista contra el pueblo palestino. Cuando se firmó el tratado, el gobierno israelí dijo claramente que era un salto cualitativo en las relaciones bilaterales; es decir, en las relaciones bilaterales del pueblo de la Nación Argentina contra un Estado terrorista como el de Israel. Contra las dictaduras se llevan adelante rupturas de las relaciones políticas y económicas; no tratados de libre comercio que, además, benefician a grandes empresarios.

          Por otro lado, en lo que se refiere a la aprobación de la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, el doble discurso lleva a que mientras se da el visto bueno a un documento de esta naturaleza, en la Argentina no se aplica el 82 por ciento móvil; no lo hizo el gobierno anterior y tampoco lo hace el actual.

          En Tierra del Fuego, hace más de un año, se arrasó con la caja de previsión social; lo mismo ocurrirá en Santa Cruz. A esto debemos agregar que el haber mínimo supera apenas los 6.000 pesos, cuando la canasta básica vale aproximadamente 14.000, que los afiliados al PAMI no reciben medicamentos esenciales y que los abuelos deben vivir en geriátricos miserables, en verdaderos depósitos, pagando entre 15.000 y 20.000 pesos. Muchas veces estos lugares se incendian y nuestros abuelos pierden la vida.

          En otras palabras, se propicia la aprobación de la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores cuando en nuestro país las personas mayores son vilipendiadas por los gobiernos de turno.

          Finalmente, otro de los proyectos en tratamiento se refiere a la realización de un aporte por parte de la República Argentina para erradicar la pobreza rural, fomentar la agricultura y mejorar los sistemas de producción de alimentos. Fíjense los señores diputados qué notorio: esto se firmó en junio de 1976, es decir, durante la dictadura, y la Argentina comenzó a formar parte del tratado en 1978. Desde la izquierda consideramos que todo acto efectuado bajo una dictadura es nulo de nulidad absoluta.

          Dado que el objetivo es erradicar la pobreza rural, fomentar la agricultura y demás, sería bueno preguntar a los autores de esta iniciativa cómo se alcanzará cuando en la Argentina hay terratenientes que se quedan con la mayor parte de la tierra.

          Las tierras están concentradas en muy pocas familias. Hay 17 millones de hectáreas sembradas en manos de extranjeros: Benetton, por ejemplo, cuenta con 844.200 hectáreas. Si el comercio exterior está dirigido por Cargill, Dreyfus, Vicentín, Bunge y tantos otros, me pregunto cómo se puede garantizar la seguridad alimentaria.

          Ya que hablamos de la población rural, permítaseme recordar que en Misiones, a los peones rurales de la yerba se les paga con tiques. O sea, no en moneda nacional sino con tiques.

De los cultivadores de la oliva en San Juan, hay un 70 por ciento en negro. Por las peras y manzanas de las que se habló el otro día durante el tratamiento de la ley de emergencia se paga a los productores entre 2 y 3 pesos el kilo, cuando acá se las vende a 40 o 50 pesos por kilo. Además ‑este es otro dato‑, la Argentina está entre los diez países del mundo que más ha deforestado en estos años, generando inundaciones y demás.

          Para comentarles brevemente qué se puede hacer para solucionar este grave problema, voy a leer el punto 10 del programa del Frente de Izquierda. Dice así: “Por la expropiación de la oligarquía terrateniente de los grandes pules de siembra, así como de los monopolios cerealeros, aceiteros y frigoríficos. Por la nacionalización de la tierra, comenzando por la expropiación de los 4.000 principales propietarios, repartiendo los derechos a los campesinos pobres, a los pueblos originarios y a los pequeños chacareros. Basta de trabajo en negro para los trabajadores rurales.”

          Creo que con esto doy una visión sobre algunos de los temas de los que pude hablar en tan pocos minutos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. López.- Señor presidente: simplemente quiero indicar cómo vamos a votar los distintos órdenes del día. Además, solicito autorización para insertar algunos discursos en el Diario de Sesiones con respecto a algunos de estos temas.

          En el caso de los órdenes del día 895, 896, 910 y 1.292, votaremos en forma negativa. Los órdenes del día 903 y 906 los votaremos afirmativamente. Y en el caso de los órdenes del día 907 y 1.282, nos abstendremos de votar.

          Señor presidente: como tengo entendido que las votaciones se harán en forma nominal y nosotros votaremos de distinto modo los distintos órdenes del día, le pido que nos indique qué debemos hacer a la hora de votar para que se entienda el sentido de cada uno de nuestros votos.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señor diputado: votaremos los órdenes del día por separado en general y en particular. De manera que en cada votación tendrá la oportunidad de dejar sentado su voto. Con respecto a la solicitud de autorización para insertar discursos en el Diario de Sesiones, al final de la sesión se darán por aprobadas todas las solicitudes, como es de ejercicio en esta Cámara.

          Solicito a los señores diputados que se identifiquen porque vamos a pasar a las votaciones nominales.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de la Comisión de Presupuesto y Hacienda recaído en el proyecto de ley contenido en el Orden del Día 895.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 198 señores diputados presentes, 191 han votado por la afirmativa y 6 por la negativa.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Han votado 191 señores diputados por la afirmativa y 6 por la negativa.

 

aquí VOTACIÓN NOMINAL

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Honorable Senado.

 

Sr. Gioja.- Señor presidente: mi voto es afirmativo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Quedará registrado en el Diario de Sesiones, señor diputado.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de la Comisión de Presupuesto y Hacienda recaído en el proyecto de ley contenido en el Orden del Día N° 896.

 

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 201 señores diputados presentes, 196 han votado por la afirmativa y 4 por la negativa.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Hubo 196 votos afirmativos, 4 negativos y no hubo abstenciones.

 

 

AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

 

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará el Honorable Senado.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Transportes recaído en el proyecto de ley venido en revisión, Orden del Día N° 903.

 

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 213 señores diputados presentes, 208 han votado por la afirmativa y 4 por la negativa.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Hubo 208 votos afirmativos, 4 negativos y no hubo abstenciones.

 

 

AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

 

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

 

Sra. Martínez Villada.- Mi voto fue afirmativo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se toma nota, señora diputada.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Educación recaído en el proyecto de ley venido en revisión, Orden del día N° 906.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 214 señores diputados presentes, 213 han votado por la afirmativa.

Sr. Secretario (Inchausti).- Se registran 213 votos afirmativos. No hubo votos negativos ni abstenciones.

 

aquí votación nominal

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto recaído en el proyecto de ley venido en revisión, Orden del Día N° 907.

- Se practica la votación.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 214 señores diputados presentes, 209 han votado por la afirmativa, registrándose además 4 abstenciones.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Votaron por la afirmativa 209 señores diputados, no hubo votos negativos y se registraron 4 abstenciones.

 

aquí votación nominal

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Presupuesto y Hacienda recaído en el proyecto de ley contenido en el Orden del Día N° 910.

          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Litza.- Señor presidente: quiero dejar constancia de mi voto afirmativo en la anterior votación.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Quedará así registrado, señora diputada.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 214 señores diputados presentes, 209 han votado por la afirmativa y 4 por la negativa.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Votaron por la afirmativa 209 señores diputados y por la negativa, 4. No hubo abstenciones.

 

aquí votación nominal

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Honorable Senado.

          Se va a votar nominalmente en general y en particular el dictamen de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de las Personas Mayores recaído en el proyecto de ley venido en revisión, Orden del Día N° 1.282.

 

Sra. Copes.- Señor presidente: quiero dejar constancia de mi voto por la afirmativa. Me levanté en el momento de la votación y parece que no quedó registrado.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Así se hará, señora diputada.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 213 señores diputados presentes, 208 han votado por la afirmativa, registrándose además 4 abstenciones.

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Se han registrado 208 votos por la afirmativa y 4 abstenciones. (Aplausos.)

 

aquí votación nominal

 

Sr. Presidente (Monzó).- Resulta afirmativa.

          Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.  

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

          Se va a votar el dictamen de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto -Orden del Día N° 1.292‑ recaído en el proyecto de ley venido en revisión del Honorable Senado por el que se aprueba el Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la República Árabe de Egipto. (Expediente 12-S.-2017).

          Tiene la palabra la señora diputada por San Luis.

 

Sra. Bianchi.- Señor presidente: el bloque al que represento solicita autorización para abstenerse de votar.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. Olmedo.- Señor presidente: pido autorización para abstenerme porque, desde mi punto de vista, creo que este proyecto afecta la economía regional de mi provincia, en particular en lo que hace a la aceituna.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se va a votar en general y en particular.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 213 señores diputados presentes, 194 han votado por la afirmativa y 12 por la negativa, registrándose además 6 abstenciones.

 

aquí votación nominal

 

Sr. Presidente (Monzó).- Resulta afirmativa.

          Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley.  

          Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

 

Sr. Lipovetzky.- Señor presidente: quiero indicar que he votado por la afirmativa, pero no se ha registrado mi voto.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: solicito que se voten las autorizaciones para insertar discursos, porque en mi bloque hay diputados interesados en dejar constancia de sus opiniones por escrito.

 

Sr. Presidente (Monzó).- La Presidencia acaba de aclarar este tema a raíz de una consulta del señor diputado López. En este sentido, antes de finalizar la sesión se procederá a votar las inserciones de los discursos en el Diario de Sesiones.

          Tiene la palabra la señora diputada por Entre Ríos.

 

Sra. Gaillard.- Señor presidente: quisiera que quede constancia de mi voto positivo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cabandié.- Señor presidente: en el mismo sentido, para que conste mi voto positivo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Quedará constancia, señores diputados.

 

- 15 -   

interpretación auténtica del artículo 7° de la ley 24.390

 

Sr. Presidente (Monzó).- Corresponde considerar en forma conjunta los proyectos obrantes en Secretaría relacionados con los plazos establecidos por el artículo 7° de la ley 24.390 para la aplicación de la prisión preventiva.

 

AQUÍ PROYECTOS SOBRE plazos establecidos por el artículo 7° de la ley 24.390 para la aplicación de la prisión preventiva

 

Sr. Presidente (Monzó).- En consideración en general.

          Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sr. Negri.- Señora diputada: antes de que comience su intervención, ¿me permite una interrupción, con el permiso de la Presidencia?

 

Sra. Donda Pérez.- Sí, señor diputado.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Para una interrupción, tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

 

Sr. Negri.- Señor presidente: solicito que el tratamiento de este tema se lleve adelante conforme al artículo 127, inciso 3), del Reglamento de la Honorable Cámara, es decir que el debate sea declarado libre.

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Si la Cámara está de acuerdo, así se procederá.

- Asentimiento.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Moreno.- Señor presidente: solicito que se dé lectura del artículo citado.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Esta Presidencia entiende que el cuerpo se ha expresado con claridad. Si leemos el artículo por Secretaría, estaremos perdiendo un tiempo bastante rico para el debate.

          No obstante, si el señor diputado así lo requiere, el artículo 127 –mociones de orden‑, sobre el que se basa la solicitud del señor diputado Negri, dice así: “Es moción de orden toda proposición que tenga alguno de los siguientes objetos:...” A su vez, el inciso 3), que es al que se refirió el señor diputado Negri, dice así: “Que se declare libre el debate.”

          Mientras la señora diputada Donde Pérez se prepara para su intervención, tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Carlotto.- Señor presidente: hemos estado...

 

Sr. Presidente (Monzó).- Disculpe, señor diputado, pero quisiera hacer una aclaración. Hemos establecido un tiempo estimado de diez minutos para que todos tengan posibilidad de expresarse respecto del tema en tratamiento.

          Continúe, señor diputado.

 

Sr. Carlotto.- Decía, señor presidente, que los distintos bloques hemos estado trabajando en la búsqueda de un texto acordado con respecto a lo que consideramos un fallo vergonzoso de la Corte Suprema de Justicia, en particular por el pronunciamiento que tuvieron los jueces Rosenkrantz, Rosatti y Highton de Nolasco.

          Lo cierto es que vemos este momento con enorme preocupación. La opinión de los organismos de derechos humanos y de las organizaciones políticas, sindicales y culturales de la República Argentina es de un profundo rechazo a este pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia.

          Nosotros no podemos dejar de ver este pronunciamiento, que va en contra de los que hace más de veinte años sostiene la Corte Suprema de Justicia en materia de crímenes de lesa humanidad y de violaciones graves a los derechos humanos, como parte de algo que está sucediendo en la Argentina desde el 10 de diciembre de 2015.

          Lo vemos en el contexto político que está viviendo la Argentina desde la asunción del actual Poder Ejecutivo nacional.

          Desde la renovación de la Corte Suprema en el año 2003, el proceso de recuperación de derechos y de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia como políticas de Estado han sido una constante y una construcción. Desde este Parlamento hemos acompañado cada una de las causas, a los querellantes, a los familiares, a los sobrevivientes y a cada uno de los testigos para conseguir que la Justicia argentina actuara con celeridad. Estamos hablando de los crímenes más aberrantes cometidos en la era contemporánea de nuestro país.

          A cada paso fuimos exigiendo el cumplimiento en tiempo y forma por parte de la Justicia para dar la satisfacción de que en la Argentina se sancionara a los responsables de estos crímenes, después de dieciocho años de imposibilidad de juzgamiento por la vigencia de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final.

          Parte de la exigencia consistió en que se los sancionara con cárcel efectiva y común. Cuando hablamos de cárcel efectiva nos estamos refiriendo también a que cumplan la totalidad de la pena.

          Hemos aceptado cada pronunciamiento de la Justicia que generaba algún tipo de absolución con respecto a la responsabilidad de estos crímenes. Lo que no podemos aceptar es que después de cuarenta años de lucha por la búsqueda de Justicia…

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Ruego a los señores diputados que guarden silencio o que se reúnan en la sala contigua a la Presidencia.

          Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Carlotto.- Decía que lo que no podemos aceptar es que después de cuarenta años de búsqueda de

justicia, esperando pacientemente que los tribunales ordinarios condenaran a los responsables de estos crímenes, de una manera totalmente amañada tres miembros de esta nueva conformación de la Corte Suprema de Justicia dicten un fallo que les posibilita el camino a la liberación. Es absolutamente inaceptable. Nos ofende desde todos los órdenes.

          De hecho, en el año 2015 votamos la ley 27.156 ‑soy firmante de aquel proyecto‑, que buscaba prever algunos de estos acontecimientos, planteando que no eran amnistiables, que eran imprescriptibles y que no podían ser condonadas las deudas de los responsables de participar en crímenes de lesa humanidad, de actos de genocidio y de graves violaciones a los derechos humanos.

          Hoy nos encontramos ante esta realidad, y debo decir que inmediatamente que conocimos este fallo presentamos un proyecto de declaración repudiando el pronunciamiento de la Corte. Fuimos a acompañar a los organismos de derechos humanos en la conferencia de prensa que llevaron adelante para solicitar que los tres poderes del Estado actúen en consecuencia frente a una nueva vuelta de tuerca que busca impunidad para los crímenes que sucedieron.

          A esto se suma la desafortunada convocatoria a la reconciliación de la Conferencia Episcopal Argentina. Sabemos que los términos que se han planteado en nuestro país a este respecto marcan un camino vinculado a la impunidad.

          Hemos expresado que la reconciliación requiere la sanción, el arrepentimiento, la confesión de los crímenes y que nos digan dónde está cada uno de los detenidos desaparecidos y dónde está cada uno de los pibes que las Abuelas y nosotros seguimos buscando inclaudicablemente todos los días.

          Entonces, hemos traído a consideración un proyecto que pueda buscar la unanimidad de la Cámara para que demos claras señales de que el artículo 7° de la ley 24.390, llamada del dos por uno, no es aplicable para crímenes de lesa humanidad, para actos de genocidio, para crímenes de guerra ni para ninguna de las acciones vinculadas con el derecho internacional de los derechos humanos.

          Esta cuestión la planteo desde distintos lugares. Quienes sufrimos las trágicas consecuencias de los crímenes que cometió la dictadura cívico-militar, padeciendo la persecución, la desaparición, la muerte o el robo de la identidad de nuestros familiares, debemos poner todos los esfuerzos para que el Congreso de la Nación emita hoy un pronunciamiento contundente, de modo que no exista aquí la posibilidad de que algún miembro de este Parlamento deje señales de que estos criminales puedan obtener impunidad.

          Reconocemos que, sobre la base del proyecto que hemos presentado y de los aportes que puedan hacerse, se está haciendo un esfuerzo para aprobar una iniciativa de consenso con los distintos bloques.

          En el día de hoy nosotros hemos presentado un proyecto que reúne el consenso de los organismos de derechos humanos y que tiende a impedir que criminales como Astiz, el Tigre Acosta, Etchecolatz, Von Wernich, Gallo y tantos otros, como el emblemático genocida Luciano Benjamín Menéndez, obtengan su libertad.

          Es muy importante que nosotros demos esta señal. Como dijeron los representantes de los organismos de derechos humanos en su conferencia de prensa, esto no lo hacemos solamente por aquellos que fueron víctimas, por aquellos que hoy no están, por los 30.000 detenidos desaparecidos, que dicho sea de paso, en este tiempo han tenido el tupé de cuestionar el número de compañeros caídos, y la verdad que eso es absolutamente inaceptable.

          Como decía, esto no lo hacemos por ellos; lo hacemos por nuestros hijos, por nuestros nietos y por el conjunto del pueblo argentino. Mal seríamos una sociedad plenamente democrática si nosotros aceptáramos tranquilamente este fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

          Desde la jurisprudencia, desde el pronunciamiento parlamentario y desde la mirada estrictamente política, nosotros tenemos que afirmarnos en que ni uno solo de los genocidas puede estar en la calle. Cada uno de los responsables de estos crímenes debe pagar hasta el último día de su condena en cárcel efectiva y común. Es allí donde está nuestro objetivo.

          Debemos estar a la altura de aprobar un proyecto que contemple la demanda del movimiento de derechos humanos. Hemos presentado este proyecto, así que esperamos y sostenemos los aportes que los distintos bloques puedan hacer para dar esa señal contundente que se dijo desde el juicio a las Juntas y que vamos a sostener hasta el último día de nuestras vidas, porque queremos que estos responsables rindan cuentas, pero también queremos algo que para nosotros es muy caro e importante: garantizar en la Argentina el definitivo “nunca más”. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Donda Pérez.- Señor presidente: muchas veces permanecemos aquí hasta altas horas de la noche debatiendo y sancionando leyes, algunas con un espíritu y otras con otro, pero me parece que lo que hoy estamos discutiendo tiene un solo espíritu. En realidad, tiene nombres, apellidos y caras, que hoy están presentes en este recinto. Digo esto porque acaba de ingresar a este recinto una mujer que para mí es muy especial por lo que representa; me refiero a Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. (Aplausos.)

          También están presentes las Madres de Plaza de Mayo con sus pañuelos. (Aplausos.)

          Les pido a todos los diputados que les rindamos homenaje con un minuto de aplausos.

 

- Puestos de pie los señores diputados y el público presente en las galerías, prorrumpen en un aplauso prolongado.

Sra. Donda Pérez.- Señor presidente: gracias a estas mujeres todos pudimos saber lo que pasó en nuestro país. Esto se lo debemos a estas mujeres, que durante la dictadura les pusieron el pecho a los militares, a los civiles cómplices, a los civiles activos y también a esa Iglesia que hizo silencio y fue cómplice de la dictadura militar.

          Con la democracia que vino de la mano de Alfonsín nuestra sociedad empezó a experimentar el renacimiento de la vida. Así comenzaron a desfilar por distintos ámbitos institucionales, y ante ese tribunal histórico en nuestro país, las víctimas a las que habían querido enterrar en vida. Gracias a ese juicio –conocido como el Juicio a las Juntas- la Argentina se hizo conocida y empezó a ser contemplada como un ejemplo por todo el mundo, porque nuestro pueblo estaba dispuesto a llevar adelante el proceso de Verdad, Justicia y Memoria.

          Las leyes de obediencia debida, de punto final y los indultos quisieron levantar un muro de impunidad y silencio ante los crímenes que había cometido la dictadura. Pero la sociedad dijo que no, y si en 2003 se reabrieron las causas para juzgar a los genocidas fue gracias a que desde la sanción de las leyes de obediencia debida y punto final y desde los indultos no hubo un solo día en el que este pueblo bajara los brazos en su reclamo por Justicia, Memoria y Verdad.

          Desde que se reabrieron los juicios muchos hemos planteado cuestiones que todavía no estaban resueltas. Una de ellas era la del tiempo transcurrido, es decir, el tiempo que se tomaba la Justicia para brindarnos el derecho de acceder a ella y conocer la verdad.

 

- Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, ingeniero José Luis Gioja.

 

Sra. Donda Pérez.- Hace una semana la Corte Suprema de Justicia de nuestro país emitió un fallo por mayoría. En este sentido, debo decir que hubo dos jueces –los doctores Lorenzetti y Maqueda- que fundamentaron sus votos de manera brillante, pero como consecuencia de los otros tres votos, creo que la Corte Suprema de nuestro país va a ser recordada en la historia por haber dictado uno de los fallos más vergonzantes y aberrantes, pero no de los últimos años de democracia, sino de toda la historia de la Corte.

          Este fallo va a ser recordado junto con el de aquella Corte que justificó el golpe militar a Yrigoyen con un fundamento vergonzoso.

          Hoy le toca a la política, al poder democrático por excelencia, a aquellos que somos elegidos desde distintos sectores de la política y representamos al pueblo, decirle a la sociedad argentina que no vamos a permitir que se quiera volver a levantar un muro de impunidad en nuestro país.

          Decía que este proyecto de ley tiene nombres y apellidos. Muchos de ustedes conocen mi historia y también la de algunos que están en este recinto. Me refiero, por ejemplo, a la historia del señor diputado Remo Carlotto y a la de un señor diputado con el que compartí el lugar, la mesa donde nacimos, que es Juan Cabandié. Hay muchas cosas que puedo no compartir con el señor diputado Cabandié, pero si hay algo muy importante que compartimos es el lugar donde nacimos.

          Muchos de nosotros vivimos el horror cada vez que cerramos los ojos un 24 de marzo, para recordar que en esa fecha empezó el proceso que nos arrebató la posibilidad de desarrollar nuestras vidas.

          El nombre y apellido que tiene este proyecto que estamos debatiendo es el de nuestras madres, padres, hermanos, amigos y compañeros, es decir, el de los 30.000 desaparecidos. Respecto de estos últimos, quiero decir que cada vez que alguien quiere discutir el número es lo mismo que si nos quisiera discutir el nombre. Me refiero al nombre de mi papá, al de mi mamá, al de la hermana del señor diputado Remo Carlotto.

          Por eso defendemos nuestras conquistas con uñas y dientes. El lugar donde hoy tenemos que hacerlo es aquí, generando consensos. Los representantes de cada uno de los bloques estamos generando un dictamen consensuado que le diga no solamente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino también a los tribunales inferiores, que acá no se va a perdonar a los genocidas ni se les va a conmutar la pena, lo que quedará prohibido por ley. ¡Acá queremos sancionar un proyecto de ley que diga en forma clara que los genocidas deben ser privados de su libertad y que defendemos las garantías para todos! (Aplausos.) 

          El nombre del proyecto de ley que estamos discutiendo hoy es “Justicia”, porque lo que estamos reclamando es justicia.

          En este sentido, vamos a hacer todos los esfuerzos necesarios para que mañana, quienes tenemos la responsabilidad de concurrir a la marcha que ha sido convocada y poner la cara, podamos decir que por unanimidad en la Cámara de Diputados de la Nación se le dijo que no a los genocidas.

          Además, desde esta Cámara y el Congreso de la Nación, sobre todo a esos tres jueces que están sentados en el Palacio de Justicia, les decimos: ¡señores jueces: nunca más! (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Gioja).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Tonelli.- Señor presidente: como queda en evidencia en esta sesión, el fallo que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó la semana pasada respecto del caso Muiña ha generado zozobra y preocupación social. Esto es así, fundamentalmente, por las posibles consecuencias futuras de dicho fallo, más allá del caso individual respecto del cual resolvió la Corte.

          El origen del problema –por lo menos, desde mi punto de vista‑ no está precisamente en el fallo de la Corte Suprema, sino en la ley 24.390, la llamada ley del dos por uno, que es la norma que la Corte aplicó en esa sentencia y que benefició mediante un cómputo de la pena actualizado a un condenado por un delito de lesa humanidad.

          La ley 24.390 fue sancionada en 1994 para responder al generalizado y justificado reclamo de una enorme población carcelaria que estaba detenida sin condena firme y sometida a proceso. Pero ésta fue una mala solución, porque lo que en definitiva dispuso la ley es que después de los dos años de prisión preventiva, cada día se computara doble.

          En realidad, lo que había que resolver era la duración de los procesos penales y no el modo de computar la pena de quienes sufrieran la prisión preventiva de manera excesiva. Es decir, la solución hubiera sido reformar los procedimientos penales para que los juicios terminaran en un tiempo razonable, que es de dos años, de acuerdo con la Convención Interamericana de Derechos Humanos.

          La solución debió haber sido actuar más bien sobre los jueces, para obligarlos a resolver las causas dentro de ese plazo razonable y no adoptar esta suerte de atajo que constituyó la ley del dos por uno, que tuvo negativos y nocivos efectos en su aplicación. Por eso fue razonablemente derogada unos pocos años después, en 2001. Pero el carácter de ley penal más benigna ha llevado a que en muchos casos la ley 24.390 tuviera una ultraactividad que llega hasta nuestros días, como lo demuestra la sentencia de la Corte Suprema a la que nos estamos refiriendo.

          La ley ya está derogada, pero, sin embargo, en algunos casos se sigue aplicando. Esto es consecuencia de los principios universales del derecho penal liberal, que en lo que a este punto se refiere están plasmados, más allá de estarlo en varios tratados internacionales, en el artículo 2° de nuestro Código Penal, que prescribe que siempre debe aplicarse la ley penal más benigna a la hora de sancionar y condenar conductas delictivas.

          De manera tal que no alcanzó con derogar la ley, porque la semana pasada la Corte Suprema la aplicó. Nos preocupa la consecuencia de la aplicación de esa ley, como también les preocupa al resto de los bloques de la Cámara, y así lo han expresado.

          Por ese motivo hemos querido buscar una solución a esa aplicación ultraactiva de la ley 24.390, que nos parece francamente inconveniente.

          Por ello en el día de la fecha, y con la anuencia de nuestro interbloque, he presentado un proyecto de ley que es exactamente igual al que originalmente presentó el senador Pinedo en el Senado. También han sido presentados otros proyectos de ley que buscan dar una solución a esta aplicación ultraactiva de la ley. Están los proyectos de los señores diputados Carlotto, que ya habló, Donda Pérez, Recalde y Lipovetzky.

          Como queda en evidencia, la derogación de la norma no alcanza como solución, porque en la medida en que siga siendo la ley penal más benigna será nuevamente aplicada por los tribunales. Creemos, en cambio, que la solución consiste en sancionar una norma que constituya una interpretación auténtica de la ley 24.390.

          Nos parece que no hay nadie más autorizado que el propio legislador que aprueba la ley, al cabo de un tiempo y a la luz de los resultados que se han producido, porque la norma tiene el carácter de interpretación auténtica para que los tribunales la sigan y la apliquen.

          Nuestro proyecto apunta a que la ley 24.390 deba interpretarse de manera tal que solo pueda beneficiar a quienes padecieron prisión preventiva en el lapso de vigencia, es decir, durante 1994 y 2001. Pero quienes hayan padecido prisión preventiva antes o después de la vigencia de la ley, como es precisamente el caso de Muiño ‑el que acaba de resolver la Corte Suprema-, no deberían verse beneficiados por la aplicación de ese cómputo del dos por uno previsto en el artículo 7° de la ley 24.390.

          Este es el sentido de nuestro proyecto, que además tiene la particularidad ‑o la virtud desde nuestro punto de vista- de que no solo comprende el caso de los delitos que más preocupación generan, que son los de genocidio, lesa humanidad o violaciones a los derechos humanos, sino que comprende y alcanza a todos los delitos.

          De manera tal que nos parece que, además de ser una solución eficiente una correcta y razonable interpretación del artículo 7° de la ley 24.390, cumple con el ineludible requisito de respetar la igualdad ante la ley consagrada en el artículo 16 de nuestra Constitución Nacional.

          Esta es nuestra propuesta, la hemos discutido con los representantes de otros bloques y con los autores de otros proyectos y creo que puedo anticipar que afortunadamente hemos llegado a un acuerdo, a un texto de consenso, por lo cual a nuestra idea se le agrega algún otro artículo que estaba previsto en los proyectos de los diputados Carlotto y Donda Pérez. De este modo la iniciativa cuenta con el auspicio y el consenso necesario para que hoy la aprobemos.

          Posiblemente nos hubiera gustado más aprobar nuestro propio proyecto, sin el agregado del artículo 1° que hemos consensuado, pero esto ha sido producto de la necesidad de encontrar una fórmula común que nos permita hoy mismo responder a la urgencia con que la sociedad nos reclama una definición.

          No quiero terminar mi exposición sin dejar de señalar que se ha hablado mucho del fallo de la Corte que, al menos en mi interpretación personal y no quiero con esto comprometer al interbloque, no es arbitrario ni disparatado. Se trata de un fallo que resume una cuestión muy difícil, que presenta aristas muy complicadas, que plantea problemas de interpretación muy difíciles, que son clásicos en el derecho. En este sentido debo decir que a mí, personalmente, me parece que el voto de la mayoría es razonable y ajustado a esos principios clásicos del derecho, pero que esto no impide que el resultado del fallo no nos satisfaga.

          Es decir, el hecho de que personas que han cometido los crímenes más aberrantes se vean beneficiadas con un cómputo que les reduce la condena, no nos parece bien, no nos gusta y no nos satisface. Desde nuestro punto de vista, el problema no está en el fallo de la Corte, sino en la ley 24.390; la Corte no tuvo más remedio que aplicarla.

          En definitiva, creo que por suerte hemos llegado a una fórmula de consenso, que el proyecto es satisfactorio y va a permitir resolver de aquí en más el problema que a todos nos preocupa y que ha generado este debate.

          Pienso que debemos celebrar el consenso y sentirnos satisfechos por haber podido dejar las diferencias a un lado para acordar en un tema tan delicado y trascendente para la inmensa mayoría de los argentinos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Gioja).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: felicito a todos los bloques no solo por los consensos, sino también por los disensos. No sé si empezar por estos últimos, dado que son lo menos simpático, y decir que no estoy de acuerdo con los argumentos del señor diputado preopinante en relación con el contenido del fallo. (Aplausos.)

          Creo que constituye una regresión inaudita para nuestra patria. Si en algo nos insertamos en el mundo fue en materia de defensa de los derechos humanos. El doctor Alfonsín fue consecuente a partir del juicio a las Juntas, y también lo fueron nuestros tres gobiernos. El perdón a genocidas, violadores, apropiadores y vendedores de chicos, mutiladores, extorsionadores y torturadores no es algo que podamos considerar grato. Por eso considero que este fallo es una regresión.

          Quiero explicar por qué disiento con esta decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Si observamos la relación de los hechos, advertiremos que el fallo no tiene sentido alguno. No había necesidad de dictarlo porque los hechos no están encuadrados en la tipificación que de las dos leyes –sobre todo la del llamado dos por uno‑ hacen tres ministros de la Corte. Para nada están encuadrados, y lo que demuestra esta decisión es la intencionalidad política de querer dar marcha atrás en la lucha por los derechos humanos. (Aplausos.)

          Este objetivo se puso adelante, depreciándose lo que debe hacer un juez: dictar sentencia en un caso concreto. No lo hicieron; dictaron sentencia no para un caso concreto, sino para establecer una doctrina que esta vez, sí, sin duda alguna tendrá un punto final: el que dé la soberanía popular en este Congreso interpretando las leyes vigentes y enseñando a quienes opinaron distinto cuál fue la voluntad del legislador en el momento de sancionarlas.

          Esa voluntad, que es expresa, será ratificada a partir del texto que estamos consensuando. Solo falta redactar algunos puntos; por eso anticipo que, cuando culmine este debate, solicitaremos que la Honorable Cámara pase a un cuarto intermedio en las bancas de diez minutos para terminar de retocar un texto que congregará las opiniones de todos.

          Aplaudimos este consenso porque entendemos que la sociedad no merece que ocurran estas cosas. Es buena la respuesta del Congreso Nacional, a través de la Cámara de Diputados, de fijar hoy –antes de la manifestación de mañana‑ una posición para que el pueblo sepa que representamos realmente sus intereses y sus derechos, que son fundamentales cuando se trata de los derechos humanos.

          Cuando nos representamos la figura de un genocida caminando por la calle frente a un hijo que fue arrebatado a sus padres, sentimos pena y vergüenza; pero vergüenza ajena, porque nosotros no hacemos concesiones.

          La verdadera interpretación respecto de esta decisión de la Corte estuvo a cargo del secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, quien en su primera manifestación dijo que el fallo era bueno. Después cambió de opinión y se rectificó. Hay un dicho que voy a parafrasear de la siguiente manera: aunque el gorila se vista de seda, gorila queda, porque esa fue la expresión de un gorila en contra de los intereses del pueblo, y eso no lo vamos a permitir. (Aplausos.)

          No diré mucho más porque pienso que lo más importante es que podamos terminar este debate suscribiendo todos los bloques un dictamen que unifique los distintos proyectos mencionados por el señor diputado Tonelli, más algunos otros que tal vez omitió. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Gioja).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Carrió.- Señor presidente: dado que el debate es libre y, conforme con el reglamento, no hay términos estipulados, pido que se me permita extenderme porque la cuestión es muy compleja.

          Fui la primera que dijo al señor presidente que este tema debía ser debatido porque es una asignatura pendiente en la Cámara de Diputados. Me parece importantísimo que se discuta y, junto con él, otras cuestiones.

          En primer término, yo no hubiera suscripto el fallo de la mayoría; no hubiera estado con el presidente, porque dice estupideces, pero quizás hubiera compartido los fundamentos de Juan Carlos Maqueda.

          Desde el punto de vista del positivismo penal liberal, el fallo es correcto y se limita a aplicar la ley y la Constitución. El problema ha sido que esta norma que vamos a aprobar hoy no se sancionó durante doce años. (Aplausos.) Y la respuesta la tienen los presidentes de las comisiones de Derechos Humanos y de Legislación Penal, que durante doce años ‑incluso en la “ley Carlotto”‑ no pusieron el tema del “2 x 1”. Si lo hubiesen puesto, este tema estaría resuelto.

          Voy a citar algo ‑después voy a hablar de la filosofía jurídica‑ que dice el propio Rosatti. El juez Rosatti dice: “Me encuentro frente a un dilema moral. Por un lado, tengo el artículo 2° del Código Penal, que me obliga a aplicar la ultraactividad de la ley penal más benigna”. Todos los que acá son abogados y estudiaron a Kelsen en la Facultad de Derecho ‑o los que estudiaron con Zaffaroni, que dice lo mismo en el fallo “Rei”‑…

 

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Acá lo tengo. En el fallo “Rei”, el juez Zaffaroni dice que no se puede hacer ninguna excepción. Acá está; lo pueden controlar.

          Entonces, el problema es mucho más complejo, y se planteó acerca de todas las posiciones filosóficas del derecho con motivo de Nüremberg. Trataré de resumir todas las formulaciones filosóficas que están en un libro de Carlos Nino que se llama Introducción al análisis del derecho, del que me acordé recién, porque hoy no pensaba hablar de este tema.

          ¿Cuál fue el problema del juzgamiento a los genocidas alemanes? El gran problema era que habían cumplido la ley. El gran problema era que los ejecutores –y no estoy haciendo una relación con esto‑ habían cumplido las leyes secretas del Reich. Esto le planteó un gran problema a la ciencia jurídica. El que es iusnaturalista dice que el derecho natural, accesible por la razón –estoy citando a Aristóteles‑, es superior a la ley positiva, con lo cual estos actos aberrantes deben ser condenados no obstante que hayan estado ajustados a la ley positiva en el momento de la ejecución del hecho.

          Eso es iusnaturalismo. Muchos de ustedes que se formaron con Germán Bidart Campos, en la teoría tridimensional de Goldschmidt, es decir, los iusnaturalistas, que en realidad son todos los que fueron a la Universidad Católica Argentina, habrán entendido esto.

 

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, doctor Emilio Monzó.

 

Sra. Carrió.- Los que fuimos a las universidades estatales estudiamos a Kelsen, que habla del formalismo jurídico y dice que la ley, que es la expresión del mandato coactivo del Estado, no debe carecer de algún aspecto de subjetividad moral sino que el sistema jurídico debe ser aplicado tal como está y los jueces no tienen derecho a cambiar la norma escrita. En ese caso, en el ejemplo que pone Nino, ¿qué decidió este segundo juez kelseniano, formalista? Decidió absolver a los genocidas de Nüremberg aplicando lo que se llamaba positivismo jurídico.

          El tercer fallo, que se llama positivismo metodológico –al que adscribí hace años­, mientras dicté clases de derecho‑, sostiene que los derechos humanos no forman parte del derecho natural. Ahora que me convertí puede ser que combine, porque estoy hablando de treinta años atrás. Pero en ese momento, Lefort –izquierda pura- decía que los derechos humanos no son derechos naturales sino grandes invenciones de la humanidad.

          Cuando ustedes leen el libro sobre los derechos humanos de Lefort, que está en la transcripción de la jerarquía constitucional de tratados internacionales que yo hice en la Convención de 1994, él dice que los hombres se defendieron contra el poder omnímodo del monarca, del dictador y del tirano a través de la invención de derechos para garantizar algún proceso a los opositores, a los perseguidos, a los delincuentes; proceso que les sirvió a las izquierdas cuando eran atacadas por los fascismos de derecha.

          Los derechos humanos fueron inventados por el hombre, básicamente por las teorías jurídicas, para frenar el poder genocida del Estado. Fue un derecho. La gente se confunde con las garantías. Las garantías procesales no están hechas para las monjas, salvo algunas; están hechas para los culpables, para los delincuentes, para que una persona, a pesar de haber cometido delitos aberrantes, tenga un trato justo y la posibilidad de que entienda un juez natural.

          Esa es la teoría de Bentham y la que aplicamos. Los derechos humanos en materia penal nacieron con Jeremías Bentham para evitar la condena del rey, el juicio del procurador del rey en virtud del cual delincuentes, opositores, locos o quienes fueran podían ser condenados arbitrariamente a la guillotina por razón de Estado.

          Otra cuestión es el positivismo metodológico, que decía que es cierto que hay que aplicar la ley, pero por encima de la aplicación de la ley hay creencias universales, está la invención de los derechos humanos, y entonces hay momentos en que los grandes principios de la ley penal –la prescripción, la ley más benigna, etcétera- ceden ante un imperativo mayor, en este caso, el de lesa humanidad.

          Por eso el último juez, como ejemplo teórico positivista, dijo que pese a no haber norma jurídica condenaba a los genocidas de Nüremberg.

          El tema que se trata acá remite a tres concepciones jurídicas. Lo que hicieron los tres jueces, que yo no comparto...

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Silencio, por favor.

 

Sra. Carrió.- Estamos debatiendo y nosotros somos autores de la ley de nulidad de la obediencia debida; fui la redactora de la jerarquía constitucional de los tratados; acompañé la sanción de la ley de la verdad, junto con “Polo” Schiffrin, que empezó los juicios de la verdad en La Plata ‑y estoy muy apenada porque se fue‑. Acá hay madres y abuelas que estuvieron con nosotros cuando el peronismo no estaba. (Aplausos.)

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Voy a continuar.

          Entonces, tenemos tres posiciones jurídicas: una es la que aplicó la mayoría de la Corte. Y voy a leer lo que dijo Rosatti: “no tengo ley”.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Dice: Tengo un dilema moral: no le quiero aplicar el “2 x 1”, pero no tengo ley que me autorice a hacer esto. ¿Qué quiere decir? Que el proyecto de ley que estamos sancionando hoy viene a solucionar un error de este cuerpo legislativo y no de la Corte.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Estamos discutiendo. Ustedes tienen todo el tiempo del mundo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Continúa en el uso de la palabra, señora diputada. No hay un tiempo establecido.

 

Sra. Carrió.- Los escuché a todos y no opiné antes ‑ustedes lo han experimentado en la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto‑, porque puedo no compartir la verdad del otro, pero doy la vida por que el otro diga su verdad. (Aplausos.) Nunca cercené la palabra.

          Entonces, creo que el avance de la Argentina en este tema ha sido extraordinario. Esto tuvo que ser previsto, incluso en la norma. No hubo intencionalidad de omitirlo, pero ya había un precedente de la Corte que ningún organismo reclamó. Me refiero a la disidencia de Zaffaroni, que citaré a continuación.

          En el caso “Rei”, la Corte Suprema desestimó el recurso del condenado, quien reclamaba la aplicación del “2 x 1”. La disidencia de Zaffaroni propugnó la concesión del beneficio incluso teniendo en cuenta que Rei había sido detenido recién tres años después de la derogación de la ley 24.390. No podría ser más garantista.

          Estos tres jueces de la Corte vienen a aplicar el voto de Zaffaroni. Es más, en 1994, cuando se dicta el “2 x 1” –con el que nunca estuve de acuerdo; por eso ustedes me dicen que soy de derecha, y deben tener razón porque no me gusta ser de esta izquierda‑, el problema era que las cárceles de la Nación tenían presos sin condena. Los diputados más grandes, los de la tercera edad ‑como nosotros‑, nos acordamos. Estaban procesados, detenidos en cárceles o en comisarías y no tenían condena.

          En Corrientes se registra un caso paradigmático: un hombre fue detenido porque robó un caballo. Cuando catorce años después se realizó la inspección del Superior Tribunal de Justicia, preguntó en la comisaría por qué estaba ese hombre allí y la respuesta fue: “Lo dejaron.” Lo detuvieron, el juez le dictó prisión preventiva y este hombre estuvo preso catorce años. No todo se reduce a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a la provincia de Buenos Aires. Esto no se modificó a instancias de este Poder Legislativo sino por el reclamo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que pidió que terminaran con la aberración de mantener presa a la gente en proceso y sin condena.

          Esgrimiré un último argumento. El señor diputado Carlotto habló de reconciliación y perdón. El perdón nada tiene que ver con la justicia. Ya lo dijo Isaías: por lo del rey, yo te perdono, pero no te dejo sin justicia. El perdón es individual.

          Una vez estuve en el Consejo del Partido del Congreso de Sudáfrica, con “Tata” Quirós –quien fue compañera de muchas detenidas que están acá‑, y quería saber por qué los negros habían perdonado el apartheid. Un chico malayo, con la remera del Che...

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Al contrario. Los malayos son muy buenos mozos. Ojalá ustedes fueran como ellos. (Risas.)

          Ese chico me contesta: “Perdonamos porque queríamos la paz.”

          Allí fuimos a conocer la justicia de restauración que ellos habían implementado. El genocida podía gozar de una amnistía si declaraba públicamente en televisión cómo había torturado y todos los hechos aberrantes que había cometido. ¿Pero saben cuál fue el primer partido que reconoció hechos aberrantes? El partido del Congreso, el que llevó a la liberación. ¿Y saben lo que dijo? Señalaron lo siguiente: “Nuestra causa era muy justa, pero nosotros violamos derechos humanos de civiles y violamos derechos humanos porque ejecutamos a propios compañeros durante esta lucha”. Así empezó la reconciliación en Sudáfrica.

          Entonces, lo que discuto es que nosotros no nos podemos comportar como los genocidas. No le podemos mostrar a la sociedad que gente de 90 años esté hundida en una cárcel, porque esto no responde al humanismo.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Además, el último argumento, señor presidente, que se lo comenté a muchos…

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Yo lo entiendo, y ustedes tienen derecho a no perdonar.

          El último argumento es el siguiente: hay un avance en derecho internacional...

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- ¿Me escuchan? Les pido que me escuchen, por favor.

          Hay un avance en el derecho internacional cada vez más fuerte que quiere declarar como delitos de lesa humanidad a los actos de terrorismo no solo del Estado. Nosotros tenemos que impedir que eso suceda; no vaya a ser que todas estas normas se apliquen a muchos que antes mataron, pero cuyos delitos están prescriptos.

          Entonces, para terminar esta historia –y nosotros la tenemos que terminar, pero no terminar sin justicia ni sin condena- lo único que tenemos que aplicar a veces –yo no hubiera fallado en el caso de este hombre- es el derecho humanitario. ¿Saben por qué? Porque la justicia no es venganza. No es venganza. (Aplausos.) La justicia es justicia. Y si ustedes tienen el derecho a la verdad -y yo agradezco que haya aparecido el nieto de la mayor luchadora por el derecho a la verdad, que es Estela de Carlotto-, les digo que hay una parte de la sociedad argentina que también quiere verdad, como los soldados de Formosa. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Carlotto.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado...?

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Sí, señor diputado, pero con calma.

          Diputado Kunkel: el diputado Carlotto le pide una interrupción. ¿Se la concede?

 

Sr. Kunkel.- Sí, pero espero que la Presidencia tenga la misma flexibilidad que tuvo con la oradora preopinante en el otorgamiento de los minutos, ya que habló el triple del tiempo convenido.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Es la flexibilidad que se aplica a todos, diputado Kunkel. No hubo tiempo convenido. Hay un parámetro que queda a criterio de los señores diputados.

          Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, que fue aludido por la señora diputada Carrió.

 

Sr. Carlotto.- Gracias, señor presidente.

          Creo que hoy estamos frente a un desafío. Algunos estamos llevando a cabo un trabajo fuera de este recinto tratando de consensuar un texto para que tenga coherencia jurídica y contundencia política, porque es muy importante lo que estamos debatiendo en el día de hoy.

          Es nuestra obligación no brindarnos a ningún tipo de provocación ni a ningún intento tendiente a que aquí no se trate lo que venimos a tratar. Pero me parece que hay algunas cosas que, muy brevemente, tenemos que aclarar. Hay un problema de interpretación, y lo que hoy estamos buscando es una aclaración respecto de esta interpretación.

          En el año 2015 nosotros sancionamos una ley que fue absolutamente contundente. De hecho, en el debate parlamentario se consideró que la ley 27.156 era sobreabundante y que establecía algo obvio. Entre otras cosas dicha ley planteaba como nulos de nulidad absoluta fallos como el dictado por la Corte Suprema en el caso Muiña.

          También debo decir que mientras desde el oficialismo ejercí la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías de esta Cámara, con el acompañamiento de opositores –como el señor diputado Manuel Garrido‑ recorrimos el país de punta a punta asistiendo a los procesos de juicios por crímenes de lesa humanidad.

          Entonces, ¿de qué venganza están hablando? Hace cuarenta años que estamos esperando que se haga justicia en la Argentina, que se cumpla con las sentencias, que se cumpla con los compromisos que el Estado asumió ante la comunidad internacional, que se cumpla con la política de Estado sobre la que este Congreso se pronunció en dos oportunidades, es decir, la política de memoria, verdad y justicia respecto de los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura cívico militar. La última vez que nos pronunciamos en este sentido en esta Cámara fue por unanimidad de los bloques que la integran.

          Esto es importante porque aquí estamos discutiendo los basamentos del funcionamiento del sistema democrático. Me pregunto qué sociedad democrática vamos a construir si aquellos que cometieron estos crímenes aberrantes están en libertad, conviviendo entre nosotros, en lugar de purgar sus condenas por los crímenes que cometieron.

          Me parece lamentable buscar convertirse en algo que uno no es. Acá no hay fiscales de la patria; acá estamos ante la posibilidad de discernir políticamente en el momento y en el tiempo que nos toca. Acá no estamos diciendo que los genocidas son unos pobres viejitos que tendrían que estar en sus casas. Ojo. (Aplausos.)

          Digo todo esto con mucho respeto, pero me produce un enorme dolor. En la conferencia de prensa –y traté de decirlo hoy también‑ vi el profundo dolor de las Madres, de las Abuelas, de los Hijos, porque sentían que otra vez debían empezar.

          En este Congreso se sancionaron dos leyes: de obediencia debida y de punto final. El sistema democrático las revisó y nosotros revertimos esa situación. En su momento el Poder Ejecutivo dictó los indultos, y el sistema democrático en su conjunto también revirtió esa situación. Hoy estamos ante otro poder del Estado –la Corte Suprema‑ que genera un indulto encubierto más grave todavía, porque Luis Muiña va a salir como si hubiera cumplido su condena y no es así.

          Creo que debemos tener mucho cuidado. Cada uno puede tener el protagonismo que quiera, pero todos debemos ser respetuosos. Hoy estamos ante una posibilidad muy importante, que desde mi perspectiva atraviesa una gran zozobra institucional. Estamos ante la posibilidad –tal como solicitó el señor presidente de la Cámara‑ de tener hoy dos pronunciamientos del cuerpo que sean contundentes, que den una señal al sistema republicano, a la política argentina y al propio fortalecimiento del sistema democrático. Queremos llevar esto a la multitudinaria marcha que habrá en el día de mañana. Invitamos a todos a participar en ella. Hay algo que debe marcar las diferencias. Aquellos que cometieron los crímenes más aberrantes en este país y quienes fueron sus cómplices, sean militares o civiles, deben rendir cuentas ante la Justicia, porque estamos haciendo un gran esfuerzo.

          Muchas veces se ha admirado el ejemplo de Sudáfrica, que se ha mencionado aquí. Se trata de un ejemplo que tiene muchas valoraciones pero también muchos disvalores. En este sentido, habría que preguntar a las víctimas del apartheid qué piensan de ese proceso llevado adelante en Sudáfrica, que tiene sus puntos claros y sus grandes nubarrones. Esto también lo debemos tener en cuenta.

          En la Argentina se está haciendo un gran esfuerzo que consiste en aplicar el sistema ordinario de justicia. Repito: es un gran esfuerzo. ¡Cómo nos van a hablar de venganza!

          Hablando en términos personales, nosotros sabemos quién fue el ejecutor material del asesinato de mi hermana. Sin embargo, en todos estos años nunca se nos ocurrió que teníamos que buscar a esa persona y hacer algo con ella. Lo único que demandamos a lo largo de todo este tiempo fue que la Justicia actuara en tiempo y forma, que cada uno de los responsables recibiera su sanción y que ese ejecutor también la recibiera.

          La reparación fundamental consiste en que el Estado democrático remedie lo que el Estado terrorista hizo en nuestro país. No es mucho más que eso, no hay mucha más complejidad. Podemos darle vueltas de oreja a todo esto buscando jurisprudencia y criterios, pero lo que estamos haciendo hoy aquí es dar una señal política que debe tener coherencia jurídica. Entendámoslo, porque hoy venimos a generar un acto que lo único que hace es fortalecer la democracia argentina. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Kunkel.- Señor presidente: en primer lugar quiero manifestar que hago mías las palabras de mis compañeros Recalde y Carlotto. Me parece oportuno aclarar que consideramos que en realidad el ordenamiento jurídico vigente no hace imprescindible sancionar la norma que hoy estamos tratando. Es una distorsión absoluta de la interpretación jurídica plantear que en este caso es aplicable una ley que no estaba vigente en el momento de la detención. Pero dejemos esto de lado porque lo que considero más importante en el día de hoy es el gran esfuerzo y el alto grado de consenso que se ha encontrado entre los distintos miembros de esta Cámara. Vaya mi reconocimiento a todos y cada uno de los aquí presentes.

          Les pido que si digo algo que pueda resultarles ofensivo no es mi intención hacerlo, sino ser sincero con lo que pienso. Si no hablo con sinceridad estaría cometiendo una hipocresía.

          Alguien dijo aquí, ante esta sentencia, que hubo errores de origen. Yo también lo creo así: hubo errores de origen. Uno de ellos fue provocado por el Poder Ejecutivo cuando mediante un decreto de necesidad y urgencia propuso la designación de dos miembros de la Corte Suprema de Justicia. (Aplausos.) Considero que eso es un error. No lo adjetivo de otra manera: un error. Además, me parece que cuando los dos miembros propuestos manifestaron su conformidad con la medida –o al menos no expresaron su rechazo‑ ya estaban inhabilitándose para ocupar cargos en el Poder Judicial argentino. Porque quien no tiene respeto por sí mismo ni por las instituciones que va a integrar y representar, podrá merecer otros honores y reconocimientos, pero no integrar el máximo tribunal de la Nación. (Aplausos.) También fue un error, a mi entender, que el Senado de la Nación haya convalidado esas designaciones. No los califico de otra manera que como errores.

          Más allá de algunas rispideces o chisporroteos que podamos tener, propios del calor con que cada uno defiende las posiciones que entiende más justas, creo que hoy empezamos un camino ‑que ojalá se mantenga‑ de analizar y decir las cosas con sinceridad, tratando de no ofender y de pedirnos disculpas cuando uno lo hace, y procurando buscar el camino y las soluciones que el pueblo argentino nos exige como sus representantes en el ejercicio de las funciones para las que hemos sido elegidos.

          Ahora bien, me permito hacer una pequeña digresión, ya a título estrictamente personal. Yo no creo que los votos hayan sido en realidad motivados en la necesidad de ayudar a los represores, como no creo tampoco que la defensa de los derechos humanos haya sido un “curro”, como se ha dicho profusamente en este país. Tal vez quienes dicen eso son los que no pueden mostrar, sin que les dé vergüenza, cómo evolucionaron sus patrimonios. Mientras las víctimas de las violaciones de los derechos humanos éramos perseguidas por una dictadura genocida, ellos evolucionaron en sus proyectos económicos. No los hago responsables directos o personales de los hechos ilícitos, pero evidentemente hay una cuestión muy simple: que muestren los balances de los años 1975 y 1976 y los que tuvieron después de la dictadura y veamos quiénes fueron los beneficiarios de esta dictadura oligárquica que asoló la Argentina. (Aplausos.)

          Yo integro una generación que respondió con violencia a la violencia que sufríamos desde 1955. Cometimos excesos y nos equivocamos en muchos de esos excesos, y por supuesto desde la restauración de la democracia hemos demostrado que no vamos a incurrir nunca más en esa desviación. Hemos transmitido a las nuevas generaciones de argentinos que nos escuchan, que no estamos de acuerdo con eso y nos hemos autocriticado en los lugares que corresponden. (Aplausos.) La práctica es la mejor forma de expresar la autocrítica.

          Entonces, a partir de esa realidad, nosotros hemos aprendido. El capitán Sosa, que fue el ejecutor de las mártires de Trelew, tardó cuarenta años en ser condenado. Nunca hubo un hecho provocado por las Madres, por los Hijos o por otros militantes populares en el sentido de ir a escrachar o a agredir a un genocida o a un delincuente. Con paciencia y perseverancia pedimos que se los juzgara y que sufrieran las condenas.

          Sin embargo, nos resulta una contradicción que respecto de alguien a quien se tardó 35 o 40 años en condenar después de haber cometido el delito, ahora se diga que porque está viejito hay que dejarlo en libertad. Pongámoslo en la cárcel con aire acondicionado y todas las condiciones que sean necesarias, pero la verdad es que si Jorge Rafael Videla murió en un calabozo, es injusto que José Alfredo Martínez de Hoz, que fue el mayor instrumentador de la dictadura oligárquica que sufrimos los argentinos, haya muerto en su departamento. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cabandié.- Señor presidente: resulta un poco movilizador lo que sucedió en estos últimos días y horas, que incluso se agrava, lamentablemente, con algunos discursos que se han vertido en la jornada de hoy, en especial de una diputada del bloque oficialista...

 

Sra. Carrió.- De Elisa Carrió.

 

Sr. Cabandié.- …que uno podría decir que fue una mixtura entre el intento de una clase de derecho –nadie niega que sepa- y una jornada de Ravi Shankar, tratando de hablar con ínfulas de superación y con mensajes medio espirituales o esotéricos; no sé cómo calificarlos.

          Pero la verdad es que asistimos a unas horas muy difíciles ‑como bien lo han expresado otros diputados anteriormente‑ en términos del retroceso que esto significa en nuestra calidad democrática y en materia jurídica.

          En este último aspecto, no soy la persona más adecuada para señalarlo, pero considero que no está de más hacer una mención. Ciertamente la Argentina había logrado un estándar de reconocimiento importantísimo en el orden mundial por las políticas desarrolladas por el Estado en materia de derechos humanos a partir de la llegada de Néstor y de Cristina, que obviamente tuvo como base la inclaudicable y honrosa lucha de los organismos de derechos humanos, muchos de cuyos representantes están aquí presentes.

          Tenemos un Tribunal Superior que unilateralmente pretende desconocer la imprescriptibilidad de delitos que fueron incorporados con diversos tratados al texto constitucional luego de la reforma de 1994, donde se declara a los crímenes cometidos en la Argentina como de lesa humanidad. Para entender la etimología de la palabra, esto significa que ofenden a la comunidad internacional.

          Todos los países que adhieren a esos pactos, como la Convención Interamericana de Desaparición Forzada de Personas, declaran la imprescriptibilidad de estos delitos, y en ese sentido la Argentina no puede romper unilateralmente ese pacto.

          Evidentemente tenemos por lo menos tres integrantes de la Corte Suprema que desconocen el digesto de normas vigentes en la Argentina.

          Una diputada preopinante señaló que no habíamos hecho nada en los doce años de gobierno. En este sentido, ya que tiene veinte años de ejercicio en la función legislativa, me pregunto por qué no lo hizo ella. Personalmente no me olvido de que en 2003, cuando se sancionó la nulidad de las leyes de obediencia debida y de punto final, el bloque radical se abstuvo y la diputada Carrió ni siquiera asistió a la sesión.

 

Sra. Carrió.- ¡No mienta! ¡Fui miembro informante y firmante del dictamen!

 

Sr. Presidente (Monzó).- La Presidencia solicita a los señores diputados que no dialoguen.

 

Sr. Cabandié.- Entonces, hace falta recordar que la ley a la que se refirió el diputado Carlotto es la 27.156, que impide la amnistía y la conmutación de penas en los casos de crímenes de lesa humanidad. Esta norma fue sancionada el 1° de julio de 2015 y promulgada el 24 de julio del mismo año.

          Por eso decía que tenemos jueces en la Corte Suprema que ni siquiera saben cuáles son las normas vigentes en la Argentina.

          Este tipo de cuestiones a veces quedan reflejadas en títulos de molde o en palabras que tienen un significado importante, porque son parte de las banderas que levantamos las distintas organizaciones y que hemos aplicado como política de Estado desde 2003. Me refiero a palabras y expresiones como “crímenes de lesa humanidad”, “dictadura” e “imprescriptibilidad”. Si desagregamos estos conceptos nos daremos cuenta de que estamos diciendo que van a caminar libremente por la calle quienes hicieron desaparecer a personas, torturaron, violaron, mutilaron y cometieron vejaciones; van a caminar libremente por la calle quienes adormecían a jóvenes –hombres y mujeres-, los subían a un avión y luego los arrojaban al mar o al río; van a caminar libremente por la calle quienes asesinaron y mutilaron, luego de lo cual hacían un pozo y allí tiraban los cuerpos, y posteriormente lo llenaban con tierra.

          Es increíble que en primera instancia varios funcionarios –como el propio secretario de Derechos Humanos de la Nación- hayan estado de acuerdo con este fallo.

          Me pregunto quién fue el instigador de todo esto. ¿Cuál de los tres magistrados se levantó una mañana y dijo que había que avanzar en este punto? Creo que todos vamos a coincidir en que el contexto no daba lugar para una decisión de este tipo. Digo esto porque el consenso sobre la condena ferviente y tácita a los responsables de la dictadura es generalizado en nuestro país, principalmente gracias a las mujeres y a muchos hombres que fueron parte de esa lucha de más de cuarenta años y a la política de Estado que se puso en práctica a partir de 2003.

          ¿Qué esconde este fallo? Puedo dar mi opinión, que probablemente sea subjetiva ‑otros lo pueden interpretar de otra manera‑, pero no sea cosa que después de que Elena Highton de Nolasco cumpla 75 años –que va a ser en los próximos meses‑ perdure en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y que esto haya sido consecuencia de un arreglo.

          Si rascamos un poco más quizás nos demos cuenta de que se fue armando un contexto para tomar esta decisión aberrante. Creo que el instigador no fue ni más ni menos que el funcionario de un gobierno que generó opiniones y acciones desde el Estado para que, entre otras cosas, los jueces se sientan con licencia para otorgar multiplicidad de prisiones domiciliarias, como ha ocurrido desde la asunción de la actual gestión.

          En ese sentido, recuerdo que el 15 de diciembre de 2015 ‑tal como señaló el señor diputado Kunkel‑ se dictó el decreto 83, que designaba a los dos magistrados que finalmente fueron nombrados como ministros de la Corte.

          También recuerdo que el 14 de enero de 2016 el secretario Avruj recibió a familiares de víctimas del terrorismo, como así se denomina.

          El 25 de enero de 2016 Darío Lopérfido, que hoy tiene una beca suntuosa en Alemania, dijo que no hubo 30.000 desaparecidos y que ese número se arregló en una mesa cerrada.

          El 26 de enero de ese año Estela de Carlotto, que está aquí presente, dio a conocer que Macri no le otorgó una reunión por falta de tiempo. Después, finalmente le concedió la reunión, aunque con cara de bastante disgusto.

          También el 26 de enero de 2016 fueron despedidos 489 empleados del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que estaban en áreas específicas vinculadas con el tema de Memoria, Verdad y Justicia de la Secretaría de Derechos Humanos.

          El 25 de abril de 2016 el ministro de Justicia, Germán Garavano, se reunió con Cecilia Pando.

          El 28 de abril de ese mismo año Jorge Triaca participó de una misa en memoria del genocida Miguel Ángel Egea.

          El 30 de julio de 2016 Garavano se reunió con abogados defensores de genocidas, entre otros, Solanet.

          El 24 de julio de ese mismo año el diario Clarín informó que alrededor de cincuenta represores obtuvieron prisión domiciliaria. Lo dijo Clarín. Para mí son más, pero Clarín miente.

          El 10 de agosto de 2016 el presidente dijo en una entrevista que no sabía si los desaparecidos habían sido 30.000 o 9.000. Es más: habló de una “guerra sucia” y de la “Secretaría de Recursos Humanos” –sic‑. En realidad, se refería a la Secretaría de Derechos Humanos. No importa, estamos acostumbrados a esos actos fallidos del presidente.

          El 21 de agosto de ese mismo año Marcos Peña defendió el fallo judicial por el que se le otorgó la prisión domiciliaria a Miguel Etchecolatz.

          El 16 de diciembre de 2016 el juez Ercolini sobreseyó a los empresarios Héctor Magnetto, Bartolomé Mitre y Ernestina Herrera de Noble en la causa Papel Prensa.

          El 23 de enero de 2017 el presidente de la Nación intentó declarar móvil el feriado del 24 de marzo, pero después retrocedió.

          El 30 de enero del corriente año Gómez Centurión rechazó la existencia de un plan sistemático de desaparición forzada de personas durante la última dictadura militar.  La señora diputada preopinante defiende a Gómez Centurión.

          Después, el 24 de marzo –creo que esta es una de las cosas que dan pena porque demuestra lo poco que hemos aprendido‑, cuarenta y cinco diputados de la bancada oficialista se sacaron una foto con un cartel que decía “Nunca más al negocio de los derechos humanos”. Son diputados oficialistas que hoy están retrocediendo en chancletas por el repudio de la sociedad hacia los genocidas. (Aplausos.)

          Ni hablar de las opiniones de Garavano y de la vicepresidenta de la Nación en relación con el fallo dictado por la Corte Suprema de Justicia el pasado 3 de mayo.

          Entonces, cuando uno analiza esto se pregunta quién fue el instigador para que la Corte Suprema de Justicia piense que tiene licencia para cometer la aberración que cometió. El instigador fue el mismo gobierno, que generó las condiciones para que sucediera esto.

          Pero con esta sesión, con las opiniones públicas, con las posturas expresadas en la calle y con lo manifestado por periodistas de diferentes posiciones ideológicas queda demostrado que volvieron a pifiar, que el “errorismo de Estado” sigue vigente y que esto fue impulsado y es una amnistía inconducente, improcedente, injustificable e ilegal porque desconoce normativas internacionales e incluso las leyes sancionadas en 2015, que he mencionado, cuyo autor fue el ex diputado Pietragalla Corti. (Aplausos.)

          Entonces, sinceramente –esto lo dijo con mucha contundencia el señor diputado Remo Carlotto‑, el hecho de ser hijo de desaparecidos no nos pone en un lugar distinto. La circunstancia de ser víctimas directas no nos ubica en ningún lugar diferente porque en realidad lo que realizó la dictadura tuvo como objetivo perjudicar lisa y llanamente al conjunto de la población. Pero a veces se pasan por alto ciertas características de las personas, en este caso las que somos víctimas directas. Seré absolutamente egoísta y hablaré en términos personales.

          Mi situación no termina en el hecho de haber encontrado mi identidad, que principalmente fue gracias al trabajo de fondo, de base, sustancial e integral de las Abuelas de Plaza de Mayo, y también a una cuota de mi curiosidad.

          Por haber estado –como en otros casos, como el de Victoria- veinticinco años viviendo bajo una mentira, incluso bajo un horror, estos fallos me llevan a una reflexión profunda y me hacen pensar en la posibilidad de que aquellos que robaron nuestras identidades de nuevo estén caminando tranquilamente por la calle.

          Incluso muchos de nosotros fuimos querellantes para que la Justicia actuara con toda contundencia sobre ese crimen, ese delito de lesa humanidad. A veces es difícil recibir la estigmatización, la “esmerilización”. Por supuesto, esto nos moviliza, pero también ponemos el pecho a las balas, que no son sólo las de plomo que recibieron nuestros padres, sino las de la estigmatización, la “esmerilización”, las que nos califican como fanáticos militantes. Son las balas de tinta de muchos medios de comunicación, como La Nueva Provincia, La Nación, Clarín. (Aplausos.)

          Creo que es absolutamente pertinente hablar en estos términos, reflexionar y decir con mucha tristeza que muchas veces las balas de la estigmatización y la subjetividad provienen de la bancada oficialista, que nos califica como la “grasa militante” o ese tipo de cosas. Más precisamente, esto proviene del oficialismo, aunque también muchas veces de su bancada.

          Recuerdo que el año pasado tuve oportunidad de reunirme con la diputada en el Instituto Hannah Arendt, y tuvimos una buena charla que voy a contarles. En ese momento la diputada de ese instituto, que está sentada en su banca, me dijo: “Lo que pasa es que a ustedes les falta compromiso democrático”, y citó toda una teoría de politología sobre el compromiso democrático. Y la verdad es que nosotros sólo creemos en persuadir, militar, convencer, repartir volantes, hacer pintadas, divertirnos, cantar canciones. Creemos en las elecciones y las instituciones.

          Considero que esa diputada tendría que preguntarse si con las acciones que está realizando el gobierno tiene ese verdadero compromiso democrático que dice tener ‑muchas veces ostenta afirmando que son los padres de las instituciones y la democracia‑, porque nosotros sí lo tenemos, profundamente.

          Aprovecho esta oportunidad para convocar, como se ha dicho antes, a la marcha de mañana, una convocatoria ciudadana en la que podremos juntarnos con sectores políticos, sociales y trabajadores. Ojalá se inunde de distintos gremios y sindicatos. Porque la verdad es que nosotros tenemos bien en claro que no hacemos esto por odio ni rencor, sino por justicia y para luchar contra la impunidad, como dijo Néstor Kirchner.

          Para finalizar, refutando la opinión de la diputada preopinante, quiero expresar que no tenemos odio y tampoco nos mueve la venganza. Como dijeron los compañeros de la agrupación HIJOS, nuestra única venganza es ser felices. (Aplausos. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador)

 

- 16 -   

cuestion de privilegio

Sr. Presidente (Monzó).-  Para una cuestión de privilegio, tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Carrió.- Señor presidente: deseo plantear una cuestión de privilegio contra el señor diputado Cabandié.

          La verdad es que tuvimos una excelente reunión, y yo dije que lo que le faltaba al peronismo –haré esta precisión porque tiene sentido- era que, y no soy gorila…

- Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sra. Carrió.- Mis hijos son hijos de peronistas. Quizás sea la más peronista de los radicales; esa es la diferencia.

          Lo que quiero decir es que siempre nos faltó sentido republicano, no democrático. Discutimos sobre la democracia liberal, la democracia de mayorías, y me preguntó por qué yo había cambiado y ahora decía estas cosas. Siempre dije lo mismo. Creo que ellos tienen todo el derecho del mundo a sostener lo que dicen. Comparto el infinito dolor que deben sentir muchísimos chicos argentinos no solo tragados por la dictadura sino también por la Guerra de Malvinas y ahora tragados por el paco en las villas. Si bien comparto ese dolor, a veces como legislador uno tiene que tomar cierta distancia para ver más adelante.

          A mí me conmovió mucho lo de Ignacio porque él fue el gran triunfo de la democracia y de la lucha por los derechos humanos de las Abuelas de Plaza de Mayo. Sin embargo, Ignacio pidió clemencia para sus padres adoptivos y eso fue un dilema. Hay cuestiones que son complejas.

          La hermana de Juan Cabandié, que yo adoro, es hija de represores. Entonces la cuestión no es tan simple, porque ellos viven como hermanos. Creo que tenemos que comprender más ese dolor.

          Lo que no puedo admitir es que se mienta,  y este es el motivo de la cuestión de privilegio. Tengo en mi poder la versión taquigráfica de la sesión del 12 de agosto de 2003, los jefes de bloque que impulsaron el proyecto de ley de nulidad de la obediencia debida y el punto final fueron los siguientes: José María Díaz Bancalari, por el PJ; Elisa Carrió, por el ARI; Patricia Walsh; Jorge Rivas, por el socialismo; Darío Alessandro y Rodolfo Rodil, por el Frente Grande; Daniel Carbonetto y Francisco Gutiérrez, por el Polo Social; Alicia Castro, por el Frente para el Cambio, y Lucrecia Monteagudo, por el Partido Intransigente. Se pueden hacer muchas cosas menos mentir. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).-  La cuestión de privilegio será girada a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

 

- 17 -   

interpretación auténtica del articulo 7° de la ley 24.390

(Continuación)

Sr. Presidente (Monzó).- Prosigue la consideración en general de los proyectos sobre los plazos establecidos por el artículo 7° de la ley 24.390 para la aplicación de la prisión preventiva.

          Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.

 

Sr. Gioja.- Señor presidente: sinceramente, quiero hablar despojado de resentimientos y de todo sentimiento de venganza. Quiero hablar en nombre de mis canas, del sentido común y de algo que en mi vida es una pasión, que hice con muchísimos errores y con muy poquitas virtudes: la política. Desde ella y no desde la politiquería, la demagogia o cualquier otra desviación que pueda tener la política, quiero hablar. Me honra decir que soy político; puedo ser mediocre, regular o malo, pero reivindico la política.

          No quiero repetir conceptos vertidos por mis compañeros y mucho menos dar una clase de derecho penal porque no tengo formación en la materia. Simplemente deseo hablar, reitero, desde el sentido común.

          Estuve, aunque en verdad muy poquito –solo diez meses‑ privado de mi libertad. Las horas no transcurrían nunca y realmente no la pasábamos bien. ¿Sabe algo, señor presidente? En el primer juicio por delitos de lesa humanidad que se celebró en mi provincia, San Juan, en junio de 2012, tuve que ir a declarar. Los tenía ahí, a tres metros, a quienes nos reprimieron, nos torturaron, jugaron con nuestra libertad y llevaron adelante ese terrorismo de Estado que también en el interior del país se vivió y con muchísima fuerza. En ese juicio fueron condenados, pero muchos de ellos han pedido la aplicación del llamado “2 x 1”.

          Desde ese sentido común y desde esa política, cuando el jueves pasado nos enteramos del fallo comenzamos a pensar en qué hacer. Nos preguntamos qué sentirían quienes padecieron –los que sobrevivieron, los hijos y los que hoy peinamos canas pero en aquella época éramos jóvenes militantes‑ cuando en un micro, en una cola en el supermercado, en un avión o donde fuere nos encontremos con estos señores que, amparados por este fallo de la Corte, recuperaran su libertad. Al parecer, hoy hemos encontrado una solución desde la política.

          Por otro lado, quiero reivindicar la decisión de la Justicia federal de mi provincia que declaró la inconstitucionalidad del fallo del “2 x 1” que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó el 3 de mayo. No sé si tiene validez jurídica, pero es un muy buen mensaje para la sociedad. En mi provincia, un represor ya había pedido la aplicación del “2 x 1” y, con este fallo, tendría que haber quedado en libertad; pero con la declaración de inconstitucionalidad, el caso está frenado.

          El sentido común nos lleva a pensar que estas situaciones no se pueden dar porque los delitos de lesa humanidad, que tienen que ver con hechos gravísimos, no prescriben. ¿Sabe algo, señor presidente? Estas cosas no pueden ocurrir nunca más en la Argentina ni en ningún país libre del mundo.

          Como última reflexión, de acuerdo con lo manifestado por el señor diputado Cabandié y otros oradores, pareciera que hay tiempos de cambio y quieren cambiar los derechos humanos. ¡Esta conquista del pueblo argentino no se puede cambiar! (Aplausos.) Siempre tiene que haber memoria, verdad y justicia para que podamos reparar las heridas que ocasionó este terrorismo de Estado en la vida y la historia de la Argentina. Y lo decimos con mucha sinceridad, sin ningún tipo de resentimiento, como se dijo, pidiendo solamente que se respeten la memoria, la verdad y la justicia. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Hers Cabral.- Señor presidente: frente al atropello que implica para los familiares y las víctimas de delitos de lesa humanidad el último fallo de la Corte, como integrante de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías de esta Honorable Cámara, en el día de ayer presenté una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, contra el fallo de la Corte Suprema en el caso Muiña.

          En esa denuncia solicito una medida cautelar que ordene al Estado argentino que se abstenga de aplicar la ley 24.390, de “2 x 1”, en el cómputo de detención para casos de lesa humanidad. También solicito que se convoque al Estado Argentino a una audiencia conciliatoria para arribar a una solución amistosa, que esperamos ocurra el próximo 22 de mayo, fecha en la que se reunirá la comisión.

          La Corte Interamericana establece que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles, no susceptibles de amnistía, indultos o conmutación de penas, y extraterritoriales. Estos principios han sido receptados por el artículo 75 inciso 22 de nuestra Carta Magna, que otorga rango constitucional a los tratados internacionales ratificados por la Argentina.

          El dilema radica en si es aplicable o no la retroactividad de la ley penal más benigna y si los delitos de lesa humanidad son diferentes a los delitos comunes. Ocurre que cuando se sancionó la ley 24.390, del “2 x 1”, estaban en vigencia las leyes de obediencia debida y punto final, que impedían la persecución de los delitos de lesa humanidad, motivo por el cual el legislador no pudo prever lo que jurídicamente no era posible.

          Los delitos de lesa humanidad no tienen la misma estructura que los delitos comunes por los bienes que afectan; por eso tienen un régimen particular que impide que sean amnistiados o se conmute la pena. Además, se pueden juzgar en cualquier lugar del mundo porque son tan graves que no importa el tiempo y lugar.

- Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, ingeniero José Luis Gioja.

 

Sra. Hers Cabral.- El fallo Muiña violó el derecho de las víctimas contemplado en la Convención Americana de Derechos Humanos y en la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas. Por ello, y para impedir futuras interpretaciones y cambios en los criterios inexplicables de la Corte Suprema, en el día de hoy acompañé un excelente proyecto del señor diputado Lipovetzky ‑y por supuesto acompañaré el texto final consensuado por los diferentes bloques‑ para que las penas en casos de genocidio, lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en el Estatuto de Roma y en tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional no puedan ser alcanzados nunca más por leyes derogadas, como la 24.390, del “2 x 1”, bajo sanción de nulidad absoluta. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Gioja).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. Kosiner.- Señor presidente: desde el bloque Justicialista, como peronistas no podemos hacer otra cosa que manifestar categóricamente nuestro descontento, nuestro rechazo y nuestra falta de coincidencia con el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

          No venimos simplemente a plantear discursos. Nuestra postura no es testimonial sino de apoyatura a la acción. Esta mañana presentamos ante la Corte Suprema de Justicia un planteo de nulidad. Este fallo vulnera claramente normas que hoy existen en la República Argentina. Puntualmente creemos que se contradice con la ley 27.156, norma aprobada por este Congreso en el mes de julio de 2015 y que específicamente plantea que cualquier decisión o acto procesal es nulo de nulidad absoluta e insanable cuando determina amnistía, indulto o conmutación de penas por delitos de lesa humanidad, para aquellos que han cometido genocidios.

          Desde ese punto de vista, a diferencia de lo que aquí se ha planteado, a nosotros no nos preocupa este fallo, nos da pena. Condenamos este fallo y creemos que este momento no es para tibios ni para especulaciones políticas. 

          Tampoco creemos que este fallo sea razonable, como se sostuvo en este debate. Este fallo, repito, es nulo, y no es verdad que los jueces no tenían otra opción. Los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación tenían otra opción: cumplir con los tratados internacionales, la Constitución Nacional, las leyes sancionadas por este Congreso y la política de Estado de derechos humanos que fue construida en la República Argentina.

          Me detengo en este punto. Cuando hablamos de política de Estado de derechos humanos no nos referimos a la decisión de un gobierno en la persona de un funcionario o un presidente. La política de derechos humanos que esta Corte debió respetar es la construida desde los poderes ejecutivos y el Congreso, pero también desde la Justicia argentina y fundamentalmente por el conjunto de la sociedad.

          Por eso no tenemos temor en decir que este fallo es un grave retroceso en la política de derechos humanos de la Argentina. Sin lugar a dudas, representa un gran perjuicio a nivel internacional en el prestigio de las políticas de derechos humanos de nuestro país.

          Hace pocos días, en representación de nuestro bloque, me tocó plantear una cuestión de privilegio contra la figura del señor Gómez Centurión, titular de la Aduana. Con su permiso, señor presidente, citaré algunos párrafos de lo que dijimos.

          En ese momento expresamos: “Muy mal hablaría de nosotros que dejemos pasar esta situación”. Planteábamos también que la oposición de Gómez Centurión a reconocer que existió un plan sistemático para la desaparición de personas era volver a discutir lo que ya no se discutía en la Argentina. Sostuvimos que ya la Justicia había dado su veredicto y que eso era producto de una gran lucha que dio toda la sociedad, y definíamos a esta persona como un personaje nefasto.

          Pero debo decir que nunca nos imaginamos que unas semanas después íbamos a recibir casi ese mismo criterio, esa misma línea editorial de parte del máximo órgano de la Justicia de nuestro país. Nunca pensamos que íbamos a recibir de la Corte un fallo tendiente a rediscutir la impunidad por los delitos de lesa humanidad en la República Argentina.

          En estos momentos en que tanto se habla de seguridad jurídica, cuando muchos se esfuerzan por dar seguridad jurídica a los negocios de las empresas en la Argentina, desde nuestro bloque nos preguntamos qué hacemos con la seguridad jurídica de los valores de la sociedad argentina. Si hoy se reclama seguridad jurídica para garantizar inversiones, ¿no sería importante comenzar por la seguridad jurídica de nuestra memoria, nuestra justicia y nuestra verdad? (Aplausos.)

          En esta sociedad, a partir de cada crimen lamentable o aberrante contra cientos y cientos de mujeres, levantamos el cartel que dice “Ni una menos”, y demandamos fuertemente rediscutir las políticas de Estado en materia de violaciones y vejámenes. ¿No es contradictorio que en ese marco hoy la Justicia argentina sea flexible en el cumplimiento de las penas por vejámenes contra miles de mujeres secuestradas, torturadas y violadas en el marco del proceso militar? ¿No es contradictorio que en esta sociedad que nos demanda encontrar mejores leyes para garantizar la seguridad y la protección de nuestros niños, la Justicia dé estas señales de que aquellos que han cometido los peores delitos de la historia argentina salgan a la calle sin cumplir su condena? No lo podemos aceptar.

          Somos categóricos desde lo político y avanzaremos también en los fundamentos jurídicos. ¡No queremos que en los próximos días Astiz o Etchecolatz caminen por las calles junto con nuestros hijos y familiares!  (Aplausos.) Creemos que es un retroceso frente a la Justicia y la dignidad.

          Más allá de haber escuchado el relato con toda autoridad de historias de vida, que conocemos y acompañamos, estas también se integran en el marco de una sociedad que mayoritariamente no quiere volver al pasado. No abramos una nueva grieta en algo que ya no se discutía en la Argentina: la política de derechos humanos asentada sobre la base de la verdad y la memoria.

          ¿Cómo explicamos a nuestros hijos, que hace muy pocos días, en cada una de las escuelas argentinas, estudiaban y valorizaban el 24 de marzo como el Día de la Memoria, que a partir de este fallo ese concepto empieza a ser discutido nuevamente? ¿Cómo puede haber memoria en la Argentina si hay fallos de la Corte que van minando de a poco esa memoria que entre todos hemos podido construir?

          Como sostuvo uno de los votos en minoría de la Corte –el del doctor Lorenzetti‑, desde lo jurídico este fallo vulnera lo más importante que puede tener la construcción de un Estado de derecho: pone en riesgo el contrato social, que es fundamental para la construcción de una convivencia pacífica. No podemos poner en riesgo ese contrato social que los argentinos supimos conseguir.

          Por ello esta mañana, en un aporte para posibilitar que la Corte revise su propio fallo, le pedimos que haga lugar a un planteo de nulidad. Creemos que este fallo vulnera la ley 27.156, sancionada en 2015, que forma parte de las políticas de derechos humanos que recientemente hemos construido entre todos, que establece lo siguiente: “Las penas o procesos penales sobre los delitos de genocidio, de lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en los artículos 6°, 7° y 8° del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y en los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional no pueden ser objeto de amnistía, indulto o conmutación de pena bajo sanción de nulidad absoluta o insanable del acto que lo disponga”.

 

Sr. Recalde.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la autorización de la Presidencia?

 

Sr. Kosiner.- Sí, señor presidente.

 

Sr. Presidente (Gioja).- Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: en la misma línea que está planteado el diputado Kosiner, es muy importante resaltar un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de la Masacre de La Rochela versus Colombia, donde se dispuso lo siguiente: “En cuanto al principio de favorabilidad de una ley anterior debe procurarse su armonización con el principio de proporcionalidad de manera que no se haga ilusoria la justicia penal. Todos los elementos que incidan en la efectividad de la pena deben responder a un objetivo claramente verificable y ser compatibles con la convención”.

 

Sr. Presidente (Gioja).- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Salta.

 

Sr. Kosiner.- Señor presidente: desde lo jurídico también hemos planteado que la aplicación de la ley penal más benigna al reo es forzada por parte de la Corte y se lleva a cabo en el contexto de una ley derogada, como es la 24.390. Además, dicha norma no regía al perpetuarse el hecho, al tiempo de su prisión preventiva ni al momento de la sentencia. Como tribunal, la Corte ya se había expedido en cuanto a que no se admite la posibilidad de amnistía, indulto o morigeración de penas, además de ser imprescriptible la persecución penal de estos delitos desde el punto de vista del contexto del conjunto de la legislación argentina.

          Hoy en día hay tres instancias abiertas para que la Corte modifique el fallo: las denuncias realizadas ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los planteos de nulidad –como el que ha hecho nuestro bloque- y los recursos in extremis, como los que han planteado abogados del foro en la República Argentina. Por lo tanto, no es verdad que esta situación no se pueda modificar.

          Estamos seguros de que la Corte no necesita ninguna ley de este Congreso para fallar de una manera diferente a la que lo hizo. No hay mora en este Congreso para dictar norma alguna. La Corte tenía toda la normativa disponible para haber fallado de otra manera. (Aplausos.)

          Desde nuestro bloque colaboraremos en la búsqueda del consenso para redactar un texto que trate de destrabar la situación y dar interpretación y certeza hacia el futuro. Pero debe quedar perfectamente en claro que la Corte Suprema de Justicia falló, pero a nuestro criterio falló mal.

          Para finalizar, me referiré a una cuestión que los argentinos estamos esperando. Sobre este tema la Justicia se ha expedido en instancias de apelación y en la Corte, pero hoy estamos debatiendo porque uno de los poderes del Estado se pronunció, aunque según nuestra opinión mal. Hoy se está pronunciando el Congreso y las distintas fuerzas políticas en él representadas. También se han expresado las organizaciones de derechos humanos y los representantes de la cultura, la política y la actividad social de nuestro país; los ministros del Poder Ejecutivo ‑unos de una manera y otros de otro modo-, pero hace falta que se exprese el presidente de la Nación. (Aplausos.) Para construir una política de Estado es importante conocer el pensamiento de la máxima autoridad elegida por la voluntad popular en un país. Como decíamos, la política de Estado se construye entre todos. Por eso, la posición del presidente de la Nación Argentina no puede quedar en silencio frente a algo tan importante.

          Esperamos que todo este debate y el esfuerzo que estamos haciendo los distintos sectores políticos para poder zanjar las diferencias y poner en valor lo más importante, que es defender una política de Estado, sea acompañado por el presidente. No es una buena señal el silencio de la máxima autoridad argentina frente a este tema. Y esto no lo reclama, repito, la política argentina, sino nuestros hijos.

          A mí me da vergüenza mirar a los ojos a las Abuelas, a las Madres, y que a la altura de estas circunstancias en la Argentina tengamos que discutir todavía si hay impunidad o no en materia de violación de derechos humanos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Gioja).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Moreau.- Señor presidente: en primer lugar, quisiera recordar a esta Cámara –porque desde el oficialismo se omitió mencionarlo‑ que el bloque del Frente Renovador–UNA había presentado un proyecto en este mismo sentido, que lleva el número 2.380-D.-2017 y que solicito sea incorporado para su tratamiento. Posteriormente, el señor diputado Brügge hará referencia a dicha iniciativa.

          La decisión tomada hace una semana por la Corte Suprema de Justicia de la Nación de otorgar el beneficio del conocido “2 x 1” a genocidas nos conmocionó a todos. En realidad, creo que nos conmocionó porque sacudió uno de los pilares más importantes sobre los cuales se construyó nuestra democracia: los principios de memoria, verdad y justicia.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidente 2ª de la Honorable Cámara, profesora Patricia Viviana Giménez.

 

Sra. Moreau.- En un fallo dividido se decidió beneficiar a un represor con condena firme desde el año 2013, dando un mensaje negativo al conjunto de la sociedad argentina.

          Como decía el señor diputado preopinante, no es cierto que los jueces de la Corte encontraron un bache en este tema. Hace más de treinta años que, con sus más y sus menos, los tres poderes del Estado entendieron que la política de derechos humanos era un bien a preservar que debía trascender en el tiempo y que significaba mucho más que el Juicio a las Juntas.

          No obstante, para demostrar que no todos somos lo mismo, hoy debemos sancionar un proyecto de ley de interpretación auténtica del artículo 7° de la ya derogada ley 24.390. El “2 x 1” fue una mala ley; esto no está en discusión. Se trata de una norma que lastima a la sociedad argentina respecto de cualquier delito; ni qué decir si hablamos de genocidas o de delitos de lesa humanidad. Es una ley que en vez de otorgar justicia garantiza impunidad.

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, doctor Emilio Monzó.

 

Sra. Moreau.- Los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y su carácter es permanente; pueden ser juzgados en cualquier lugar y en cualquier momento en el mundo entero.

          Este país sufrió demasiado. Somos muchos los que no vamos a parar hasta que el último niño apropiado recupere su identidad. Queremos saber dónde están los que ya no están.

          Quienes tuvimos la suerte de ser hijos de la democracia queremos construir un país sin odios ni rencores. Es por ello que en esta Cámara conviven funcionarios de la dictadura con hijos de desaparecidos. Todos nosotros entendemos que hay que mirar para adelante, pero eso sí, no estamos dispuestos a perdonar lo imperdonable. Si queremos seguir creciendo como sociedad debemos tener en claro lo que está bien y lo que está mal. Y está mal que el terrorismo de Estado haya avasallado los derechos fundamentales suprimiendo las normas básicas de lo que entendemos como convivencia democrática.

          La decisión de la Corte resulta muy grave porque pone en vilo una política de justicia integral reparadora de delitos de lesa humanidad que se fue constituyendo en un interés superior de la Nación y que goza de un consenso respaldado unánimemente por la ciudadanía. Su gravedad radica asimismo en el impacto que podría tener si hoy no hacíamos algo sobre los consensos judiciales que están en marcha y también sobre las condenas dictadas en los últimos años, debilitando la obligación del Estado de prevenir, investigar, castigar y reparar todos los delitos de lesa humanidad.

          La decisión de la Corte impide que esta condena en particular se cumpla íntegramente, pero podría determinar asimismo que muchas otras sigan el mismo camino. Si eso ocurre estaremos dando un paso atrás hacia la impunidad en la Argentina, y no podemos permitirlo.

          Más allá de los fundamentos técnicos, sin duda la decisión es netamente política y este es un fallo que tiene un alto contenido político. Por ello hoy intentamos impulsar con honestidad intelectual un debate franco sobre las prioridades y los valores que defendemos a la hora de administrar justicia a la Nación.

          El Parlamento debe hacer su parte ante un hecho que, como ya he señalado, constituye un retroceso. Pero necesitamos que el Poder Ejecutivo haga la suya. El silencio del presidente es intolerable porque es el único que tiene legitimación para presentarse ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Nosotros haremos el intento de llegar a los organismos internacionales si él no lo hace.

          El Poder Ejecutivo propició este clima. Los climas son sociales, pero también debe tenerse en cuenta que pueden devenir en consecuencias muy peligrosas.

          Quienes estamos en este recinto sabemos que la memoria y el olvido no transitan por terrenos neutros sino por verdaderos campos de batalla simbólicos en los que se disputa la identidad de una sociedad. Por ello, resulta difícil separar esta decisión de la Corte del intento de modificación del feriado del 24 de marzo, de la minimización y el desprecio del número de desaparecidos, de los dichos sobre el “curro” de los derechos humanos o de la cifra de desaparecidos puesta en discusión para arreglar o conseguir un subsidio. ¡De qué estamos hablando! La historia argentina todavía reciente nos duele mucho.

          Estamos ante un momento histórico que puede significar un quiebre respecto a todo lo que hemos hecho hasta el presente. No queremos y no estamos en condiciones de permitir que esto ocurra porque debemos mirar hacia adelante. Son muchas las leyes que debemos a la sociedad. Tenemos que discutir las excarcelaciones, están matando a una mujer cada 28 horas y se pretende volver para atrás con este tema.

          La sociedad argentina necesita reflexionar profundamente sobre los hechos que estamos viviendo para resguardar también la dimensión ética y moral de nuestra democracia. No vamos a destruir esto por más que algunos sectores minoritarios intenten hacerlo. No vamos a dar lugar al revanchismo revisionista, como se está planteando, y mucho menos vamos a ser indiferentes.

          Para que nuestra democracia crezca y se fortalezca es necesario que los mensajes de los círculos de poder sean claros. Para cualquier delito, violaciones, asesinatos o delitos de lesa humanidad, diez años de cárcel son diez años de cárcel, ni cinco ni siete.

          Nuestro compromiso, señor presidente, es seguir peleando para que la memoria sea un faro en la construcción de una sociedad y una democracia más justas.

          El 26 de octubre de 1983, a pocas cuadras de acá, y con el fin de unificar a la sociedad, un hombre nos convocó a una marcha, a la cual se sumaron radicales, peronistas, socialistas y, sobre todo, independientes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Pitrola.- Señor presidente: en primer lugar, el Partido Obrero quiere decir claramente que estamos ante un nuevo Punto Final. El fallo del “2 x 1” a los genocidas afecta el régimen político, las libertades democráticas y el ejercicio de las libertades políticas, y busca un giro de fondo para reforzar la naturaleza represiva del Estado.

          No vamos a ir a un debate meramente técnico, jurídico o constitucional; esto implica un salto sin precedentes en materia de impunidad. Para nosotros es una amnistía que supera el indulto por el número de genocidas que serían beneficiados por este fallo y esta impunidad.

          Es falso lo que dice el señor diputado Tonelli, en el sentido de que la Corte no tenía otro remedio que fallar de esta manera. Es increíble que nos diga esto a los diputados de la Nación y al pueblo argentino cuando dos de los cinco miembros de la Corte han fundamentado en contra del “2 x 1” y han demostrado en su fallo de minoría la antijuridicidad del planteo cuando corresponde a crímenes de lesa humanidad, de carácter permanente e imprescriptible.

          Se trata de una operación de Estado, y acá quiero detenerme en algo que denunció hoy Norita Cortiñas. Tuvimos una nutrida conferencia de prensa en el SERPAJ con Adolfo Pérez Esquivel, Norita y las organizaciones de derechos humanos del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que integramos y que convoca históricamente los 24 de marzo. Estuvieron presentes las organizaciones de derechos humanos que han sido autónomas de todos los gobiernos, también del pasado gobierno kirchnerista y, por supuesto, del actual.

          En esa ocasión, Norita denunció una y otra vez a la cúpula de la Iglesia, que 24 horas antes de este fallo aberrante planteó la idea de la reconciliación de las víctimas del terrorismo de Estado con sus victimarios. De ninguna manera puede ser una casualidad, como tampoco lo es que esos jueces, que primero fueron nombrados por decreto y aceptaban ese nombramiento –lo cual ya los invalidaba como custodios de los derechos de la Constitución y de la ley-, y que después fueron votados en el Senado incluso por esta oposición que le ha aprobado todas las leyes del ajuste al gobierno, sean los que han garantizado este fallo aberrante.

          Se trata de un fallo estratégico, que formatea el Estado e ilumina, en la impunidad de los genocidas de la dictadura, las posibles conductas de las fuerzas armadas y del conjunto de las fuerzas de seguridad en la actualidad;

es un impulso al gatillo fácil y al aumento de la represión y la arbitrariedad. Este fallo se inscribe en una política que apunta a habilitar la intervención de las fuerzas armadas en cuestiones internas.

          Ahora tenemos un gobierno que se despega; en mi opinión lo hace por los focus group. Creo que se despega porque advirtió que el 95 por ciento de la población está en contra de esta decisión. Por eso decidió despegarse de un fallo del que en realidad es autor intelectual, porque basta recordar los alcances del decreto 721 del año 2016, que nosotros rechazamos en tiempo real e incluso lo planteamos en esta Cámara de Diputados, ya que otorgaba mayor autonomía a las fuerzas armadas, reponía a los oficiales acusados por crímenes de lesa humanidad para darles cursos a los nuevos oficiales y crípticamente incluía el tema de la intervención de las fuerzas armadas en cuestiones internas.

          Ese tema viene de antes, de la época de Milani. Digo esto porque la defensa que hicieron de Milani al frente del Ejército implicó defender también a un militar acusado de genocidio.

          Lo mismo debo decir sobre el reforzamiento de los aparatos de inteligencia, que como hemos sabido operan a través de “carpetazos”.

          Todo eso está en línea con la política de la ley antiterrorista y el Proyecto “X” –que continúa vigente-, que algunos funcionarios del actual gobierno –como Laura Alonso- antes criticaban y ahora se mandaron a guardar y no dijeron nada más sobre estas cosas. Acá hay un lineamiento estratégico que es el antecedente político de este fallo aberrante de impunidad a los genocidas.

          Nuestro bloque presentó el proyecto contenido en el expediente 2.623-D.-2017, que promueve el juicio político. En este sentido, vamos a pedir –es una moción- que el proyecto sea votado en forma nominal, porque no creemos en la efectividad del presunto proyecto de consenso, cuyo texto hemos tenido que salir a buscar porque a pesar de integrar un bloque de cuatro diputados nadie nos convocó a ninguna reunión. Acá los consensos se dan entre los amigos del club del ajuste. Esos consensos son los que ahora dan origen a un paper que anda circulando, que contiene tres artículos.

          El primero de esos artículos plantea que no tiene vigencia el beneficio del “2 x 1” en los casos de delitos de lesa humanidad. Este es un artículo votable, aunque es discutible que tenga algún efecto. En este sentido, varios diputados plantearon durante la discusión que una norma de este tipo difícilmente pueda bloquear la aplicación del artículo 2° del Código Penal que establece el beneficio de la ley más benigna.

          Por otra parte, estos jueces de la Corte han tenido el cuidado –por eso digo que es una operación muy pensada- de aplicarlo en el caso Muiña, que no estuvo preso entre 1994 y 2001. Esto persigue un objetivo claro; así se lo planteamos a las madres que están aquí presentes y a Estela de Carlotto, con quienes hemos estado conversando.

          ¡Ojo con el engaño de una ley que no sirva para nada! Digo esto porque el caso Muiña está fuera del período. Lo buscaron a propósito para que tenga un efecto abarcativo sobre todos los genocidas. Por ello, pongo de relieve que entre todos estos aspectos y antecedentes políticos está la prisión domiciliaria de Etchecolatz. ¿Cómo puede ser que le otorguen la prisión domiciliaria a Etchecolatz si Jorge Julio López todavía sigue desaparecido? Aclaro que tampoco tendría que tener prisión domiciliaria en el pisito de Palermo Chico José Pedraza, que fue detenido en Puerto Madero y ahora goza de una cómoda prisión domiciliaria habiendo sido el autor intelectual de un crimen político.

          Evidentemente nos encontramos ante un fuerte operativo estratégico de impunidad. Esto no depende solamente de las declaraciones de Lopérfido, que ahora es repudiado en Europa en su nuevo cargo. Acá hay una orientación política desde el Estado. Por eso, como se trata de una operación política del Estado, pedimos el juicio político. Porque estos jueces dictarán nuevos fallos. Acá hay una cuestión de fondo: quieren formatear el Estado para fortalecerlo y reforzar el disciplinamiento social frente a los brutales choques sociales que en la Argentina particularmente han empezado en 2017 y que no solamente están convulsionando a nuestro país, sino a toda América Latina por la aplicación del ajuste para que los trabajadores paguen la crisis capitalista.

          Este es el problema de fondo. No se trata de un debate referido meramente al tema de los derechos humanos.

          Por otra parte, esta Corte ya estableció que las apelaciones a la Corte Interamericana de Derechos Humanos no tienen efecto revocatorio.          

          De manera tal que se van cerrando todos los caminos. Además, debemos tener cuidado en el sentido de no sancionar aquí una ley para zafar en esta sesión y decir que la Cámara de Diputados se pronunció en contra del “2 x 1”. Esto sería más o menos una ley que no tendría aplicabilidad. En definitiva, estaríamos ante un repudio de esta Cámara de Diputados respecto de un fallo. Pero como dijeron acá tantos representantes de distintos bloques, especialmente del oficialismo, se trata de la independencia del Poder Judicial.

          Creo que no tenemos una Justicia independiente y que este fallo está fuertemente imbricado en los intereses de las Fuerzas Armadas con el Poder Ejecutivo, con la cúpula de la Iglesia y, en este caso, con una mayoría de la Corte Suprema de Justicia.

          Finalmente, queremos que lo que resolvamos en esta sesión -y por eso sometemos a votación nuestro proyecto, por el que se propicia el juicio político a la Corte Suprema de Justicia, aunque sabemos que se han presentado otras iniciativas- sea la gran contribución que debemos hacer respecto de la movilización de masas que tendrá lugar en el día de mañana.

          Desde esta banca y esta conquista política de quienes han confiado en nosotros para defender los derechos populares, digo que si mañana somos un millón de argentinos vamos a abrir el camino de la derrota de esta Corte de la vergüenza, de este nuevo punto final y de esta operación del Estado para ir en contra de los trabajadores y del movimiento popular y restituir la libertad a los genocidas. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Echegaray.- Señor presidente: en primer lugar, quiero decir desde dónde vengo a rechazar este fallo de la Corte Suprema de Justicia que hoy forma parte principal de la agenda política de la Argentina.

          Hace  poco  tiempo  propuse en este mismo recinto –no podía ser de otra manera- un homenaje a dos víctimas de la dictadura militar: Sergio Karakachoff y Domingo Teruggi. En consecuencia, si no fuera enfático y claro a la hora de rechazar este fallo, estaría vilipendiando mi propia postura política.

          También quiero plantear, ya que he escuchado a algunos señores diputados de la bancada del Frente para la Victoria, algo que no termina de quedar en claro. ¿Dónde estuvo Alfonsín en la lucha grande por los derechos humanos en la Argentina? Para el presidente del bloque radical, Alfonsín estuvo en las grandes páginas de la lucha por los derechos humanos. En cambio, para otros señores diputados preopinantes todo empezó en 2003.

          Esto habla francamente a las claras de que hay que ponerse de acuerdo, empezando por la bancada del Frente para la Victoria.   

          Como joven que era al momento de ser convocado, junto a otros miles de personas de mi edad, por Raúl Alfonsín a esa larga marcha por la recuperación de la democracia, puedo decir que estoy en condiciones de dar testimonio acerca de dónde estaba el viejo en aquellos momentos. El viejo estaba hasta las pelotas en la lucha por los derechos humanos, la Justicia y la memoria en la Argentina. (Aplausos.)

          Voy a dar algunos ejemplos. En honor a la verdad y la construcción histórica habría que decir que Alfonsín, junto con otros hombres, en plena dictadura estuvo en la APDH con Alfredo Bravo y Graciela Fernández Meijide, por ejemplo. Asimismo, estuvo acompañando la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo, cuando había que jugarse, no había que esconderse, había que presentar hábeas corpus y había que tener “pelotas” para estar frente a una maquinaria feroz del terrorismo de Estado. Yo puedo dar testimonio, al igual que muchos, de esa lucha.

          Por eso, mientras otros seguramente estaban haciendo pingües negocios en algunos lugares, yo sí sé dónde estaba Alfonsín.

          Alfonsín derogó la ley de autoamnistía de los militares una vez en el gobierno, porque lo había prometido en la campaña electoral, mientras que el partido de la oposición en ese momento proponía no derogar la ley de autoamnistía por considerarla cosa juzgada.

          Eso también responde a la verdad histórica y hay que decirlo. Alfonsín creó la CONADEP y allí convocó a hombres y mujeres del ámbito de la política, pero también de la cultura y de los derechos humanos, y se produjo el Nunca Más, prologado por el genial escritor Ernesto Sábato.

          También propició el juicio a las Juntas, al terrorismo de Estado y a todos aquellos que habían sido sus responsables en su etapa embrionaria, teniendo en cuenta que también López Rega pasó sus días en la cárcel durante el gobierno de Alfonsín. Entonces, yo sí sé dónde estaba Alfonsín, porque hay que ir aclarando estas cuestiones.

          ¿Cómo no van a causar dolor los enormes testimonios que aquí se vertieron, que de alguna manera comprometen a todo el pueblo argentino, a la política y a todos los que la hacemos con esa lucha? Son los testimonios de mayor dolor y los que seguramente tienen mayor basamento para esta posición política frente a este fallo.

          Pero se habla mucho del cambio de época, de que esto pudo ser posible en el marco de un cambio de época. Y yo quiero recordar, traer a la memoria, que en el año 2013 hubo otro caso, el caso “Simón”, que tenía una condena de diecinueve años y fue conmutada por una de once años por el “2 x 1”. En esto también quiero ser coloquial, porque en aquel momento no hubo cambio de época, y la Corte por una formula ritual dejó en firme las sentencias de primera y segunda instancia en ese caso.

          En definitiva, consagró lo mismo que se está consagrando ahora, y quiero ser coloquial: la misma mierda con distinto olor. Es la misma situación que tenemos hoy, pero en aquel momento no generó estas dobles o triples lecturas del posible cambio de época.

          Yo quiero expresar que estoy muy satisfecho de la posición de la bancada a la que pertenezco, la de Cambiemos, que va a quedar expresada hoy aquí, con una decisión firme y tajante respecto del rechazo a este fallo.

          También estoy en línea con lo planteado por la gobernadora de la provincia de Buenos Aries, que fue taxativamente clara en este punto, por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y por el ministro Garavano. No es que hay dobles lecturas o que se leen encuestas, como se dice ahí. En esto se razona de acuerdo con principios y en ese sentido se obra.

          Por eso es que hoy podremos sacar, seguramente con inmensa mayoría de este cuerpo, una sanción que sea absolutamente de rechazo a lo planteado por la Corte en el fallo aludido.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sra. Argumedo.- Señor presidente: solo quiero manifestar mi profundo orgullo y honor por pertenecer al pueblo argentino, que con una mayoría aplastante se ha pronunciado en contra de los sucesivos intentos por revertir la condena histórica  hacia los genocidas de la dictadura militar iniciada en 1976, dictadura que formó parte de una estrategia integral de restauración conservadora impulsada por Estados Unidos bajo la orientación de Henry Kissinger.

          La Argentina se engarza en un proceso: 1971, dictadura en Bolivia; 1972, en Uruguay; 1973, en Chile; 1975, en Perú, y 1976, la Argentina, complementando las dictaduras militares ya existentes en Brasil, en Paraguay, en Guatemala, en Nicaragua y otros, en un plan sistemático por someter al continente a una política de saqueos, que va a tener como instrumento fundamental la odiosa y fraudulenta deuda externa y distintos mecanismos de expoliación de recursos públicos y sociales que todavía seguimos sufriendo.

          Frente a la magnitud de esa agresión, la resistencia se inicia con esas mujeres inmensas en la Plaza de Mayo y en la Iglesia Santa Cruz que van impregnando la conciencia mayoritaria del pueblo argentino, que va a ser ejemplo en el mundo en el sentido de que no se aceptan ‑y se ha dicho que nunca más- aberraciones represivas como las que nos sucedieron en esos tiempos.

          Por eso, más allá de los eventuales errores que se hayan cometido o de los intentos de devolver favores a los señores genocidas por parte de grupos económicos y financieros que se enriquecieron durante esa etapa, quiero decir a las minorías recalcitrantes que siguen insistiendo en descalificar a los derechos humanos, que queda claro que los derechos humanos no son un negocio ni un “curro”. Que queda claro que más allá de los errores cometidos no hubo dos demonios. Que queda claro que el número irreductible es de 30.000 compañeros detenidos y desaparecidos. Que queda claro que no vamos a aceptar indultos ni arbitrarios “2 x 1” porque los crímenes de lesa humanidad son imprescriptibles y no merecen amnistía ni perdón. (Aplausos.)  

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

 

Sr. Brügge.- Señor presidente: creo que a esta altura del debate se han dicho varias verdades y ha habido varios análisis jurídicos y filosóficos pero quiero detenerme y hacer una suerte de síntesis sobre qué aspectos estamos tratando de resolver en estos momentos frente a una decisión del máximo tribunal del país, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, quien en un fallo dividido dejó abierta una profunda discusión en el seno de la sociedad argentina.

          Esta discusión no necesariamente tiene sustento en lo jurídico, sino que el mayor debate debe darse en sus aspectos históricos, sociológicos y políticos.

          Desde lo jurídico humildemente puedo decir que hay diferentes posturas sobre ese fallo, pero obviamente adscribo al voto prudente, armónico y equilibrado, aplicando un principio que aquí no se mencionó, que tiene que estar presente en todo fallo, el de equidad.

          El principio de equidad, que surge de las raíces propias de nuestro sistema constitucional, fue tenido en cuenta por Juan Carlos Maqueda, ministro de la Corte Suprema.

          En ese aspecto debemos señalar que los diferentes integrantes de la Corte buscaron justificar su decisión. No es cierto que haya habido un dilema moral, como algunos de los ministros plantearon, y tampoco es cierto que no había ley.

          En este punto me puedo referir concretamente a la ley número 27.156, sancionada por este Congreso, que ya fue reiteradamente citada y analizada por los diputados preopinantes. Se dieron vastas razones para entender que esa norma prohibía expresamente la imprescriptibilidad de los delitos, pero también la conmutación y el indulto, basándose en tratados internacionales ‑que ya conocemos y se han mencionado aquí- como la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, la Convención de las Naciones Unidas sobre la Tortura y principalmente el Estatuto de Roma.

          Esto es justamente lo que reafirma la ley 27.156, que no es una norma más porque establece el alcance y la aplicación en la República Argentina de los tratados mencionados. Es más; la propia ley, que contiene un solo artículo, no solo hace referencia a los artículos 6°, 7° y 8° del Estatuto de Roma y a los tratados internacionales de derechos humanos, sino que además dispone que este tipo de delitos no puede ser objeto de amnistía, conmutación de pena o indulto.

          La historia argentina ha transitado todo un camino en lo que respecta a la búsqueda de la verdad y el juzgamiento de los responsables del terrorismo de Estado. La pregunta es si se está violando el principio de igualdad cuando a rajatabla y haciendo gala de una concepción positivista, la mayoría de la Corte entendió que sí y que correspondía aplicarlo lisa y llanamente dado que todos los delitos son iguales.

          También hizo gala de uno de sus fallos que en 2010 declaró inconstitucional la ley que hoy nos ocupa y ha generado esta discusión. En aquella oportunidad, la Corte Suprema de Justicia de la Nación entendió que era inconstitucional dejar fuera de la aplicación del llamado “2x1” a los delitos tipificados en la ley sobre tenencia y tráfico de estupefacientes. El máximo tribunal, con su composición del año 2010, declaró expresamente que el mencionado artículo era inconstitucional por violar el principio de igualdad. Me refiero específicamente al caso “Véliz, Linda Cristina sobre causa N° 5640” y al fallo del 15 de junio de 2010 en el cual la Corte declaró inconstitucional el artículo 10 de la ley 24.390.

          Ahora bien, me pregunto si los delitos tipificados en la ley sobre tenencia y tráfico de estupefacientes tienen la misma entidad, el mismo contenido y el mismo valor jurídico que los delitos de lesa humanidad, el genocidio y los crímenes de guerra. La respuesta es no, porque la República Argentina ha aceptado una escala de valores para la protección de los bienes jurídicos en juego. Todos los tratados sobre protección de derechos humanos tienen raigambre constitucional, dado que han sido incorporados –yo diría, casi en forma excepcional en el derecho constitucional comparado‑ en el artículo 75, inciso 22, de nuestra Constitución Nacional.

          Por lo tanto, no es lo mismo un delito común que un delito de lesa humanidad. El propio constituyente se encargó de dar a los de esta última clase un tratamiento especial y jerarquía constitucional. Es más; condicionó todo el ordenamiento jurídico, incluido el Código Penal, a lo que establece el artículo 75, inciso 22.

          En consecuencia, había argumentos de sobra para fundar la no aplicación de la ultractividad de la ley que establecía el llamado “2 x 1” en el caso que nos ocupa, independientemente de que se esté en presencia de un delito continuado o no, otro tecnicismo utilizado por la mayoría de la Corte para llegar a esta conclusión.

          También nos preguntamos en este momento, cuando es una suerte de incertidumbre institucional dictar una normativa que venga a traer luz sobre una situación que nosotros entendemos es clara desde el punto de vista constitucional, si no estamos hablando quizás de lo obvio.

¿Hablamos de aquello respecto de lo que no hacen falta mayores interpretaciones quizá? Y sí. La interpretación genuina del legislador está habilitada por aplicación de las normas constitucionales que establecen los poderes implícitos que tiene este Congreso de la Nación a los fines de poder interpretar el alcance de normas que están derogadas pero que los jueces siguen aplicando. Fíjese, señor presidente, que estamos hablando de normas que están derogadas; estamos interpretando normas que están derogadas pero que en definitiva los jueces, por aplicación del artículo 2° del Código Penal, entienden que deben aplicarse.

          Por eso desde el interbloque UNA hemos presentado un proyecto de ley –que ya mencionó la señora diputada Moreau‑ entendiendo que en el artículo 2° del Código Penal había que incorporar un párrafo donde, siguiendo este criterio de la ley 27.156, se estableciera expresamente que no era aplicable el concepto de la ley más benigna en los casos en que estemos en presencia de delitos de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra. ¿Eso en consonancia con qué? Con los tratados internacionales. No estábamos saliendo del principio de igualdad, no nos estábamos alejando ni creando excepciones o privilegios en favor de ciertas personas, sino que lisa y llanamente estábamos interpretando el alcance de las normas constitucionales y de los tratados que son de aplicación obligatoria. Reitero: que son de aplicación obligatoria. En la escala de valores de un juez está primero la Constitución, y yo quiero saber por qué la mayoría de los jueces de la Corte se sacó el sayo de la Constitución, porque los que estamos mencionando están prescriptos en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución.

          Es cierto, entonces, que esta Cámara está habilitada para hacer esa interpretación; de hecho, hemos llegado a un consenso, que oportunamente será explicado por los diputados que hemos estado trabajando en esa tarea. Pero también es cierto que en el esquema infraconstitucional, el Código Penal de la Nación, en su artículo 4°, establece que por leyes específicas se pueden alterar los principios generales que están previstos en los artículos 1°, 2° y 3° del mismo. O sea que ha sido el mismo legislador el que ha dejado la posibilidad de que por leyes específicas no se apliquen los principios generales previstos en el Código Penal, que es lo que se ha hecho al sancionar la ley 27.156, que tiene sustento constitucional en los tratados específicos.

          En este sentido, se han mencionado aquí diferentes fallos de la Corte Interamericana donde se exige que, dentro del ámbito de la competencia de los estados partes, tanto la Convención Universal como la Convención Interamericana de Derechos Humanos adopten medidas que tiendan a la aplicación de la pena adecuada. ¿Adecuada a qué? Al interés jurídico en juego con los delitos. Y en este caso concreto se hace mención a la obligación de imponer penas adecuadas en base a diferentes comunicaciones, pero sobre todo cuando se habla de la Convención contra la tortura y otros tratos penales crueles, inhumanos y degradantes y que el mismo voto del ministro Maqueda hace referencia como compromiso y como un esquema constitucional superior a la aplicación de la ley del 2 x 1. Por eso, más allá de las connotaciones jurídicas y de las interpretaciones que podamos hacer, más allá de los argumentos y de las corrientes filosóficas que hemos estudiado en las universidades públicas o en las universidades privadas, la Corte Suprema de Justicia debió obrar, no solo con un positivismo puro, sino aplicando también la prudencia y la equidad, por ser el último intérprete de la Constitución.

          Como último intérprete de la Constitución tiene que hacer un uso racional de sus facultades, porque si no se convierte en el tribunal más arbitrario. Ya Genaro Carrió, cuando hablaba del concepto de la sentencia arbitraria, decía que la Corte era el tribunal más arbitrario del país porque no tenía una instancia revisora que lo controlara.

          Entonces, con mayor razón, cuando los fallos de la Corte son una guía, un faro para el resto del ordenamiento jurídico, se debe tener prudencia a la hora de resolver. Máxime cuando están las otras connotaciones que señalamos recién: lo sociológico, lo político y lo histórico.

          La Corte, al momento de dictar un fallo en un tema relacionado a delitos de lesa humanidad, tema tan caro para la historia argentina, debió tener en cuenta esos principios, indudablemente.

          Por eso, señor presidente, entendemos que estamos habilitados y debemos dictar una norma interpretativa que cierre la puerta definitivamente, para que la Corte y los jueces inferiores interpreten y apliquen en un sentido los compromisos que ha asumido la República Argentina. De ahí en más podremos decir verdaderamente que en la República Argentina hay reglas de juego claras, permanentes, justas y equitativas. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.

 

Sra. Ciciliani.- Señor presidente: la verdad es que en medio del dolor y estupor por este fallo de la Corte Suprema de Justicia, pasamos el fin de semana reflexionando acerca de las cuestiones jurídicas, y a primera hora de la mañana del lunes presentamos un proyecto de ley cuyo artículo 1° dice: “Los delitos de lesa humanidad no son susceptibles de amnistía, indulto, prescripción o cosa juzgada. Las penas establecidas a los condenados por tales crímenes no podrán ser susceptibles de reducción o conmutación bajo ningún concepto”.

          Presentamos este proyecto de ley en medio de una conmoción política, al entender y comprender que el tema de los derechos humanos no había sido una cuestión cerrada y superada para la sociedad argentina y que tenemos que seguir alertas, atentos y en la lucha.

          Recién escuchamos a un diputado que nos contaba dónde estaba Alfonsín. Toda la sociedad argentina y toda la política argentina saben dónde estuvo Alfonsín en el momento que tenía que luchar por la libertad y la justicia. Ahora toda la dirigencia política tiene el deber de tomar ese ejemplo de Alfonsín y de quienes siguieron su ruta en la lucha por los derechos humanos y ratificar plenamente esa conducta. No tiene que quedar lugar a dudas de dónde tenemos que estar, repudiando este fallo inconcebible y que no logramos entender.

          La Corte Suprema es uno de los poderes del Estado que tiene su propia agenda y elige qué expediente saca del cajón. ¿Por qué sacó del cajón este expediente? El por qué sacaron este expediente del cajón –que creemos que no estaba en la necesidad de ninguno de los demócratas de la Argentina‑ lo tienen que explicar estos tres miembros de la Corte.

          Tampoco creemos que haya una falla en el Congreso de la Nación por no tener leyes para que este fallo no hubiese existido. No creemos que tengamos que hacer nuevas leyes para que los jueces de la Corte defiendan la justicia y estén en contra de la impunidad. Si solo miramos los fallos y los argumentos de Maqueda y Lorenzetti encontraremos que sí se podían hacer otras cosas.

          Tiene que quedar muy en claro para la sociedad argentina que el fallo de estos tres jueces puede liberar y permitir que caminen por las calles genocidas hoy presos por delitos de lesa humanidad.

          Este fin de semana también revisamos cómo ha sido la historia de este país para juzgar y castigar a los genocidas. Fue un arduo camino, con avances y retrocesos, incluso en la propia Justicia; pero donde no podemos tener retrocesos es en la política. Todo el arco político tiene que repudiar claramente este fallo. Por eso no solo estamos esperando el consenso mayoritario que estamos trabajando desde muy temprano para que este Congreso hoy se pronuncie, sino que invitamos a toda la ciudanía para que en paz y en libertad se exprese mañana por las calles de la República. Evidentemente, la batalla no está ganada. Debemos tenerlo en claro, no por nuestros hijos sino por nosotros mismos, porque hay muchos ciudadanos que se jugaron para acusar, investigar y para que estén presos estos genocidas.

          No estamos discutiendo las condiciones en las que cumplen sus condenas sino las condenas en sí mismas, que creemos que no pueden ser atenuadas ni modificadas. El obstetra que cortó el cordón umbilical a la mamá de Vicky Donda Pérez no puede caminar por la calle. Todos debemos repudiar esto.

          Todavía estamos buscando a nuestros nietos. Observamos a Estela de Carlotto con su trayectoria con sus canas, y con una sonrisa, trabajando para recuperar a los nietos, y no vemos revancha.

          Pedir justicia no es revancha, es vivir en una sociedad integrada. Por eso vamos a seguir luchando, mañana en las calles y hoy en el Congreso de la Nación, para que no haya ningún genocida libre. (Aplausos.)  

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos aires.

 

Sr. Daer.- Señor presidente: una vez más la política nos enfrenta con momentos delicados que pensábamos que no iban a volver a darse.

          Los que pasamos la adolescencia y la juventud peleando por la democracia, buscamos que se haga Justicia y se cumpla con ella.

          Como bien se dijo aquí, el doctor Alfonsín fue el primero en poner el pecho a este tema y llevar a juicio a los integrantes de las juntas militares. No nos conformaba, era poco, sobre todo para los jóvenes, pero debemos reconocerle la valentía política y la decisión política acertada.

          También nos avergonzamos, lamentamos y repudiamos los indultos, pero quiero ser más amplio que algunos de los diputados preopinantes.

          No quiero rotular a ningún sector ni a ningún político, sino que creo que la sociedad en su conjunto, a partir de que los cambios políticos que se venían dando

-sobre todo después de la tragedia de 2001 y 2002 y con recuperación de aire fresco que significó el 2003-, había asumido que existía un debate en la sociedad que estaba terminado.

          La verdad es que todos lo asumíamos de esa manera. Fue así que a los chicos que nacieron en democracia hubo que explicarles qué fue la dictadura, por qué fue la dictadura y qué hizo la dictadura.

          Cuando explicábamos a los chicos de la democracia qué hizo la dictadura, les decíamos que tomaron el poder con un plan sistemático de tortura, de desaparición, de muerte, y con una finalidad muy clara: barrer con todo lo que reivindicaba a una sociedad justa y a la justicia social. Por eso la inmensa mayoría de los desaparecidos fueron militantes políticos, obreros, empleados, delegados y dirigentes comprometidos con un país más justo y diferente.

          Quiero agradecer las palabras del compañero Carlos Kunkel cuando, después de haber sido partícipe de una etapa, hizo un reconocimiento crítico de la época -por lo que lo felicito y aplaudo- pero dicho reconocimiento no tiene que ser comparado -ni mucho menos- con las políticas de quienes se apropiaron del Estado para ejercer el terrorismo desde el poder que dan las armas, las fuerzas de seguridad y el control del Poder Ejecutivo nacional.

          Por eso podemos discutir este tema desde el punto de vista jurídico. No soy abogado –me quedé en la mitad del camino- pero, con el esfuerzo que implica tratar de interpretar las distintas visiones de los ministros de la Corte, tengo que garantizar que me quedo con el voto del ministro Maqueda.

          Si frente a esta situación a alguien se le genera una confusión intelectual o un dilema ético y moral, no cabe duda de que lo tiene que hacer en favor de que la impunidad no triunfe.

          En un principio, después del fallo, muchos no estuvimos confundidos, pero hubo personas con responsabilidad en la justicia que sí lo estaban. Primero fue el secretario de Derechos Humanos, con esa vorágine ‑creo- de no querer contradecir a un poder como la Corte Suprema de Justicia –quiero pensarlo así-, pero el que también se equivocó fue el ministro de Justicia ya que él no puede decir: “No me gusta el ‘2 x 1’; ni para esto ni para otros delitos”. No es lo mismo. A este respecto voy a disentir con algunos diputados preopinantes. Hay delitos que son aberrantes, como las violaciones y los homicidios, pero no son lo mismo que la práctica sistemática de desaparición y muerte programada desde el Estado. No hay igualdad aquí.

          Por eso creo que quienes tienen una responsabilidad dentro del gobierno no se pueden equivocar.

          Quisiera incluir un párrafo también respecto de la cuestión de la reconciliación. Tengamos cuidado porque si vamos a reconciliarnos y a decir que acá no pasó nada, abriremos la puerta para que sucedan estas cosas. Es como cuando uno se vacuna contra una enfermedad; si los anticuerpos que uno tiene contra una enfermedad pierden su fuerza, la enfermedad avanza. Cabe aclarar que comparar estas cuestiones aberrantes de nuestra historia con una enfermedad, no significa agrandarlas.

          Por ello, ante los aspectos jurídicos que muy bien mencionaron y aclararon los señores diputados preopinantes –el señor diputado Brügge fue muy preciso en estos términos‑, ojalá la Corte Suprema pueda rectificarse sobre el camino trazado porque de lo contrario va a dejarnos una gran herida.

          Tal vez no sea tan importante si hoy la Cámara de Diputados sanciona un proyecto de ley y mañana o la semana que viene lo hace la Cámara de Senadores para intentar impedir esta seguidilla. Lo que de alguna manera debemos intentar –y sobre esto podrán opinar los juristas mejor que yo‑ es que esta herida no siga abierta.

          Dentro del propio oficialismo hay radicales que pelearon por la democracia y que jugaron a acompañar a Alfonsín en la patriada en contra de las juntas militares. No se trata de un tema que concierne a la oposición o al oficialismo; ratifiquemos el trazado de una política de Estado que tenga que ver con la memoria, con la verdad, con el juicio y con el castigo.

          Tal como señaló el señor diputado Carlotto, hay veces que los fallos pueden gustarnos o no y quizás ni siquiera opinamos sobre los que no nos gustan, pero lo mínimo que pretende la sociedad –y que nosotros debemos plantear como representantes del pueblo‑ es que cuando se condena, las condenas se cumplan.

          Repito: no podemos sostener un principio de igualdad ante quienes no son iguales. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: conocido el fallo, desde la izquierda lo catalogamos como un fallo vergonzoso, miserable, indignante, aberrante y todos los adjetivos que podamos ponerle desde todo punto de vista.

          Los jueces de la Corte se ponen del lado de genocidas y criminales probados que secuestraron, que robaron bebés en cautiverio y que hicieron desaparecer a 30.000 luchadores para imponer un plan económico al servicio del imperialismo y del plan Cóndor a fin de pagar una deuda externa mafiosa que todos los gobiernos vinieron cumpliendo hasta el día de hoy.

          Se trata de un fallo que beneficia a un represor que con un operativo “Swat” –así se lo denominó‑, con helicópteros y tanques, ocupó el Hospital Posadas y lo transformó en un centro clandestino de detención.

          Hace poco estuve en un acto de los profesionales de la salud del Posadas, quienes decían “transformaron un centro para la vida en un centro para la muerte”. Apenas uno ingresa al hospital están las fotos de los once trabajadores del Posadas desaparecidos.

          Lo siniestro de estos jueces es que fueron a buscar una ley derogada para hacerla pasar como la ley más benigna, violando los tratados internacionales para intentar salvar a los Astiz, a los Etchecolatz, al cura Von Wernich, al “Turco” Julián y a todos los que podamos anotar de esta gente despreciable y repudiable de estos asesinos. De eso se está hablando. Efectivamente, es un fallo funcional al gobierno nacional, que fomentó la campaña con el desconocimiento de los desaparecidos y con la complicidad de la cúpula de la Iglesia Católica. Hay fotos de los obispos entregando la hostia a Videla. Bendecían las torturas y secuestros. Eso no fue hace cuarenta años. Monseñor Arancedo, del Episcopado, se la pasó todo este tiempo –hay fotos‑ yendo a las cárceles a visitar a los genocidas y prometiéndoles la prisión domiciliaria. O sea, el Episcopado, el Vaticano, venía actuando para la reconciliación con genocidas probados. Esa es la realidad. Y es una gran mentira que tengamos una Justicia independiente. Es una Justicia puesta a dedo por el presidente de la Nación. Lo intentó por decreto, pero como no pudo, fue al Senado y allí recibió el apoyo del Frente para la Victoria y del resto de los bloques del peronismo para la designación de los dos jueces de la Corte.

          Los diarios dicen que uno de ellos está ligado al Opus Dei y otro a un estudio jurídico‑contable que defendía al Grupo Clarín. Por su parte, la jueza Highton de Nolasco venía del gobierno anterior, designada por Néstor Kirchner.

          Por eso hemos dicho que hay que barrer a estos jueces y designar a otros que sean elegidos por el voto popular, que tengan cargos revocables y que dejen de ganar sueldos millonarios. Se decía que debían ganar sueldos millonarios y ocupar cargos vitalicios para tener la tranquilidad espiritual de fallar a conciencia y que nadie los pudiera comprar. Una mentira total.

          Si se hubiera aplicado un juicio por jurado para este caso no estaríamos sufriendo el “2 x 1” de la impunidad. Cualquier trabajador, cualquier luchador que viene sufriendo y que se viene movilizando desde hace cuarenta años contra el genocidio sabría distinguir un genocida de un delincuente común.

          Por eso no nos vamos a atar a ningún proyecto de consenso con los bloques de los partidos tradicionales que han avalado a estos jueces y vamos a apostar a la movilización porque durante cuarenta años hemos sorteado todos los muros de la impunidad con la lucha y la movilización. Estoy hablando de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final de Alfonsín de los ochenta y de los indultos del peronismo menemista. Asimismo, en los doce años anteriores hemos luchado para lograr la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final. Fue un ejemplo internacional de la lucha por los derechos humanos. Denunciamos a Milani, que está preso por la lucha popular. Denunciamos también la desaparición de Julio López. Una barbaridad. No se trata de que podamos encontrarnos con Astiz en un café; se trata de que si Astiz o Etchecolatz están liberados, es gente de máxima peligrosidad porque son los que hicieron desaparecer a Julio López, y hoy no se sabe absolutamente nada del tema. Es una impunidad que reinó durante el gobierno anterior y que denunciamos durante todo este tiempo. Por eso, confiamos en que mañana se movilizarán miles y miles de personas en todo el país. Nosotros lo vamos a hacer de manera independiente, movilizados con el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, como lo hicimos en todos estos años, y con las consignas bien claras: abajo el fallo del “2 x 1”. Hay que impedir, con la movilización popular, que se aplique este fallo. Por cárcel común, perpetua y efectiva para todos los genocidas y todos los cómplices civiles de los políticos patronales, obispos y empresarios que apoyaron el golpe. Les va a pasar como a los nazis: adonde vayan los iremos a buscar. Esto tenemos que cantarlo mañana en la marcha, porque no olvidamos, no perdonamos ni nos reconciliamos.

          Además, vamos a decir: “Fuera a la Corte de la impunidad”, y pediremos que a los jueces los elija el pueblo. Basta de seguir pagando una deuda externa que viene planificada, como un hecho de corrupción y de saqueo, desde la época de la dictadura, y marcharemos por la memoria de los 30.000 compañeros detenidos desaparecidos. Vamos a seguir luchando con esta bandera irrenunciable, y con la movilización de mañana, vamos a enterrar el “2 x 1” y toda la política de impunidad apoyada por los distintos gobiernos.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

 

Sra. Austin.- Señor presidente: he escuchado con atención todo el debate y, en primer lugar, quiero manifestar la satisfacción de que la Cámara de Diputados se haya abocado a discutir un tema tan sensible para la sociedad argentina.

          Quiero también reivindicar los consensos. Hace unos minutos, alguien se refería justamente a las contradicciones y los consensos. Yo quiero hacer foco en estos últimos, porque entiendo que en un tema como este, que nos atraviesa profundamente en la historia argentina y a todos los ciudadanos, debemos tener la capacidad de identificar con claridad al enemigo.

          También debemos identificar con claridad quiénes son los actores con los que podemos forjar las estrategias tendientes a perseverar en la verdad, en la búsqueda de justicia y en la defensa irrenunciable de los derechos humanos.

          No agudizar la grieta implica reconocer los aportes que se hicieron en la última década en materia de derechos humanos, que con sus contradicciones e inconsistencias son aportes fundamentales en un proceso de reconstrucción de la verdad.

          No profundizar la grieta implica también reconocer el aporte fundamental -como recién lo hizo el diputado Echegaray- de Raúl Alfonsín en la construcción de ese primer paso fundamental que distinguió a la democracia argentina de todos los otros procesos de recuperación democrática en Latinoamérica, como también también en España y Portugal. Me refiero a la capacidad de juzgar y de poner por delante la necesidad de construir una verdad común.

          Esa verdad común la tenemos que cuidar; la tiene que cuidar la Corte, la tiene que cuidar el Congreso y también el Poder Ejecutivo, tal como lo vienen haciendo todos los argentinos.

          En segundo lugar, celebro que estemos dando este debate sin ampararnos en la división de poderes, como si eso nos pudiera quitar la responsabilidad de opinar cuando tenemos que hacerlo. Nuestro sistema es sabio y establece un mecanismo de pesos y contrapesos, para que sea el Congreso el que levante la voz cuando lo tenga que hacer, dicte las normas que tenga necesidad de aclarar y también interpele, cuando requiera la utilización de estos otros mecanismos.

          Justamente eso es lo que hoy estamos haciendo aquí; es decir, estamos dando una discusión que es política, pero que también es jurídica y específicamente constitucional.

          En tercer lugar, en esta historia de la democracia argentina –que también va de la mano de Raúl Alfonsín- quiero recordar lo que fue la reforma de 1994, con la incorporación de los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional. A partir de entonces pasaron a tener la misma jerarquía que la Constitución Nacional, superior a las leyes y al Código Penal.

          Esa interpretación es la que yo entiendo que resulta violentada por el voto mayoritario de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; ese no es un voto armonioso, porque no fue capaz de entender el juego de equilibrio que debe darse con la Convención Interamericana de Derechos Humanos. En este sentido, recordemos que el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional establece que los tratados internacionales tienen jerarquía constitucional en las condiciones de su vigencia. Esto es algo que también ha señalado la doctrina. Por lo tanto, tienen que ser interpretados conforme los fallos que dicten los órganos que crean estos instrumentos; en este caso sería la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

          Justamente, en el fallo Gelman contra Uruguay, la Corte Interamericana interpretó cómo debía entenderse el concepto de ley penal más benigna cuando hablamos de delitos permanentes.

          Cabe aclarar que son delitos permanentes los delitos de lesa humanidad y la desaparición forzada de personas. Hablamos de delitos que al día de hoy no han tenido fin.

          ¿Cómo puede ser que el argumento que se utilizó para sostener que esos delitos son imprescriptibles y que no pueden ser amnistiados ni indultados, sea el mismo que utilizaron bajo una lógica maniquea para aplicar una conmutación de pena? La aplicación del beneficio del “2 x 1” a los genocidas no es otra cosa que una amnistía o una condonación de pena.

          Por otra parte, reitero que en nuestro país no es lo mismo un delito común –cualquiera fuere, incluso los aberrantes- que un delito de lesa humanidad. La norma más importante que tenemos para protegernos y garantizar nuestros derechos –me refiero a la Constitución Nacional- no admite ninguna otra interpretación.

          Por lo tanto, tenemos la obligación de exigirle a la Corte que sea respetuosa de esa historia. La interpretación del artículo 2° del Código Penal nunca puede estar por encima de la interpretación armoniosa de la Constitución Nacional y de los tratados de derechos humanos.

          Además, tengo que señalar que hemos presentado tres proyectos de ley que fueron acompañados por muchos integrantes del interbloque Cambiemos. Dichos proyectos están contenidos en los expedientes 2371-D.-2017, 2372-D.-2017 y 2373-D.-2017, que están en consonancia con el proyecto que seguramente hoy vamos a aprobar. Esas iniciativas buscan interpretar de manera armoniosa y auténtica el alcance de una norma que ya fue derogada.

          También tendríamos que analizar de qué manera modificar el artículo 2° del Código Penal, para que sea interpretado en consonancia con los fallos de la Corte Interamericana, toda vez que en los casos de delitos permanentes se debe aplicar la última ley vigente.

          No hay interpretación posible que pueda equiparar la norma procesal penal a la norma penal. Este es otro error en el que cayó la Corte.

          Por otra parte, si una sentencia nos hace doler las tripas y nos genera indignación, no es justa. Al respecto, no estoy de acuerdo con lo que manifestó algún legislador de que este es un debate teórico entre el iusnaturalismo y el iuspositivismo; es un debate que la ciencia jurídica ya resolvió bajo la figura de la sentencia írrita, que justamente es aquella que tiene una injusticia extrema verificable.

          Precisamente, sería una injusticia extrema verificable si este fallo se aplicara a los demás supuestos, porque tendríamos en la calle a muchos de los genocidas que nuestro país ha condenado con tanto esfuerzo. Este podría ser el caso de Arnoldo “Chubi” López, respecto de quien el año pasado tuve la posibilidad de escuchar la sentencia en la mega causa La Perla, en Córdoba, cuando se lo condenó por 281 homicidios y 383 secuestros. Es el primero de los genocidas que en Córdoba está pidiendo la aplicación del beneficio del “2 x 1”.

          ¿Qué es sino una sentencia injusta la que permite aplicarle a esta persona estos beneficios? Se trata de alguien que no solo no se arrepintió sino que, además, mientras escuchaba el fallo de la Cámara amenazó a todos los que estaban allí presentes haciendo una clara alocución en el sentido de que la sed de venganza que ellos tienen todavía sigue en pie.

          Finalmente, quiero recordar una vieja frase que en los primeros años nos enseñan a quienes estudiamos derecho: ¿Qué es la Justicia? En este sentido, Ulpiano decía que es dar a cada uno lo suyo. Creo que este es el mensaje que hoy debemos dar desde el Congreso Nacional. Se trata de un mensaje político, jurídico y constitucional, pero por sobre todas las cosas, de respeto irrestricto de los derechos humanos en nuestro país. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Raffo.- Señor presidente: estamos en una encrucijada de la historia en la que debemos dar una señal fuerte en esta coyuntura lamentable y desgraciada que la Corte Suprema de Justicia ha provocado con su fallo en la sociedad argentina.

          A mi juicio, como estamos en una encrucijada es bueno retomar el hilo de algunas reflexiones sobre los orígenes de los derechos humanos, que están siendo agraviados.

          En ese sentido, quiero señalar brevemente que hay quienes con fundadas razones ponen en el discurso de Antígona, la tragedia de Sófocles, la explicitación teórico-conceptual de estos derechos cuando ella dice que hay leyes no escritas e inmutables, cuya vigencia no es de hoy ni de ayer sino de siempre. Esto fue escrito 400 años antes de Cristo.

          Poco después Esquilo, en su obra La Orestíada, generó aquellas figuras que fueron las Erinias, que atormentaban la ciudad porque había crímenes impunes en la sociedad. Esas Erinias no descansaron hasta que esos crímenes fueron esclarecidos. Y allí se transformaron, según la mitología griega, en las Euménides.

          Una sociedad con impunidad y privilegios para los criminales genocidas es una sociedad agraviada en su esencia. Esta línea de reflexión fue reiterada por Platón en su obra La República, cuando dijo que la injusticia fundamentalmente agravia al conjunto de la sociedad, además de hacerlo con la víctima directa de la injusticia.

          La lesión que provocó la dictadura militar mediante los genocidas, secuestradores y torturadores mutiló a la sociedad argentina y la sometió con el terror. Alteró las reglas del razonamiento del sentido común instalando como respuesta lógica la frase “algo habrán hecho”. Lo mismo ocurría cuando la dictadura decía “no los busquen porque no los van a encontrar y me ofendo si me preguntan”. Esto constituía la confesión del crimen y la mal llamada ley de autoamnistía, que afortunadamente fue derogada en su momento por el Congreso Nacional de la democracia de los argentinos.

          Entonces, estamos ante un hecho que agravia a todos porque agravia a la Justicia y viene a favorecer el crimen. Como bien lo ha señalado el señor diputado Daer y otros señores legisladores preopinantes, se trata de crímenes diferentes. Todos los delitos prescriben, menos estos; todos los delitos pueden ser amnistiados, menos estos. ¿Por qué? Por la gravedad institucional y social, como así también por la magnitud y naturaleza del crimen.

          Por lo tanto, la Corte Suprema de Justicia nos ha agraviado a todos, al firmar esta sentencia.

          Es verdad, lo dijo el señor Oliver Wendell Holmes, famoso ministro de la Corte norteamericana de los años treinta: la Constitución y las leyes dicen lo que los jueces dicen que la Constitución y las leyes dicen. Así que no me vengan con que algunos jueces estaban presos por la ley o encuadrados en las palabras de las normas, porque se enseña en las escuelas de derecho natural, el positivismo kelseniano, la teoría egológica, la teoría tridimensional del señor Werner Goldschmidt, el sociologismo norteamericano, y en todas las escuelas de derecho que no es verdad que los jueces están presos por las palabras de la ley. Todos sabemos que los jueces pueden hacer barbaridades con las palabras de la ley.

          Hay un caso famoso de la Corte norteamericana, que se llama Dred Scott, de los años 1858-1859, en el que se planteaba la libertad de un esclavo, y la Corte dijo que las personas de raza negra no estaban amparadas por las garantías de las enmiendas de la Constitución porque no eran personas, eran cosas. En Estados Unidos habían sido puestas en la categoría de cosas y, por consiguiente, no se podía imaginar que una cosa fuera libre porque era propiedad de su propietario.

          Fue uno de los detonantes de la guerra civil de 1860, esa barbaridad que la Corte Suprema de los Estados Unidos de Norteamérica estableció en una sentencia.

          Así que desde que el hombre es hombre, los jueces pueden hacer barbaridades, y estos jueces han hecho una barbaridad.

          Permítanme reflexionar sobre la naturaleza de los derechos humanos violados, y por qué son tan diferentes. Desde el punto de vista teórico, lógico, formal, todos los derechos son humanos porque no hay derechos de las cosas. El derecho de propiedad es un derecho de personas humanas; el derecho de transitar, todos los derechos, pero la expresión “derechos humanos” se acuño axiológicamente para enfrentar el agravio a ciertos derechos hecho desde el Estado, desde la impunidad del Estado, ejecutado con las armas del Estado, encubiertos en los cuarteles con las banderas del Estado y el escudo de los argentinos.

          Creo que está pendiente el desagravio a nuestros símbolos patrios por haberlos hecho presidir edificios donde se violaba, se torturaba, se asesinaba y se secuestraba. Hace muchos años jugadores de rugby robaron una bandera de un edificio público y se hizo un desagravio a la bandera en todas las escuelas del país. Todavía no hemos hecho a la bandera de los argentinos y a su escudo el desagravio por haber sido usados para amparar aguantaderos de criminales por delitos de lesa humanidad.

          Todo agravio a un derecho debe ser reprobado y castigado, pero el agravio a un derecho realizado por quien tiene la obligación de tutelarlo constituye una violación a los derechos humanos, y ahí está lo aberrante en este tipo de crímenes. Y el fallo de la Corte es lo que ha venido a agitar las aguas.

          El principio de la ley penal más benigna no es constitucional, es un principio del Código Penal, si bien es cierto que el artículo 9° del Pacto de San José de Costa Rica recepta este principio. Pero también es cierto que una gran injusticia –y ya lo dijeron acá- es tratar como igual a lo que es desigual.

          Entonces, el crimen, el delito contra los derechos humanos, no pueden ser amparados en la mitigación de la pena por una ley que fue pensaba, regulada y establecida no para estas violaciones de derechos. Coincido en que está bien esa ley, porque la prisión preventiva es una grave excepción al principio de inocencia. Además, nadie puede ser detenido sino en función de una sentencia y un castigo. Acá mientras se averigua si alguien es o no culpable, lo llevan preso porque puede fugarse o entorpecer la investigación del delito.

          Esta Cámara en 2014, también el Senado, modificó el Código Procesal Penal de la Nación estableciendo límites y regulando la prisión preventiva. Allí se establece que la prisión preventiva no puede durar más de dos años y que es prorrogable excepcionalmente un año más. Es decir que el Código Procesal dice que vencido ese plazo, si no hay sentencia que lo condene, se ejercita la presunción de inocencia y queda libre. Entonces, al contar con el “2 x 1” se produce una mitigación.

          Aclaro que estoy de acuerdo con que el que está preso sin saber si está condenado o no esté amparado por el Código Procesal Penal y por garantías de pactos internacionales y con que de alguna manera tenga alguna compensación en el delito común, no en el delito de excepción, que es el genocidio. Insisto en que si el delito es imprescriptible el delincuente no se puede amparar en esta regla de mitigación de la pena.

          Por lo expuesto, considero que hoy debemos aprobar una norma que salga al cruce de la interpretación que desgraciadamente ha hecho la Corte, a fin de que caiga sobre su conciencia el haber agraviado a los argentinos de esta manera.

          Según entiendo, si me equivoco les pido que me corrijan ‑bienvenido sea si esto ocurre-, ya hay algún texto medianamente consensuado para resolver el problema. Es obvio que todos queremos enfrentar la cuestión y redactar una norma que sirva y que, en primer lugar, no implique un retroceso frente a la previsión que tiene el derecho positivo argentino para el acusado de un delito común que todavía no sabe si es o no culpable.

          En ese sentido, considero que por resolver un problema no tenemos que agravar otro. Aquí tengo una versión del texto y espero que se pueda corregir porque el artículo 3° dice que lo dispuesto por los artículos anteriores en la interpretación auténtica del artículo 7° de la ley 24.390, derogada por la ley 25.430, será aplicable a las causas en trámite. ¿Están excluidas las causas en trámite? ¿Qué pasa con los condenados? ¿Los que están cumpliendo condenas están fuera? No.

          Por lo tanto, solicito que al redactar el articulado final tengamos en cuenta que no debemos retroceder con respecto a las garantías que ya nuestra legislación prevé de conformidad con los pactos internacionales de derechos humanos. Tenemos que cortar con esta interpretación de la Corte que permite aplicar este beneficio a delitos de excepción. Con esto nos han agraviado a todos y el no castigo implica el huevo de la serpiente, es decir, se podrá dar lugar a la repetición.

          El diputado Pitrola me señalaba hace unos instantes la inclusión de los nuevos delitos, no solo las causas condenadas sino las que están en trámite, las condenadas y las futuras que tengan que ver con delitos de genocidio. ¿Por qué las futuras causas de genocidio van a poder invocar la interpretación de la Corte? Ninguna podrá hacerlo: ni las causas en trámite ni las pasadas ni las futuras. Ninguna.

          Si redactamos una norma que sea eficaz, que no implique un retroceso en las garantías y que salga al cruce de esta desgraciada interpretación y decisión de la Corte, creo que habremos cumplido con lo que la sociedad espera de nosotros. Esto quedará demostrado en la marcha del día de mañana, a la que todos debemos concurrir.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

 

Sr. Lusquiños.- Señor presidente: trataré de ser breve.

          Así como creemos que la economía es algo extremadamente serio, tan serio que no se puede dejar en manos de economistas, nos parece que los derechos humanos son algo tan serio que no pueden quedar en manos de cortesanos.

          Celebro que esta Honorable Cámara de Diputados se haya puesto los pantalones largos y revise lo que debe revisar. Espero que la misma actitud tenga cuando vengan del Senado proyectos mal hechos.

          Esta es una sesión extremadamente rica en la que creo que todos hemos aprendido muchísimo, no solo desde lo académico y lo político sino también desde los casos estremecedores de quienes vivieron la tremenda experiencia de sufrir esto en carne propia. No puedo agregar nada novedoso, ni desde lo jurídico ni desde cualquier otro punto de vista, pero me gustaría leer –con permiso de la Presidencia‑ el siguiente texto: “Visto el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictado con fecha 3 de mayo de 2017 en los autos caratulados Recurso de hecho deducido por la defensa de Luis Muiña en la causa Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otro sobre recurso extraordinario’ y considerando:

          “Que el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, mayoría de la decisión integrada por Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, dictado en la causa ‘Recurso de hecho deducido por la defensa de Luis Muiña en la causa Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otro sobre recurso extraordinario’ ha beneficiado injusta e inexplicablemente al represor Luis Muiña mediante la aplicación de la ley del ‘2 x 1’, actualmente derogada, lo que en la práctica viene a significar una reducción del tiempo de la pena establecido en la condena impuesta oportunamente por numerosos delitos de lesa humanidad que cometiese durante la última dictadura militar;

          “Que la aplicación de tortura física o psíquica fue el denominador común de estos abominables períodos y cuando se evidenció la existencia de un plan sistemático de secuestro, tortura y desaparición de personas comparable solamente con la barbarie instrumentada por la Alemania nazi, decenas de miles de personas fueron privadas ilegalmente de su libertad, torturadas y muertas como resultado de la aplicación de procedimientos inspirados en la totalitaria e importada doctrina de la seguridad nacional;

          “Que la desaparición de personas como política represiva a partir del asalto a las instituciones acaecido el 24 de marzo de 1976 demuestra el grado de criminalidad con que actuaron las fuerzas militares que usurparon el poder una vez obtenido el control absoluto de la organización estatal. De este horrendo esquema represivo formó parte Muiña, lo que no se puede soslayar, como tampoco podemos olvidar a los compañeros que sufrieron cruentos padecimientos de la dictadura;

          “Que el fallo de la Corte Suprema nacional atenta contra los principios que sostienen las bases de la República y el Estado de derecho de las víctimas (artículo 8, punto 1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y artículo 14, punto 1, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos). De igual modo se aparta de la propia doctrina judicial de la Corte (casos Arancibia Clavel, Enrique; Simón, Julio Héctor y Mazzeo, entre otros);

          “Que lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación resulta a todas luces repudiable, porque en los hechos consagra la impunidad sobre la justicia, frente a lo cual las instituciones de la democracia están llamadas a continuar enarbolando las banderas de la memoria, la verdad y la justicia en resguardo de la vigencia irrestricta de los derechos humanos;

          “Por ello, y en uso de sus atribuciones, el Consejo Provincial del Partido Justicialista distrito San Luis resuelve:

          “Artículo 1°.- Expresar enérgico repudio a lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en fecha 3 de mayo de 2017 en los autos caratulados ‘Recurso…”, etcétera.

          “Artículo 2°.- Instar a los poderes públicos, en todos sus ámbitos, y a la dirigencia en su conjunto a sostener la vigencia irrestricta de los derechos humanos.

          “Artículo 3°.- Dar amplia difusión a la presente declaración.”

          Este es el documento expedido por el partido Justicialista distrito San Luis, que lleva la firma de todos sus consejeros y de su presidente, el doctor Adolfo Rodríguez Saá.

          Me gustaría que sucedieran dos cosas. Primero, que pasemos rápidamente al tratamiento del tema, no porque pretenda cercenar el uso de la palabra a los diputados anotados –los que seguramente tendrán muchísimas cuestiones para aportar‑, sino porque muchos están esperando ansiosamente que esta Cámara se expida mediante un proyecto de ley lo más rápidamente posible.

          En segundo lugar, me gustaría ‑es un sueño‑ ver a todos los diputados votando en forma unánime este proyecto consensuado de repudio al fallo de la Corte y que mañana todos los diputados de esta Cámara podamos marchar en primera fila a la Plaza de Mayo para acompañar a las Madres y a las Abuelas. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señores diputados: todavía quedan anotados en la lista de oradores dieciocho o diecinueve diputados, y se siguen agregando.

          Si cada uno de ellos hablara alrededor de diez minutos, la sesión se extendería durante tres horas más. Dado que ya se han manifestado todos los bloques, es conveniente que a partir de ahora ‑si la Cámara lo aprueba‑ se cumpla estrictamente con los cinco minutos por orador, con lo cual tendríamos una hora y media más de debate y luego estaríamos votando.

          Esta Presidencia no tiene inconveniente en que se siga debatiendo como lo venimos haciendo, pero vamos a terminar muy tarde y, por lo que vengo escuchando, no sé si ese es el espíritu de los señores diputados.

 

Sra. Camaño.- Pido la palabra.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Camaño.- Señor presidente: nuestro bloque está de acuerdo con su propuesta.

 

Sr. Bossio.- Pido la palabra.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Bossio.- Nuestro bloque también está de acuerdo, señor presidente.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Entonces, se procederá en consecuencia. Gracias, señores diputados.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Alonso.- Señor presidente: en primer lugar, quiero decir que me parece acertada la decisión, porque este tema ya se ha debatido con intensidad.

          Aunque probablemente quede fuera de contexto, quiero referirme a lo que dijo una señora diputada del oficialismo con un alto perfil mediático y con una impronta autorreferencial muy fuerte. En dos ocasiones manifestó que el peronismo no tiene compromiso democrático. Quiero recordarle que el peronismo fue víctima de golpes de Estado y de proscripciones y que los peronistas fuimos víctimas de persecuciones, y muchos de ellos fueron encarcelados y hasta desaparecidos.

          Aquí con toda justeza se reivindicó al doctor Alfonsín, y quiero sumarme a ese reconocimiento, porque en un contexto totalmente diferente al presente se comprometió con los derechos humanos. Pero déjeme decirle también, señor presidente, que en el año 1978, cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitó la Argentina, el partido Justicialista, con la firma del doctor Bittel y del compañero Herminio Iglesias, denunció lo que estaba ocurriendo en la Argentina con respecto a las desapariciones.

          También quiero destacar que cuando al señor Pérez Esquivel se lo honró con el Premio Nobel de la Paz por defender los derechos humanos, a las 24 horas de haber regresado a la Argentina visitó la CGT Brasil, presidida por el compañero Ubaldini.

          Hecha esta introducción, déjenme decirles que este pronunciamiento de la mayoría de la Corte es una afrenta para los desaparecidos. Pero es también un agravio para la lucha del pueblo argentino por recuperar la democracia. Y es una afrenta a la política de Estado para ubicar los derechos humanos en un umbral muy elevado.

          ¿Por qué esta reacción de la mayoría del pueblo argentino frente a esta decisión política de la mayoría de la Corte Suprema? Porque la política de derechos humanos del Estado argentino es consecuencia de la lucha de las madres, de las organizaciones populares, de los sindicatos, de los partidos políticos y de las instituciones de la República.

          Con esto quiero decir que los derechos humanos en la Argentina ya no son patrimonio de una facción; son patrimonio del pueblo argentino. A mí me convoca a la plaza mañana el pueblo y mi conciencia; no me convoca un sector en particular.

          Ya que acá algunos han privilegiado el análisis legal o jurídico con respecto a este pronunciamiento, y queremos acordar un proyecto de ley para que no se cometan estos desaguisados en el máximo tribunal del país, también quiero recordarles que si la Corte no actuó de conformidad a derecho y a lo que indica la Constitución, hay un mecanismo, que es el juicio político, que tal vez deberíamos considerar.

          Finalmente, quiero decir que cuando se quiere encapsular este debate exclusivamente en lo legal para que puedan participar solo los abogados, es porque se persigue un propósito inconfesable. Yo no estoy acá para interpretar el pronunciamiento de uno u otro ministro de la Corte; yo estoy acá para ratificar una política de Estado en materia de derechos humanos y para respaldar el pronunciamiento mayoritario de la sociedad argentina en contra de esta decisión.

          Se pronunció la mayoría de la Corte en una dirección; la mayoría de otro poder del Estado se está pronunciando en otra dirección; hay un poder del Estado que no habló, y lo dijeron muy bien diputados preopinantes: que hable un funcionario del Poder Ejecutivo no indica que hable el presidente de la Nación. Es una voz ausente, y esta política de Estado que conquistó el pueblo argentino merece ser refrendada por el Poder Ejecutivo nacional, si realmente queremos homenajear la verdad y la justicia. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por La Rioja.

 

Sr. Olivares.- Señor presidente: sin duda este es un tema muy sensible para toda la sociedad de nuestro país. Creo que el tema de los derechos humanos no es propiedad de un sector, de un partido, ni de nadie, sino de todos los argentinos, que queremos cicatrizar esa herida tan profunda que se ha producido en muchos, con más de 30.000 desaparecidos, con vejámenes de una dictadura sangrienta, que le ha hecho mucho daño a la sociedad en su conjunto.

          Creo que este fallo dividido de la Corte Suprema, con tres miembros votando por la aplicación del dos por uno ‑una ley derogada por este Congreso Nacional‑ y otros dos jueces fallando en contra, no hace más que volver a abrir esa herida que los argentinos queremos cicatrizar.

          A este Congreso de la Nación venimos representantes de todas las provincias del país, que sin duda andamos por cada uno de los pueblos, por las calles de nuestras ciudades, y queremos hacerlo con la frente bien alta, recordando a nuestros desaparecidos. En mi provincia hay treinta y tres. Puedo nombrar a algunos, y espero que no se ofendan aquellos que no menciono: Angelelli, los curas Carlos y Gabriel, Wenseslao Pedernera, los hermanos Olmedo, los familiares de Menna Lanzillotto, nieto recuperado hace poco tiempo, un orgullo para aquellas abuelas que pertenecen a mi provincia.

          Al recordar a los treinta y tres riojanos desaparecidos no puedo olvidarme de alguien muy reciente, como Agapito Ledo. Hoy está preso César Milani, cumpliendo una condena. Queremos que lo haga en las cárceles de nuestro país, como cualquier ciudadano, sin privilegios. (Aplausos.)

          Estos genocidas, que han causado daño a nuestro pueblo, merecen la mayor de las condenas y el repudio de toda la sociedad argentina.

- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 2a de la Honorable Cámara, profesora Patricia Viviana Giménez.

Sr. Olivares.- Respetando el pedido de brevedad para este debate, que sin dudas es muy caro a los sentimientos de los argentinos, quiero decir que vamos por más memoria, verdad y justicia. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Giménez).- Tiene la palabra la señora diputada por Corrientes.

 

Sra. Ferreyra.- Señora presidenta: pese al cansancio, sobre todo de las madres y los familiares que nos acompañan, quiero destacar la trascendencia de este debate. Esta norma será sometida al “test de constitucionalidad”, como en su momento lo fue la declaración de nulidad de las leyes de obediencia debida y de punto final. La interpretación y finalidad que nosotros demos al texto que se ha consensuado será determinante al momento de ser puesto en práctica por los jueces.

          Por ello creo que si aguantamos treinta o cuarenta años, bien podemos hacerlo una hora más, en lugar de dejar algún resquicio por falta de debate y cansancio.

          No es la primera vez que el Poder Judicial comete barbaridades semejantes. Como bien dijo la diputada Donda Pérez, allá en los albores de 1930, los golpes de Estado se convalidaron con fallos similares. Muchas veces los jueces se ponen creativos, como lo hicieron en ese momento para convalidar la ruptura del orden democrático y garantizar a los genocidas y dictadores no solo impunidad, sino continuidad de los actos jurídicos.

          La Constitución de 1949 desapareció a través de un decreto. Se inventó la figura del decreto-ley, que no existía en la Constitución de 1853 ni en la actualmente vigente. No contentos con eso, para garantizar que queden vigentes los actos de las dictaduras, inventaron la teoría de la continuidad de la personalidad jurídica del Estado.

          Siempre son muy creativos; no es nada nuevo. La diferencia es que estos problemas de la democracia, en este momento, los vamos a resolver con más democracia. Por eso el Congreso se expedirá en un sentido que ponga límites a lo que fue no solo una claudicación ética de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino que también roza la traición a la patria.

          Se están brindando explicaciones, y estamos discutiendo si la “benignidad” es ultraactiva o no, junto con la diferencia entre delitos ordinarios y de lesa humanidad. No me voy a detener en esos argumentos, que fueron sostenidos con claridad por muchos de mis pares. Pero el fallo no se refiere solamente a eso y es vergonzoso. No solo hay que hacer juicio político y continuar con el proceso penal que hoy se ha iniciado por prevaricato, sino que hay que mandarlos nuevamente al primer año de la facultad, porque esto ni siquiera cumple con los mínimos estándares para ser una sentencia válida.

          Actuaron en prevaricato de la ley porque mientras estamos discutiendo los alcances de la ley 24.390, esa norma –y lo sabía el Tribunal- no podía hacer diferencia entre el delito ordinario y el de lesa humanidad, porque en el momento de su sanción estaban vigentes las leyes de obediencia debida y de punto final.

          Por lo tanto, la solución legislativa de esa época no podía considerar los delitos de lesa humanidad porque todos estaban fuera del alcance de los tribunales. Había que abrir juicios por la verdad: hay que acordarse de esto. Esa es la primera mentira al pretender obviar esa situación.

          La segunda mentira es cuando se habla del artículo 2° del Código Penal. Ya estaba vigente en la Constitución Nacional el artículo 36, que es la cláusula antiimpunidad, que justamente se levanta para poner un freno a todos los alzamientos antidemocráticos originados por estos genocidas.

          Esa cláusula de la Constitución Nacional reputa de nulidad absoluta intentos de conmutar penas, además de la amnistía y el indulto. Es decir, no solo en la normativa supralegal convencional -a la que estamos obligados-, sino también en el orden jurídico interno tenían herramientas suficientes y en exceso de estas dos leyes con las que nos quieren entretener.

          También estaba vigente -es una ley posterior, y todos sabemos que la ley posterior deroga la anterior, así como la ley especial deroga la general- la ley 27.156, que aquí se ha mencionado. Esa ley, también reputa con nulidad absoluta toda posibilidad de conmutar penas, como hizo el Poder Judicial.

          Este Poder Judicial, a su vez, destrozó la división de poderes, porque así como nosotros no podemos revivir procesos judiciales fenecidos, ellos tampoco podían revivir leyes derogadas, y estas normas que estoy citando son el antecedente. Por eso decimos que fue un fallo en el que se cometió el delito de prevaricato, porque actuaron en contra del mandato de la Constitución y de las leyes vigentes desde 2015.

          Algunos piensan que estos fallos estuvieron motivados por la devolución de favores al poder económico, entre ellos, el grupo Macri. Otros dicen que acá hubo una intención de conseguir el voto de la familia militar.

          La verdad que eso tendríamos que discutirlo cuando estemos analizando el juicio político. Lo real y cierto es que la doctora Highton de Nolasco ha declarado lo contrario en otros casos exactamente iguales, y permítanme leer una parte de la causa Simón, donde se analizó la constitucionalidad de la ley que declaró la nulidad de la obediencia debida y el punto final.

          En dicha causa la doctora Highton de Nolasco decía que “era imperativo impedir por tanto que pueda invocarse la ultraactividad de la ley penal más benigna”. Hoy viene a sostener exactamente lo contrario, y es ahí donde yo digo que hay prevaricato y cohecho, porque fue beneficiada con una falta de apelación que la dejó sentada en la Corte Suprema, pese a haber cumplido y violado el límite que la propia Constitución establecía. El caso de Fayt no aplicaba en su situación, porque ella juró por esta Constitución con esa limitación.

          Este fallo no nos equipara al punto final, aunque sea un intento de tener efectos similares, porque en aquella época de la democracia incipiente, de la obediencia debida y del punto final, había alzamientos militares que, con las armas, venían a exigir al Congreso y a los poderes democráticos la amnistía para que no continúen las causas.

          En este momento no existe ninguno de esos condicionantes y por eso digo que hay una animosidad dolosa. Nosotros vamos a tener que determinar por qué se conformó esa mayoría para lograr este fallo.

          La diputada Austin hablaba de la interpretación armónica de la ley. ¿Saben qué dice el fallo del doctor Rosatti? Que en la Argentina la interpretación debe hacerse según el texto literal de la ley.

          Se olvida de que el artículo 2° del Código Civil y Comercial de la Nación habla no solo de la literalidad de la ley, sino también de la finalidad ‑por eso digo que es tan importante este debate‑ y de los tratados de derechos humanos. Hay que hacer una interpretación armónica con la Constitución. Por eso no podían elegir entre dos normas para discutir –el artículo 2° del Código Civil y Comercial o la ley 24.390‑ sin considerar estas otras normas que integran el orden jurídico argentino y que, encima, están vigentes, porque no fueron derogadas.

          Como tengo muchas cosas para decir, voy a pedir permiso a la Presidencia para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones. No obstante, quiero dejar sentado que esta morigeración de penas estaba prohibida por la ley y que esta respuesta que hoy va a dar el Congreso de la Nación tiene que servir para que los nuevos fallos, los nuevos precedentes, los fiscales y hasta los defensores oficiales tengan en cuenta cuál es la voluntad mayoritaria del pueblo argentino.

          Esta es la casa de la democracia. De los tres poderes, este es el cuerpo colegiado que mejor representa el espíritu de los soberanos. Si no fuera así, tendríamos una crisis democrática cuyas consecuencias serían impensables en el tiempo.

          Por ejemplo, ante las barbaridades que se dicen, como la de que los delitos son permanentes, pasan dos cosas. En primer lugar, aquí hay represores que no fueron condenados por la comisión de delitos de carácter permanente. De hecho, el propio Muiña fue condenado por cinco casos de privación ilegítima de la libertad y uno solo por la desaparición forzada de personas. Si Muiña, en un acto de arrepentimiento –o cualquiera de los represores‑ nos dijera dónde están los restos de nuestros desaparecidos, quedan automáticamente excluidos de este beneficio del dos por uno. Es una barbaridad porque en lugar de convocar a la pacificación y a preconizar que se diga la verdad, este fallo de la Corte preconiza que se mantengan los pactos de silencio. Esto es un escándalo.

 

Sra. Presidenta (Giménez).- Señora diputada, habíamos acordado un tiempo de cinco minutos para cada exposición.

 

Sra. Ferreyra.- Pido disculpas, pero lo que sucede es que este tipo de cosas no son menores y no es lo mismo la inserción del discurso en el Diario de Sesiones que la versión taquigráfica. Pido disculpas a la Presidencia y a cada uno de mis pares presentes, pero son temas demasiado trascendentes.

          Más allá del carácter permanente de los delitos, hay otro tema que no toma la Corte respecto de la permanencia en el tiempo del delito de desaparición forzada de personas, que tiene que ver con la voluntad de quien ha cometido ese crimen. Si se le niega la posibilidad de hablar, porque va a perder el beneficio del dos por uno, es un escándalo. Por eso hice referencia a la traición a la patria.

          Aquí se está queriendo obstruir el avance de los procesos y de los nuevos juicios que se están llevando a cabo. Después de esto, ningún represor va a venir a decirnos –tal como lo señaló la señora diputada Donda Pérez‑ que tiene una lista. ¡Que nos digan dónde están nuestros desaparecidos! ¡Que nos digan dónde están los menores apropiados que aún nos faltan! ¡Que nos digan cuáles fueron las responsabilidades civiles y eclesiásticas!

          No hay reconciliación en este sentido y por eso seguimos hablando del Nunca Más. Esta no fue una guerra sucia, sino terrorismo de Estado. Aquí hay que poner un punto final a este tipo de maniobras para que el Nunca Más jamás vuelva a ser afectado por fallos de esta naturaleza.

          Como siempre decimos, son 30.000 desaparecidos. Se ha expedido la Corte, se va a expedir el Congreso y ahora tiene que expedirse el presidente de la Nación, poniendo en claro el tema de los 30.000 desaparecidos y diciendo, sobre todo, que este fallo de la Corte Suprema es de nulidad absoluta. Si no lo hace, vamos a encontrarnos con la responsabilidad en la cabeza máxima. Es hora de que dejemos de lado las tibiezas; es hora de que dejemos las entelequias. Está en juego el destino de nuestra democracia.

          Voy a insertar en el Diario de Sesiones algunas cuestiones relacionadas con las aberraciones que expresó la señora diputada Carrió. Ella fue funcionaria de la dictadura; no va a venir a darnos cátedra de moral. A ella, que se hace comentarista del dolor ajeno y se hace fiscal de la República, le digo que aquí, en estas bancas, está sentada Josefina González, que fue torturada y picaneada siendo una bebé; su abuela y su padre fueron desaparecidos y su madre y sus tíos asesinados. Nosotros no vamos a dejar que la Corte, la señora diputada Carrió o quien fuera nos haga retroceder al Nunca Más. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Giménez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

 

Sr. Martínez (O.A.).- Señora presidenta: la lucha por los derechos del pueblo argentino, con avances y retrocesos, han sido una constante a lo largo de toda la historia. En ese sentido, la lucha por los derechos humanos no ha sido diferente.

          Lamentablemente, la dictadura cívico‑militar, apañada y avalada por patrones y funcionarios que fueron a golpear las puertas de los cuarteles en el 76, ha producido consecuencias desastrosas, con avances y retrocesos.

          Es cierto que hubo juicios a las juntas militares, pero también es cierto que hubo leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. También es verdad que hubo indultos. Después se vino a plantear la derogación de los indultos y de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final para poder reabrir las causas y empezar a enjuiciar, verdaderamente y como corresponde, a los genocidas, que no son solo militares, sino también civiles que realizaron acuerdos y negociados que, entre otras cosas, nos trajeron la fraudulenta deuda externa. De esas personas hoy hay socios que ocupan distintos despachos de la Casa de Gobierno, en el máximo poder.

          Por eso no es casual este fallo. Hemos tenido que escuchar, como si fuéramos ignorantes, una clase de derecho de una fiscal de la dictadura, que con sus argumentos vino a plantearnos la intención de defender a la Corte o a los funcionarios.

          Este fallo de la Corte está sustentado en una política del gobierno y de los poderes económicos y financieros de este país, que una vez más pretenden avanzar sobre los derechos del pueblo y de los trabajadores. Una política de ajuste.

          No es casual que el 24 de marzo del año pasado haya venido a visitarnos el presidente de una de las máximas potencias mundiales.

          No es casual que en reiteradas oportunidades el ingeniero que ocupa la Casa de Gobierno se manifestara sobre los derechos humanos utilizando el término “curro” o negociado.

          No es casual que una y otra vez negaran que los compañeros detenidos y desaparecidos fueran 30.000. Eran, son y serán 30.000, y estarán siempre presentes con nosotros en cada una de las acciones de nuestras vidas. (Aplausos.)

          No es casual que la señora fiscal recorriera los canales y cuanto medio le diera lugar para ir a decir que había que liberar a esos viejitos pobrecitos que están sufriendo la condena de haber torturado, haber hecho desaparecer criaturas, violado compañeras y asesinado a miles de trabajadores, estudiantes, científicos, abogados y funcionarios.

          No es casual que con un decreto de autoritarismo totalitario pretendieran borrar de nuestra memoria el 24 de marzo.

          No es casual nada de lo que viene a ser la base de este fallo de la Corte Suprema, porque estos jueces que con su voto pretenden liberar a los genocidas, fueron nombrados por decreto por este Poder Ejecutivo y están respondiendo a los mandatos del poder económico y político de este país.

          No es casual que varios funcionarios sigan manifestándose sobre los compañeros detenidos y desaparecidos. Sabemos que, nuevamente con la complicidad de la Iglesia, están intentando armar una base de reconciliación vaya a saber con qué pretextos escondidos y oscuros en contra del pueblo, fundamentalmente de los trabajadores. Pero hubo alguien que siempre demostró coherencia en todos estos años de avances y retrocesos, y no fueron los gobernantes, los funcionarios ni los diputados; fue el pueblo el que salió una y otra vez a la calle a defenderse de todos los ataques. Como bandera estuvieron las Madres y las Abuelas primero, y después los Hijos, que con su presencia se sumaron a la lucha para dar continuidad a aquella búsqueda de una vida más digna, para tener la posibilidad de contar con salud y educación.

          El de la Corte no es un fallo más, ni alcanza solamente con el repudio. Tampoco compartimos el consenso que viene a lavar las culpas de algunos.

          A modo de ejemplo, mientras que el señor diputado Cabandié planteaba que el gobierno, debilitado por el reclamo popular, no tiene otra alternativa que recular en chancleta, pude observar la soberbia de un diputado de la bancada oficialista, quien decía: “No vamos a recular”. Esas son las cosas que realmente nos duelen a quienes nos corre sangre por las venas y que podemos recordar que la lucha de nuestros compañeros y compañeras no fue en vano, que no peleaban solamente por una cuestión ideológica, sino por el futuro de un país que estaba amenazado por el totalitarismo. Esa lucha la reivindicamos acá y en las plazas.

          Por eso es que no nos alcanza con un proyecto de consenso que venga a lavar culpas o a hacerle el juego al gobierno porque según alguna encuesta está amenazado en alguna instancia electoral. Necesitamos un compromiso y una responsabilidad concreta.

          No sé si podremos llegar a votar un proyecto de ley esta noche, porque parece que algunos están apurados. Como lo hemos hecho siempre, nosotros tenemos la responsabilidad y el compromiso de estar mañana en cada una de las plazas, para acompañar a las Madres, a los Hijos, a las Abuelas, pero sobre todo al pueblo, que está dando una pelea concreta en contra del abuso y del autoritarismo de este gobierno, que pretende manejarse solo por decretos. Justamente a partir de un decreto ha nombrado a dos jueces que le están pagando los servicios con este tipo de fallos.

          Estamos en contra de ese discurso mediático de “los abuelitos” que están sufriendo. Que los abuelitos que están sufriendo se pudran en la cárcel por los delitos que cometieron, por habernos desaparecido a los compañeros, por haberse robado a los bebés, por haber violado a las compañeras y por haber asesinado a cientos y miles de argentinos. (Aplausos.)

          No habrá paz ni reconciliación, no hay olvido ni perdón, y seguimos levantando las mismas consignas. Les va a pasar como a los nazis: adonde vayan los iremos a buscar. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Giménez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cabandié.- Señora presidenta: voy a ser breve, porque en realidad hubo algo que no pude decir anteriormente.

          Analizando y viendo esta jornada de discusión, con posturas claras en relación con el repudio a este fallo aberrante, desde el Frente para la Victoria, con el acompañamiento de distintos bloques –voy a ser justo-, tanto la diputada Argumedo como los diputados Alonso, Carlotto y Moyano -y sé que en el Frente de Izquierda hay otro proyecto en el mismo sentido-, estamos presentando un pedido de juicio político a los tres magistrados de la Corte Suprema, obviamente por su accionar y mal desempeño en el ejercicio de sus funciones.

          Entonces, viendo que existe hoy un gran consenso en cuanto a repudiar este accionar, y siendo realmente disparatado lo que sucedió en relación con el fallo de la Corte, vamos a hacer un pedido a todos los miembros de este pleno, a los diputados de la bancada oficialista, y sobre todo a los radicales alfonsinistas, que mucho han hecho en este sentido –hago un reconocimiento al doctor Raúl Alfonsín-, a todos aquellos que abrazan esa idea del alfonsinismo, el Nunca Más del año 1985 y del juicio a las Juntas, que también tienen un acento muy fuerte en relación con estos temas.

          En este sentido, cuando termine el tratamiento de este tema pediré que votemos sobre tablas que se trate ese proyecto de ley, que ya tiene número de presentación en Mesa de Entradas, como creo que también lo tiene el del Frente de Izquierda. (Aplausos.)

 

Sra. Presidenta (Giménez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Alfonsín.- Señora presidenta: no voy a decir nada que ya no haya señalado en estos días en los diferentes medios de comunicación. Creo que hemos experimentado un retroceso importante en materia jurisprudencial, principalmente en lo que tiene que ver con los criterios y valores en función de los cuales analizábamos lo que había ocurrido durante la última dictadura militar, que fue la más sangrienta de la historia argentina.

          Creo que el voto de la mayoría de la Corte carece de una lectura del conjunto de normas que componen el derecho positivo y el derecho internacional. Incluso, no han tenido en cuenta la doctrina ni la jurisprudencia internacional.

          Aclaro que en esta materia ningún país cuenta con jurisprudencia nacional. ¿Saben por qué? Porque la Argentina fue la única Nación que juzgó a los militares que habían gobernado durante la dictadura; este es el único país del planeta en el que eso ocurrió. (Aplausos.)

          Lo pudimos hacer porque hubo un pueblo; lo digo sin falsa modestia: eso no fue gracias a un gobierno y, mucho menos, a un presidente; fue posible gracias a un pueblo y sus fuerzas políticas que se atrevieron a hacer lo que no había ocurrido en ningún lugar del mundo en ningún momento de la historia, es decir, llevar al banquillo de los acusados a quienes nos habían gobernado hasta hacía 24 horas; a quienes todavía estaban en los cuarteles y no querían que los juzgáramos, en definitiva, a quienes nos habían secuestrado, matado, torturado y desaparecido. Fuimos un ejemplo para el mundo.

          A través de mi padre tuve la suerte de conocer a muchos políticos en los años 80 y 90. Eran intelectuales, no solo de nuestro país, sino también de América Latina y de Europa. Les aseguro –no exagero- que ellos observaban con admiración lo que había ocurrido en la Argentina. Admiraban el coraje del pueblo, que fue capaz de hacer lo que no había ocurrido en ningún otro lugar del mundo sin más arma que las propias convicciones democráticas. Reitero: había admiración en el mundo por lo que el pueblo argentino había sido capaz de impulsar.

          Creo que lo que ocurrió en aquella transición –me refiero básicamente al juicio a las Juntas- fue lo que más consolidó la democracia, pero también lo que más la puso en riesgo. Sin duda también fue el factor que más influyó para introducir en la cultura argentina valores fundamentales vinculados con la democracia y la defensa de los derechos humanos.

          Con el juicio a las Juntas comprendimos como sociedad que no hay nada más intrínsecamente perverso, cruel y brutal que una dictadura.

          No hay cambio de clima ni de época. ¿De dónde sacaron semejante cosa? ¿Quién piensa que se han modificado valores que en aquellos tiempos se arraigaron en la cultura argentina? ¿Sinceramente alguien ha observado algo que podría ser interpretado como un cambio en la disposición o actitud que la sociedad tenía frente a este tema? ¿Acaso existía una disposición de la sociedad a cambiar la política y la valoración que se había hecho desde 1983 a la fecha respecto del terrorismo de Estado? Esto no lo noté en ningún lado, lo que me alegra.

          Cuando les contaba que el mundo admiraba al pueblo argentino, como estaba seguro de que esa noticia del fallo de la Corte Suprema de Justicia iba a trascender, me preocupaba que se creyera que había cambiado algo en la sociedad argentina. En otras palabras, que se pensara que los argentinos, que habían sido muy corajudos y capaces de hacer, frente a un poder militar intacto, lo que había que hacer para que se conociera lo que se había hecho desde el Estado con los derechos humanos, ahora han cambiado, se han puesto más tolerantes y han relativizado lo que ocurrió en aquellos años.

          Me avergonzaba y apenaba que en el mundo pensaran, después de que trascendieran estas noticias, que se había producido este cambio en la sociedad argentina.

          Por eso me alegra tanto la reacción que hubo en nuestra sociedad, que en su totalidad manifestó que está intacta en la cultura nacional la defensa de valores fundamentales a la hora de organizar la sociedad democrática. (Aplausos.)

          En primer término, debo decir que este fallo constituye un retroceso y que en mi opinión está mal fundado desde el punto de vista jurídico, ya que no se ajusta a la doctrina, la jurisprudencia y los tratados internacionales, como así tampoco a la jurisprudencia nacional.

          Además, tenemos que recordar que este tipo de delitos no son los que fueron previstos en la ley del dos por uno. Ello es así porque los delitos que estamos juzgando en este caso eran no justiciables por la ley de Obediencia Debida.

          De manera tal que cuando el legislador sancionó aquella ley, no lo hizo pensando en esos delitos, que tenían que ver con el terrorismo de Estado. Además, toda la doctrina sostiene que los delitos de lesa humanidad no son susceptibles de la aplicación de leyes como esa.

          Tengo que decir algo porque lo he afirmado y no sería noble y leal de mi parte si no lo hiciera también aquí, en el interbloque Cambiemos. Para mí no es fácil señalar diferencias, como no lo ha sido en muchos casos. Señalo esto a pesar de que este fue el compromiso que asumió mi partido cuando se celebró el acuerdo para crear Cambiemos.

          Concretamente, quiero decir que no somos fuerzas iguales, sino fuerzas que pensamos distinto, por lo que puede haber diferencias, pero no debe haber miedo a que ellas se manifiesten.

          Entonces, sinceramente quiero decir que no creo que haya habido interferencias, lo que hubiera sido gravísimo. Sé que se han dado una serie de hechos que podrían hacer suponer que existe alguna complacencia con este fallo en una parte del Poder Ejecutivo. Sin embargo, sinceramente, no creo que haya habido ninguna interferencia.

          Ello es así por dos razones. En primer término, porque no creo que el presidente de la Nación se atreva a interferir en la Corte Suprema de Justicia. En segundo lugar, porque no creo que esos tres miembros de dicho tribunal sean influenciables. Puedo estar equivocado, pero honestamente eso es lo que creo. No soy de los que tienen de inmediato la tentación de pensar lo peor.

          De todos modos, si con el tiempo me demostraran que hubo una interferencia, pueden estar seguros de que voy a estar entre los primeros en salir a denunciarla.

          Dicho esto, estoy seguro de que no hay una interferencia. ¿Por qué razón se monta un discurso de esta naturaleza si no es porque se han dicho algunas cosas que no fueron las más adecuadas en este tema?

          Yo no puedo dejar de decirlo porque lo he manifestado en los medios. ¿Cómo fue que el día 9 de julio, el día que recordamos la independencia de la República Argentina, pudieron desfilar miembros de los carapintadas? ¿Qué pueden decir los chicos que en las escuelas aprenden que los carapintadas se alzaron contra el gobierno democrático en la transición y después los ven en directo por televisión desfilar el 9 de julio? Lo mismo sucedió con los del Operativo Independencia, que desfilaron en Tucumán, que estaban siendo juzgados por delitos de lesa humanidad. (Aplausos.)

          El ministro es de mi partido, y aclaro que no tenía ninguna responsabilidad, pero ha pasado mucho tiempo y ya deberíamos saber por qué se produjo esa presencia allí.

          ¿Qué necesidad de empezar a discutir, casi como pretendiendo relativizar lo ocurrido, y atribuir intenciones espurias a la cuestión del número de desaparecidos que el conjunto de la sociedad argentina cree que existió? ¿Cómo no voy a decir nada a mi partido? ¿Qué lealtad tendría si acá mismo no lo dijera? ¿Cómo puede discutirse lo del 24 de marzo? ¿Qué creían que iba a pensar la sociedad? ¿Que había un intento relativizador? Yo no creo que esa haya sido la intención, pero también digo con absoluta honestidad que las distintas fuerzas que integran Cambiemos tenemos una mirada diferente en muchas cosas. Y en este tema la Unión Cívica Radical tiene una mirada distinta a la que tienen muchos miembros –no todos- de otros partidos que integran Cambiemos. (Aplausos.)

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, doctor Emilio Monzó.

Sr. Alfonsín.- Voy a decir algo que ha pasado desapercibido y revela la distinta concepción que existe. Lo que voy a contar tiene en principio una mirada bastante obvia, pero si lo analizamos en detalle comprenderemos que el significado es más profundo. Yo no puedo callarme las cosas, aunque muchas veces los políticos nos tenemos que callar porque estamos muy constreñidos por un montón de cuestiones; no digo mentir, sino callarnos las cosas.

          Pero este es un tema en el que debemos estar todos juntos, y por eso no hay que querer sacar ventaja con esto ni aprovecharlo para echarnos culpas entre nosotros, porque eso no nos une, y en este punto debemos estar unidos.

          Hace poco escuché un reportaje bastante frívolo, por cierto. Tal vez esto no lo debería decir, pero me enojó mucho. Fue un reportaje al ministro de Cultura y no se le dio demasiada importancia. Hablando de las ventajas, del hándicap que tenían las generaciones actuales, las que habían nacido después de la dictadura, las generaciones de la democracia, decía que tenían la ventaja de no cargar con la mochila de la dictadura.

          ¿Nos damos cuenta de lo que eso significa? Imagínense ustedes que un dirigente de la comunidad judía dijera en un acto de la comunidad que las generaciones actuales no tienen que cargar con la mochila del Holocausto. ¡Con esa mochila cargamos todos, porque fue un agravio a la humanidad! (Aplausos.)

          Ya finalizo mi exposición, señor presidente, no me mire con cara de enojado.

          ¿Saben por qué hay que recordar? Por justicia. Porque sería un acto más de injusticia olvidarnos de lo que pasó. Sería someter a una injusticia más a los que ya sufrieron la terrible injusticia ‑una de las peores‑ del terrorismo de Estado.

          Por otro lado, tenemos que conocer de qué es capaz la condición humana. ¿Acaso creen que fue un hecho excepcional en la historia? ¿Qué es capaz de hacer el hombre en determinados contextos? No es una mochila que no puede volver a repetirse en la Argentina o en el mundo. Entonces, tenemos que estar muy alertas. Si advertimos de qué somos capaces, a partir de la comprensión de la condición humana, podremos entender en qué contexto pueden expresarse esos aspectos. ¡Gracias a Dios que la sociedad está alerta!

          No hay transformación posible, ni buena ni mala, que pueda hacer la política si no hay una mayoría social dispuesta a acompañarla, y esto no va a ser acompañado por la mayoría de los argentinos. (Aplausos prolongados. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Jujuy.

 

Sra. Martínez (S.A.).- Señor presidente: es difícil hablar después de estas palabras tan elocuentes; sin embargo el hecho de que me haya mencionado me obliga a hacerlo.

          Quiero expresar que en este caso en particular creo que la opinión del Poder Ejecutivo ha sido firme. El jefe de Gabinete manifestó que el gobierno considera que el “2x1” es un símbolo de impunidad en la Argentina. Es un mecanismo que hace que se consagre la impunidad, y peor si se aplica a crímenes de lesa humanidad. Pienso que esa expresión ha sido importante.

          Es fundamental, para seguir la línea que la historia nos marca como partido, hacer algunas referencias por más que aquí ya hayan sido planteadas.

          Debemos expresar muy fuertemente nuestro repudio al reciente fallo de la Corte que dispone este cómputo del “2 X 1” al torturador Luis Muiña. Se trata de una decisión que desconoce totalmente el consenso social argentino en torno a la persecución, el juicio y el castigo por los crímenes de lesa humanidad. Estos delitos no son cualquier delito, son graves y constituyen atroces violaciones a los derechos más básicos y elementales, aquellos que nos pertenecen por el solo hecho de ser personas.

          Hay que decir que la ley del “2 x 1” fue sancionada mucho después de cometidos los delitos por los que Muiña fue condenado y que se derogó antes de que fuera juzgado. Muiña no estuvo detenido durante su vigencia.

          Es una locura pensar que se sancionó para beneficiar a los genocidas, ya que en esa época Menem acababa de decretar los vergonzosos indultos.

          Hablamos de una ley que fracasó, de una ley que se opone a la lucha contra la impunidad que llevamos adelante los argentinos y cuya aplicación está fuera de todo contexto. Solo mediante un artilugio o un tecnicismo jurídico puede estirarse el principio de la ley más benigna para dar esta interpretación totalmente forzada y contraria a cualquier estándar de razonabilidad.

          Se repite el grave error en que se incurrió en 2013 con el caso “Simón”, que es muy semejante al que nos ocupa. Sin lugar a dudas, este fallo es políticamente inaceptable y jurídicamente irrazonable. Había innumerables argumentos para fallar en forma absolutamente contraria.

          Pertenezco a un partido, la Unión Cívica Radical, que levantó las banderas contra la impunidad cuando muchos –por no decir la mayoría‑ prefirieron guardar un silencio cómplice y aceptar la autoamnistía. Lo mismo ocurrió cuando se dictó el fallo sobre el caso “Simón” y cuando se promovió al general César Milani. Esa fue otra de las claudicaciones históricas.

          Es el partido de Raúl Alfonsín y el juicio a las juntas lo que llevamos en nuestro ADN quienes pertenecemos a la Unión Cívica Radical. Por eso no podemos callarnos ante una decisión que al final de cuentas resulta una conmutación de pena encubierta. Este fallo desconoce absolutamente no solo la dimensión histórica de la cuestión sino también la valoración social de los terribles crímenes de lesa humanidad que los argentinos no olvidamos ni perdonamos.

          Creo que el consenso al que hemos llegado hoy tiene que ver también con el homenaje a un fiscal que en su informe final dijo: “Señores jueces, nunca más.” Este es un homenaje válido para esa decisión, para esos tiempos históricos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

 

Sr. Díaz Roig.- Señor presidente: en primer lugar, quiero aclarar desde dónde hablamos. Hoy se habló prácticamente de todo; en algún momento, hasta de filosofía jurídica y política.

          Tuve la suerte de tener un gran maestro, que fue mencionado tangencialmente solo por un señor diputado: el doctor Carlos Cossio. Creador de la teoría egológica del derecho, sostenía que éste tenía nada más que tres vértices: la norma, los hechos y los valores. Es desde ese ángulo y desde la doctrina peronista que quiero encarar, amén de todo lo que se ha dicho –a lo que adhiero‑, la cuestión que estamos considerando.

          A mi entender, resulta meridianamente claro que nos encontramos no solo ante un acto nulo del Poder Judicial sino también ante un acto jurídico inexistente. Un fallo que ignora la supremacía de la Constitución Nacional y de los tratados internacionales incorporados en su texto en 1994, los antecedentes jurisprudenciales nacionales e internacionales y las leyes vigentes, y pretende valerse de una norma absoluta y lógicamente inaplicable por las razones aquí mencionadas, es el típico caso de lo que se ha dado en llamar “acto jurídico inexistente”. Es un acto jurídico que no tiene ningún apoyo, ni en las normas vigentes ni en los hechos ni en los valores con los cuales debiéramos juzgarlo. Estos delitos de lesa humanidad, que no son prescriptibles y que no pueden ser indultados ni amnistiados, menos aún pueden estar sujetos a una reducción en la pena.

          Así como hoy hemos debatido este tema y hemos sido muy claros, creo que hay algunos otros que deberíamos tratar de la misma manera en esta Cámara de Diputados. No es ajena a todo lo que estamos hablando la problemática de la denuncia de Alejandro Olmos: las cuestiones de lesa humanidad que integran, sobre todo, los delitos de la deuda externa y los restantes delitos económicos que han condenado a nuestro pueblo a un fracaso o a una limitación tremenda de sus posibilidades.

          Entre ellas, no es ajeno lo que ocurrió en 1982. Cuando en 1982 se pierde la guerra de Malvinas, los militares resuelven llamar a elecciones. Entonces, llaman a un grupo de veinte o treinta empresarios de primer nivel ‑entre los cuales obviamente estaba la familia de nuestro actual presidente, que inició la dictadura teniendo cinco empresas y terminó con cincuenta y siete‑ y les plantean lo siguiente: “Miren, tenemos que entregar el poder, así que hagamos un último negocio”. Es así como el Estado argentino se hace cargo de la deuda privada de esas veinte o treinta grandes empresas argentinas, que era de 20.000 millones de dólares. De modo que nuestra deuda de 20.000 millones de dólares pasó a ser de 40.000 millones de dólares, que en ese momento equivalía al ciento por ciento del producto bruto de la Argentina.

          Desde allí podemos tomar la problemática que nos trae hasta hoy, y desde allí los civiles de aquel golpe cívico militar –porque fue una dictadura cívico militar‑ están impunes. Allí nació el posteriormente llamado “círculo rojo”. Busquen esos veinte o treinta nombres; ese es el llamado “círculo rojo”.

          El otro tema sobre el que deberíamos debatir en esta Cámara como lo hicimos hoy, diciendo lo que pensamos sin que nadie se sienta agraviado –porque nadie es dueño de la verdad‑, es el del Poder Judicial. Realmente estoy muy preocupado por el Poder Judicial argentino. Es muy difícil que un árbol que nace mal dé buenos frutos. Estamos hablando de un Poder Judicial que no respeta la Constitución sino que la viola permanentemente, con jueces que no pagan impuestos y que gozan de un régimen previsional excepcional ‑porque tienen coronita‑, con jueces que no respetan la edad a la cual deben retirarse y, por último, con dos jueces que han aceptado ser nombrados por decreto. Personalmente, creo que se tienen que ir.

          Es indudable que sobre el Poder Judicial debemos hacer un debate maduro que no sea objeto de una coyuntura electoral y sin echarnos culpas. Los argentinos necesitamos un Poder Judicial en el cual creer. Necesitamos jueces probos que no solo tengan la garantía de la independencia del poder político de turno sino la independencia del poder económico y de los poderes mediáticos. Creo que ese es un debate que nos debemos.

          Hoy aquí se mencionó a Ulpiano, que citaba tres principios: “suum cuique tribuere”, que significa “dar a cada uno lo suyo”; “honeste vivere”, que quiere decir “vivir honestamente”, y “alterum non laedere”, que significa “no dañar a otro”. Con respecto a este último, ahora la política económica está dañando a millones de argentinos.

          Antes de terminar quiero adherir a los homenajes a Raúl Alfonsín, por quien siempre he tenido un gran respeto. Hoy particularmente he sentido una gran satisfacción, ya que por primera vez escuché a un diputado ‑creo que fue el señor diputado Echegaray‑ citar en este recinto a Sergio Karakachoff y a “Mingo” Teruggi, a quienes he mencionado tres veces en mis doce años de diputado nacional, tal como figura en los Diarios de Sesiones.

          El día de la Noche de los Bastones Largos me tocó ir a la Catedral de La Plata, invitado por “Mingo” Teruggi, que había estudiado conmigo. Ahí aprendí por primera vez lo que era correr y recibir un par de “lonjazos” por el lomo. Después, entre los grupos que habíamos organizado aquello, hicimos una declaración de prensa y les puedo decir hasta en qué lugar: avenida 53, número 772, segundo piso, departamento “I”. El único periodista que pudimos conseguir era de Primera Plana. Si pueden ir a consultar los archivos de Primera Plana de dos o tres días después del “Cordobazo”, verán la entrevista que nos hicieron a los grupos juveniles de La Plata, sin nombres, obviamente.

          Así que me voy muy reconfortado por el recuerdo de Sergio y del “Colorado” Karakachoff, porque ellos hicieron la decencia de mi bautismo en la militancia política en las calles.

          Ni hablar de Raúl Alfonsín. Permítaseme una picardía, sin querer empañar esta sesión, pero siento el imperativo. Hay que honrar todo de Alfonsín y escuchar esos dos o tres comentarios que hizo, que están grabados, sobre Clarín, sobre la ambulancia que pasaba por cada comité radical a recoger los heridos, sobre cuál debería ser el límite de la Unión Cívica Radical y qué persona era ese límite. O en todo caso que lo debatamos, porque nadie quiere ser el dueño de la verdad.

          Quiero señalar algo que también lo siento de corazón. Yo no hablo en nombre de nadie sino en el mío solamente. Nosotros realmente queremos la unidad nacional, y creemos que solo se puede lograr si hay un proyecto común; es muy difícil si hay dos proyectos totalmente enfrentados. Tenemos que hacer el esfuerzo, como lo estamos haciendo esta noche.

          Quiero que ustedes sepan que a nosotros en este tema –por lo menos a mí- nos anima un profundo sentimiento real. Nosotros queremos dar vuelta la página, pero estamos convencidos de que la única forma de dar vuelta la página de la historia es cuando termine el último de los juicios, cuando recuperemos al último de los nietos, cuando encontremos el último de los cadáveres que se pueda hallar. Allí sí vamos a poder dar vuelta la página y caminar hacia la unidad de los argentinos. Eso es lo que nosotros sentimos, pero no por venganza sino por un profundo amor y respeto a todas las partes.

          Quiero terminar citando a los griegos, porque en una forma muy parecida a lo que pasó hoy, ellos cultivaban la erística, que era el arte de debatir con argumentos y finalmente los aplausos medían quién de los dos contendientes era el ganador. Hoy en día no hay que convertir esto en un debate erístico en el que haya vencedores y vencidos; al contrario, este tiene que ser un debate de unidad.

          Quiero decirles que durante doce años fui feliz, porque cuando llegaba a mi provincia o me llamaban de allá, todos los días podía transmitir una buena noticia para la gente, siempre un derecho más, más allá de algunas contradicciones. Pero desde hace un año y medio, sinceramente soy portador de malas noticias y siento un gusto amargo. Mañana, cuando me llame la primera radio de mi provincia le voy a decir que al fin soy portador de una buena noticia: ¡que el conjunto de los partidos políticos de la República Argentina ha resuelto que nunca más vamos a permitir no solo la aplicación del 2x1 sino tampoco el retorno de la dictadura cívico militar y sus efectos, por los 30.000 compañeros desaparecidos y por todos los hombres y mujeres de todos los partidos políticos democráticos que luchan por afianzar nuestra democracia! (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Bazze.- Señor presidente: también voy a ser breve, pero quisiera empezar tomando lo que acaba de decir el señor diputado Díaz Roig.

          La semana pasada la sociedad recibía una mala noticia: un fallo de la Corte que ponía nuevamente a los argentinos en tensión. Personalmente me pareció que se había cometido un error muy importante. Entendí que volvíamos a vivir tiempos que en alguna medida considerábamos superados. Y hoy, señor presidente, con toda sinceridad debo decir que recibo una muy buena noticia. Me siento realmente satisfecho de pertenecer a esta Cámara de Diputados, que rápidamente, con mucho reflejo, interpretando lo que seguramente siente el conjunto de la sociedad argentina, asumió la responsabilidad de dejar bien claro cómo debe juzgarse la violación de los derechos humanos en nuestro país.

          Estamos protagonizando un debate trascendente. Sin temor a equivocarme o exagerar, debo decir que seguramente este debate será una pieza de lujo en la historia de la actividad de este Congreso. Desde ese punto de vista saludo y felicito a todos los bloques que integran esta Cámara. (Aplausos.) Felicito a los autores de los proyectos, al diputado Remo Constanzo, en cuyo discurso me he sentido representado. También felicito a la diputada Victoria Donda Pérez…

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señor diputado: entiendo que quiso hacer referencia al señor diputado Remo Carlotto.

 

Sr. Bazze.- Perdón, Remo Carlotto. No puedo negar que nací en Río Negro, provincia por la que Remo Costanzo fue senador.

          Hoy esta Cámara de Diputados está actuando a la altura de su responsabilidad.

          Decía muy bien Ricardo Alfonsín ‑y lo expresaron también otros señores diputados‑ que fuimos un ejemplo en el mundo cuando durante el gobierno de Raúl Alfonsín se juzgó a las juntas militares. Y como también afirmó recién, sentí temor de que en otros países se nos pudiera empezar a mirar con algún nivel de decepción, precisamente porque los argentinos habíamos sido un ejemplo. Hoy siento que podemos decir al mundo que los argentinos seguimos siendo un ejemplo.

          En pocas horas este Congreso de la Nación reaccionó con la responsabilidad que corresponde. Los diputados de todos los bloques y de nuestro interbloque Cambiemos trabajaron responsablemente, de manera de llegar a un proyecto de ley que no fuera una desprolijidad más; a una norma que tuviera consistencia legal y que realmente sirviera, pero aclarándose cuál era su espíritu.

          De aquí en adelante la Justicia en su conjunto, la Corte en particular, sabrá que el espíritu de esta Cámara de Diputados ‑en definitiva, del legislador‑ es que un violador de los derechos humanos nunca pueda ser beneficiado, por ejemplo, con el “2x1”. Hemos dado un paso adelante muy importante.

          Esto también tiene que ver con lo que hace unos instantes dijo el señor diputado Díaz Roig: esta noche, en este recinto, no hubo brecha. Aquí los diputados que representamos a los argentinos empezamos a trabajar como corresponde, es decir, detrás de los grandes temas, todos juntos, buscando lo mejor para el conjunto de la sociedad.

          Por ello, decía que estamos transitando un debate realmente importante. Creo que este es un mensaje que entre todos podemos dar al conjunto de la sociedad. Más que un mensaje se trata de dar tranquilidad, ya que los diputados de la Nación a lo largo de todo el año pasado supimos construir consensos detrás de leyes importantes.

          Muchas de esas leyes fueron discutidas en profundidad y logramos sancionar instrumentos con el aporte de todos los bloques. Algunas de esas leyes fueron originadas en el propio Poder Ejecutivo y gracias al trabajo responsable que hicieron todos los bloques de esta Cámara llegamos a sancionar leyes realmente importantes.

          El año pasado la Cámara de Diputados trabajó muy bien; esto incluso fue reconocido por distintos sectores. Creo que hoy estamos dando un paso más en esa dirección. Esta Cámara de Diputados de la Nación se puede sentir orgullosa de que se está aprobando un proyecto de ley que viene a poner claridad de aquí en adelante en beneficio de la historia y del futuro de los argentinos. (Aplausos.) 

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

 

Sr. Carmona.- Señor presidente: no quiero romper el clima de compromiso democrático que se ha ido generando en esta sesión, manifestado en buena medida por los distintos bloques de una manera conmovedora.

          Quiero expresar mis respetos al diputado Ricardo Alfonsín, porque creo que su planteo expresa sin lugar a dudas la tradición profundamente democrática del radicalismo más genuino que representó también su padre. Por lo tanto, mi respeto, mi reconocimiento y mi agradecimiento por sus palabras.

          Digo que no quiero romper el clima porque me sumo a estas expresiones de compromiso democrático, y lo hago con sinceridad. En ese marco de expresión del compromiso democrático creo que hay algunos aspectos que, sin romper el clima fraternal que se ha generado, debemos poner en evidencia.

          Estamos ante una Corte que en su nueva conformación, con la incorporación de los doctores Rosatti y Rozenkrantz, representa menos derechos y garantías constitucionales para el pueblo argentino. Se trata de una Corte que se nos presenta como un organismo que pone en riesgo la posibilidad de que, en esa instancia fundamental que constituye la apelación a la Corte, se haga justicia,  situación que vivimos con consternación y preocupación.

          Estamos ante un caso extraño de lo que denominamos strepitus fori provocado por la propia Corte. Esto no es tan habitual. El escándalo jurídico, el strepitus fori, está siendo generado desde la propia Corte.

          Por ejemplo, en la Justicia federal de San Rafael, provincia de Mendoza, durante esta semana ya se han dictado dos fallos por los que se rechazan pedidos de “2x1”. También en la provincia de San Juan se ha producido un rechazo al pedido de aplicación de este criterio.

          Estamos ante situaciones que en casos de normalidad jurídica –sin escándalo jurídico- implicarían una rebelión de los tribunales inferiores respecto del superior. Esto no se percibe así en la sociedad argentina ni en los ámbitos jurídicos porque el strepitus fori, el estrépito judicial en las causas, refleja el estrépito que ha producido esto, el escándalo social y político que ha provocado esta irresponsable e irrazonable decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

          He escuchado con atención algunas argumentaciones jurídicas –si me pongo malo, diría leguleyas‑ que apelan a la aplicación estricta de la ley sin tener en cuenta que ello empieza por la aplicación del texto constitucional que a partir del año 1994 consagró en su artículo 75, inciso 22), la incorporación de los tratados de derechos humanos a nuestra legislación. La Corte ha obviado, lisa y llanamente, la aplicación de estos criterios.

          ¿Por qué digo que estamos ante una Corte que garantiza menos derechos y menos garantías constitucionales a los argentinos? Porque es la Corte que ha decidido en tiempo récord –a partir de la incorporación de estos dos magistrados y con distinta composición de las mayorías‑ el “2 x 1” vergonzoso, inexplicable, irrazonable y contrario a las normas constitucionales que establecen la incorporación a los tratados internacionales, además de considerar –a través del caso Fontevecchia‑ que los fallos de la Corte Internacional de Justicia ‑ni más ni menos‑ tienen un efecto meramente declarativo y que no puede revocarse una sentencia de la Corte por un fallo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

          Esto implica una restricción de nuestros derechos constitucionales, porque si no podemos peticionar ante la Corte Internacional, ¿cómo hacemos valer los derechos que surgen de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, por ejemplo? (Aplausos.)

          Estamos ante una Corte que brinda menos garantías a los ciudadanos porque ya otorgó en tiempo récord la posibilidad de prisión domiciliaria a genocidas, con anterioridad a esta decisión. No sorprende esta medida.

          Podría seguir con algunos ejemplos más, pero quisiera hacer referencia a una situación que va a empezar a afectarnos duramente. Hoy nos enteramos de que el representante regional para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, Amerigo Incalcaterra, ha dicho que cuando los jueces hablan de aplicar la ley penal más benigna no pueden desconocer los estándares internacionales aplicables a los delitos de lesa humanidad. Lo dice claramente el representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en un país donde ya tenemos situaciones de llamados de atención internacionales, como en el caso del grupo de trabajo sobre detenciones arbitrarias por el caso de Milagro Sala.

          Dicho sea de paso, por si no se han enterado, las mismas situaciones producidas en la provincia de Jujuy se han replicado hoy en la provincia de Mendoza. Entonces, ¿qué garantía constitucional puede ofrecer una Corte con este tipo de características?

          ¿Saben qué pasa? Hay un dicho popular que no sé si se conoce en todas las provincias, pero que en la mía se dice frecuentemente cuando no se quieren hacer bien las cosas. Me refiero al método de desplumar a la gallina sin que cacaree. La impresión que tengo es la de que estamos ante un típico caso donde ciertos sectores de la institucionalidad –judicial y representada en algunos funcionarios del Poder Ejecutivo‑ y de la política en la Argentina pretenden desplumar a la gallina sin que cacaree. ¿Pero saben qué sucede? El pueblo argentino no es una gallina; el pueblo argentino reacciona frente a estos hechos de suma injusticia y gravedad. Hay algunos adherentes al gobierno –por suerte creo que son minoritarios‑ que nos anticiparon que pretendían desplumar a la gallina sin que cacaree.

          Escuchen lo siguiente. Hace unos instantes el señor diputado Julio Solanas me alcanzó una nota publicada en Infobae el 31 de diciembre de 2009. El título y el copete de la nota dicen: “El macrismo propone una amnistía para los represores de la última dictadura militar en la Argentina. Diego Guelar, secretario de Relaciones Internacionales del PRO, consideró que hay que ‘saldar nuestro pasado trágico con una amplia ley de amnistía, después que la Justicia termine los juzgamientos en curso’. Dijo que servirá para ‘la construcción de un futuro mejor’”.

          Esto planteaba en el año 2009 Diego Guelar, hoy embajador en China. No sé si está premiado o castigado allí. No creo que todo el oficialismo piense lo mismo, pero hay demasiadas coincidencias, como aquí se ha señalado.

          Me parece que estamos ante la posibilidad de construir un fuerte consenso democrático en torno a esta cuestión que se ha planteado. En ese sentido, si realmente actuamos con coherencia respecto de la manifestaciones de la mayoría de los señores diputados –salvo aquellos que dieron argumentos jurídicos bastante rebuscados para explicar lo inexplicable‑, es decir, si somos coherentes con lo que se ha expresado aquí, debe plantearse el juicio político a estos tres jueces de la Corte. (Aplausos.)

          Por lo tanto, vamos a insistir en lo manifestado por el señor diputado Cabandié y diputados de otros bloques.

          Solicito que la versión taquigráfica de esta sesión se sume a todos los expedientes formados con pedidos de juicio político, porque la prueba más categórica del mal desempeño y de la comisión de delitos en la función pública  está en lo que han dicho los propios diputados y diputadas del oficialismo y de la oposición.

          Tratemos de que este acto de compromiso democrático no nos deje ni una pizca de rasgado de vestiduras. Cuando se rasgan las vestiduras hay hipocresía. Cuando el compromiso es coherente con las decisiones que se toman, podemos aspirar a que se adopten buenas medidas y fundamentalmente a que haya justicia en un caso como éste.

          Así como Raúl Alfonsín ha sido referencia para muchos de ustedes ‑y también para nosotros‑, voy a terminar mi alocución citando a alguien que fue referente para nosotros y que dijo: “Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha contra la impunidad. A los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos campos de concentración, como fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo argentino.” Esto lo dijo Néstor Kirchner en el año 2004 en la ESMA. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

 

Sra. Urroz.- Señor presidente: simplemente quiero manifestar que los argentinos hemos vivido una tragedia que tuvo y sigue teniendo heridas muy profundas y terriblemente dolorosas, que suelen ser consecuencia del lenguaje de las armas y de la ausencia de la ley.

          Creo que para ayudar a sanar estas heridas todos los legisladores de esta Cámara deberíamos internalizar que los derechos humanos son humanos, no tienen ideología, no son ni de derecha ni de izquierda. Entonces, como legisladores debemos asumir la responsabilidad de garantizar esos derechos humanos a todos y cada uno de los argentinos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

 

Sr. D’Agostino.- Señor presidente: para concebir un análisis sobre lo ocurrido en el fallo “Muiña” es necesario aclarar desde dónde uno habla y piensa. Yo hablo desde esa concepción doctrinaria que viene de la Unión Cívica Radical y que se convierte al humanismo en 1948. Soy un radical humanista que adhiere al iusnaturalismo. Consecuentemente, cada vez que leo un fallo de un juez –también soy abogado‑ lo analizo desde mi concepción, desde mi aprendizaje.

          Aquí se ha nombrado varias veces a Goldschmidt, con su tríada de lo dikelógico, lo normológico y lo sociológico. El significado de la república no es dividir los tres poderes sino separarlos e independizarlos. Esa es una idea basada en El espíritu de las leyes, de Montesquieu -quien toma a Locke como la base de la necesidad de un gobierno que tenga tres funciones-, y la sustenta en que el poder controla al poder.

          Aquí nosotros hemos demostrado que vamos a controlar al Poder Judicial, porque hay varios pedidos de juicio político que están en marcha por no considerar adecuada la posición que la Corte ha tenido en el caso Muiña.

          En cuanto al valor de los fallos en una república, los consideramos independientes. Por supuesto que si se cometieron vicios o irregularidades, o se dictó con una concepción exclusivamente normativista, olvidando las otras dos patas de Goldschmidt, como pasó en los tres votos mayoritarios, como republicano tengo que decir que estoy absolutamente en desacuerdo con el resultado del fallo.

          Luego de leer dos veces las sesenta carillas del fallo, no me alcanza para concebir que se ha cometido un error tal que provoque la inidoneidad del tribunal. Por supuesto que si recordamos el caso Schiffrin, vinculado con el inciso 4 del artículo 99 de la Constitución, sobre los 75 años de edad para ejercer como juez, o el caso Ministerio, que recién fue citado –que en realidad es el caso Fontevecchia-, la Corte Suprema dice que no le va a hacer caso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero cita el Pacto de San José de Costa Rica, por cuyo artículo 65 de alguna manera se subordina a los fallos de aquella.

          Conceptualmente considero que, además de inoportuno, el fallo “Muiña” ha sido un yerro, por la aplicación de una ley derogada concomitantemente con una norma vigente, al pretender computar la ley más benigna. ¿Es eso solamente? No lo es. Podríamos discutirlo si hubiese sido un robo simple o un homicidio, pero aquí estamos hablando de un delito de lesa humanidad cometido en 1976, con una ley del “2x1” de 1994, una norma derogatoria del año 2001, un apresamiento del acusado en 2007 y una condena en 2016. Como se sabe, la ley del “2x1” obliga al juez que condena a hacer el cálculo, y el magistrado, luego de hacerlo, dispone la reducción de la pena, lo que obliga al fiscal a apelar hasta llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

          El fundamento de la minoría sostiene algo en lo que coincidimos –he escuchado a varios colegas en este debate-, en cuanto a que no estamos en presencia de un delito común sino de un delito permanente. Esto significa que se ha cometido un delito en 1976, en 1977, en 1978, y se sigue cometiendo hoy, pero le estamos aplicando una ley cuando en realidad no hay ultraactividad sino retroactividad, que son dos palabras diferentes para el cómputo de la pena. En efecto, la ultraactividad se debe establecer cuando hay una sola ley; en cambio, cuando hay dos leyes, una derogada, posiblemente aplicable, y otra vigente -que es la que derogó a aquella-, se debe aplicar esta última ley.

          No coincido con el análisis hecho por los tres jueces, absolutamente frío y completamente normativista, que además excluye el tipo de delito de que se trata, con lo que le quita una pata al análisis de la tríada de Goldschmidt en lo que respecta a lo sociológico. Uno de los principios del derecho principios del derecho señala que lo que es en más, es en menos. Entonces, si un delito es imprescriptible, con lo cual no se puede conmutar la pena ni indultar, ¿se le puede dar al condenado un beneficio por una cuestión procesal? De ninguna manera; Muiña está fuera de todo proceso de cálculo de beneficio.

          Sé que en este ámbito se ha producido una buena relación porque estamos frente a un proyecto de unidad que nos permitirá cerrar este vacío –del que nos debemos hacer responsables- que quedó en la ley  27.156. Digo esto porque cuando establecimos la imprescriptibilidad y la imposibilidad de otorgar cualquier tipo de beneficio, tendríamos que haber incluido esta cuestión.

          ¿Por qué no lo hicimos en 1994 o en 2001? Porque no lo previmos, pero sí lo podríamos haber hecho en 2015. Lo importante es que lo resolveremos ahora por unanimidad de la Honorable Cámara.

          Guardo en mi memoria y para siempre haber participado del trabajo de la comisión que redactó este proyecto consensuado, en el que todos nos encaminamos hacia un objetivo común. De todos modos, eso no quita que me resulte llamativo que ustedes crean que el Poder Ejecutivo nacional tuvo algo que ver o que influyó de alguna forma en la decisión de la Corte Suprema de Justicia. De ninguna manera fue así. Cualquiera que ande por la calle y haya visitado un barrio sabe que este tipo de resoluciones afectan notablemente la sensibilidad social, porque los argentinos nos reconciliamos con la democracia. Pero esta reconciliación no será plena hasta tanto no tengamos verdad y justicia.

          Por lo tanto, es una falacia vincular al Poder Ejecutivo con algún tipo de injerencia en este fallo que resulta pernicioso para la República -¿quieren más?‑, para el gobierno -¿quieren más?- y para el resultado de las próximas elecciones. Es imposible que alguien sostenga una posición de esa naturaleza.

          Por supuesto que vamos a aceptar el ingreso de los proyectos de pedido de juicio político, porque todos tienen derecho a presentarlos, pero lo importante es que todos expresemos nuestro rechazo –no digo repudio porque soy republicano- a la decisión que adoptó la Corte en ejercicio de su poder de gobierno. Como sabemos, la República se divide en tres poderes, y las tres cabezas de cada uno de los poderes son gobierno: nosotros somos gobierno, el Ejecutivo es gobierno y el Judicial también lo es. Por lo tanto, tendrían que haber tenido en cuenta el clima social y la oportunidad para emitir una sentencia de estas características, que nos provoca dolor porque nos desacomoda.

          Hoy taparemos ese bache, porque bregamos permanentemente en la búsqueda de lo que nos ha enseñado nuestra profesión de fe: trabajar intensamente contra todos los privilegios para que nadie más niegue la justicia ni esconda la igualdad, la verdad y la transparencia en el ejercicio de los derechos por parte de cada uno de los ciudadanos que nos vimos afectados por los delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

 

Sr. Riccardo.- Señor presidente: creo que todos los diputados nos sentimos conmovidos por este debate. Personalmente me sumo a todos aquellos que creen que esta reunión se ha ido convirtiendo minuto a minuto en una sesión histórica para la política argentina.

          En el epílogo de este debate todos abrigamos la esperanza de un pronunciamiento contundente del pueblo argentino mediante sus representantes para cerrar las puertas a toda interpretación arbitraria, tendenciosa y amañada de la Justicia argentina respecto del juzgamiento, las condenas y sus cumplimientos en los delitos de lesa humanidad.

          También quiero decir desde dónde hablo, porque estamos en un debate en el que hubo enormes contribuciones desde las ciencias jurídicas y la experiencia, por lo que resulta difícil abordar esa complejidad para los que somos ignotos. Hablo desde la experiencia y los valores que me dio la universidad pública argentina.

          A los pocos días de haber ingresado a la Universidad Nacional de San Luis, los alumnos nos enteramos de que su primer rector, Mauricio Amílcar López, había sido secuestrado, torturado y desaparecido el 1° de enero de 1977.

          Pasaron treinta y cinco años para que con el trabajo paciente de la militancia de profesores, alumnos, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de San Luis y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Mendoza –su presidenta, Elba Morales, ha fallecido recientemente, por lo que quiero rendirle homenaje en el día de hoy‑ se pudieran celebrar los primeros juicios por crímenes de lesa humanidad en toda la región de Cuyo, condenándose a los responsables. Los alumnos y profesores universitarios argentinos fueron las primeras víctimas de los genocidas del terrorismo de Estado en San Luis.

          Por ello, este fallo de la Corte Suprema de Justicia constituye una provocación. Cuando salí de la conmoción en que me encontraba y logré leerlo, procurando entenderlo, expresé que lo consideraba políticamente lamentable, socialmente repudiable e históricamente inconcebible porque va en contra del sentido de la historia en lo relativo a la reafirmación de los derechos humanos. Me refiero a estos últimos como a una de las más justas, preciosas y preciadas construcciones que tenemos desde el punto de vista social, cultural y jurídico que se ha podido elaborar en libertad y democracia. Al mismo tiempo, se trata de una construcción de carácter universal.

          Como este fallo de la Corte Suprema de Justicia pone en tela de juicio el sentido de esa historia que queremos reafirmar, reivindicamos una vez más a Raúl Alfonsín y al pueblo argentino que en la coyuntura histórica de 1983, entre amnistía y juicio eligió juicio, mientras que entre impunidad y justicia optó por justicia.

          Ese maravilloso pueblo argentino, junto con el liderazgo, coraje cívico, grandeza política, profundo humanismo y honestidad de hombre de Raúl Alfonsín, no solo estaba deseando recuperar la democracia, sino también construir una nueva democracia. Era distinta, quizás la más ambiciosa de las democracias contemporáneas, porque han pasado muchos años y todavía esperamos que muchas democracias del mundo sigan este ejemplo de coraje y de lección histórica que nos dio el pueblo argentino y el liderazgo de Raúl Alfonsín.

          Por eso, como radical, agradezco mucho a los compañeros peronistas y justicialistas que hoy han reconocido en Raúl Alfonsín una gran contribución a la historia argentina, y uno de los más grandes hombres de la historia política de nuestro país.

          Esta sesión histórica es una buena ocasión para que en este recinto, donde legítimamente mostramos nuestras diferencias, nos comprometamos a unirnos en aquellas causas que nos son comunes hacia el futuro: la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de una educación pública igualitaria para todos, la soberanía argentina en las islas Malvinas, y una justa distribución del fruto de esta bendita tierra argentina y de su trabajo.

           Quiero hacer también una reflexión y una autocrítica en lo concerniente a la clase política argentina. Desde el sentido común, no hay duda alguna de que un delito de lesa humanidad –no abundaré porque se ha expresado en forma muy diáfana- no puede estar amparado en los beneficios de una ley como cualquier otro delito.

          La singularidad de los delitos de lesa humanidad influye en el tratamiento de sus penas y su cumplimiento. Esto lo digo con el debido respeto a todos los compañeros juristas y desde la interpretación que puede tener un ciudadano común.

          Asimismo quiero recordar que la ley 24.390, la del “2 x 1”, surgió para maquillar los déficits de la Justicia argentina a raíz de numerosos conflictos en las cárceles del país y de un hecho lamentable como fue el motín en  la cárcel de Sierra Chica, donde hubo hasta canibalismo entre los presos.

          ¿Por qué sancionar una ley para maquillar la incapacidad de la Justicia argentina para juzgar y condenar en tiempo y forma? La Justicia no es tal si no se dicta en tiempo y forma, ni para los culpables ni para aquellos inocentes que puedan estar en las cárceles. En ese entonces ‑poco menos ahora o igual‑ las cárceles argentinas estaban llenas de procesados no condenados, y el Parlamento tuvo que intervenir en la coyuntura política y sancionar una ley que fue un maquillaje para esconder el problema de fondo de la Justicia argentina, más allá del carácter repudiable y lamentable que tiene este fallo en particular.

          Hoy sancionaremos este proyecto de ley que terminará para siempre con una interpretación tendenciosa que beneficia a los genocidas, pero la política y la Justicia argentina todavía seguirán estando en deuda con el rol que tienen que cumplir.

          Lo mismo ocurrió con la ley 25.430, que modificó para que nada cambiara. ¿Es posible que la filosofía del derecho no haya previsto la perversidad el nazismo? Es posible también que a la filosofía política ni siquiera se le haya ocurrido que los genocidas argentinos iban a agregar a los crímenes de lesa humanidad un acto de una perversidad inimaginable: la apropiación de los hijos de los detenidos.

          Por eso hoy, desde la responsabilidad y el rol transformador que tiene la política, en esta Cámara todos los partidos terminamos con el “2 x 1” y con cualquier interpretación retorcida para beneficiar a aquellos genocidas que mancillaron la libertad, en uno de los más tristes capítulos de la historia argentina.

          Considero que con esa responsabilidad daremos un soplo de larga vida a la democracia argentina y también a la paz social de nuestro país. (Aplausos.)  

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Caviglia.- Señor presidente: a esta altura de la noche no diré nada que no se haya dicho. Con distintos contrapuntos, variantes o puntos de vista todos coinciden en apoyar este proyecto. Si en este recinto se ha citado hasta a Goldschmidt para fundamentar esta iniciativa, creo que no hay mucho más para decir.

          Quiero manifestar que este fallo de la Corte implica una deslegitimación desde las concepciones política, ética y jurídica. Desde el punto de vista político porque va en contra del conjunto, de la memoria colectiva que se forjó en el principio de la democracia y los últimos años de la dictadura.             

          Recuerdo que durante la época del alfonsinismo milité en un movimiento de juventudes políticas en representación del peronismo y luego en el Grupo de los Ocho, oponiéndome al indulto del menemismo. Es decir que no solo puedo teorizar esta etapa sino que también la he vivido y militado.

          Desde el punto de vista de los valores y de la ética, este fallo de mayoría de la Corte implica un grave retroceso, incluso mucho más que desde el sentido jurídico.

          Por último, quiero expresar que desde la concepción jurídica el fallo es absolutamente inconstitucional porque las normas procesales derogadas no pueden estar por encima de tratados internacionales suscriptos por la Argentina que tienen jerarquía constitucional desde 1994.

          Por las razones expuestas, nuestro bloque acompañará este proyecto de consenso que se ha redactado. (Aplausos.)  

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.

 

Sr. Oliva.- Señor presidente: en nombre de mi bloque fijaré nuestra postura de rechazo categórico al fallo emanado del máximo tribunal judicial de nuestro país, por el cual se hace aplicable el beneficio del “2 x 1” a los genocidas, autores de delitos de lesa humanidad. Lo hacemos por diferentes razones.

          A lo largo del debate, los señores diputados se explayaron y profundizaron sobre distintos aspectos. En líneas generales, adherimos a los argumentos esgrimidos desde el punto de vista jurídico.

          Sencillamente queremos decir que cuestionamos y repudiamos el fallo de la Corte porque se aparta del ordenamiento normativo argentino ‑que, como es sabido, implica el derecho interno e internacional‑ y también de toda la jurisprudencia mundial en materia de derechos humanos.

          Al inicio de esta sesión, mientras abordábamos otros temas pero ya se avizoraba la incorporación de éste para ser tratado al final de la jornada, existía cierta incertidumbre sobre las diferentes posiciones políticas que podían llegar a adoptar los bloques representados en esta Cámara; pero, luego de escuchar los discursos, siento una profunda satisfacción y también un gran orgullo al ver cómo esos espacios políticos pudimos arribar a un consenso, determinar una posición unívoca de rechazo a este pronunciamiento judicial y, al mismo tiempo, arbitrar todos los esfuerzos personales para sintetizar un texto, una herramienta legal capaz de frenar este avance efectuado desde el ámbito judicial en detrimento de los derechos humanos.

          Hoy nos iremos de este cuerpo con esa gran satisfacción, porque no dudo que el apoyo será unánime.

          También debemos tener en cuenta que estas reacciones legislativas no se agotan en esta Cámara: mañana el Senado de la Nación abordará el tema y, por lo que podemos avizorar, también allí será mayoritario el repudio al fallo de la Corte Suprema de Justicia.

          Como representantes del pueblo no hacemos más que interpretar lo que el pueblo está sintiendo: un rechazo unánime, tal como se ha explicitado en diferentes estamentos. Por eso creo que el repudio a ese pronunciamiento está justificado en absoluto.

          Me gustaría hacer referencia a una opinión del ámbito internacional, concretamente al comunicado que acaba de emitir la Oficina para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos por el que insta a la Corte Suprema de Justicia de la Nación a tener en cuenta los estándares internacionales de derechos humanos y a cumplir con los compromisos asumidos a nivel internacional.

          También expresa que la Corte debe: “…considerar la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados en sentido de no invocar disposiciones de derecho interno como justificación del incumplimiento de una obligación internacional”.

          Más adelante sostiene que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de Crímenes de Guerra y de los Delitos de Lesa Humanidad ‑ratificada por Argentina en 1995, con jerarquía constitucional‑ sumada al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, establece que estos delitos son imprescriptibles e instaura un esquema jurídico para su juzgamiento y la reparación de las víctimas.

          Luego, el mencionado organismo dice: “Los crímenes de lesa humanidad agravian no sólo a las víctimas, sino a todos los seres humanos. Por ello, no pueden asimilarse a delitos comunes y su gravedad requiere de una sanción proporcional.”

          Atento a que se ha reducido el tiempo para hacer uso de la palabra –quiero ser respetuoso en ese sentido‑, simplemente resalto una vez más el compromiso democrático de todos los partidos políticos con representación parlamentaria en esta Cámara para sancionar una herramienta legal que impida que, a través de un pronunciamiento judicial, la Argentina retroceda en su historia. Eso es lo que podría ocurrir si no se reacciona de esa manera, algo que no podemos permitir. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

 

Sr. Marcucci.- Señor presidente: me parece importante que en esta sesión todos demos testimonio de nuestro rechazo al fallo de la Corte.

          Queremos construir la democracia sobre la base de la verdad, la justicia y el combate a la impunidad. Ese período que vivió la Argentina, de atroz violación de los derechos humanos ‑se empieza a gestar en 1975 y luego en 1976 se lleva adelante el golpe‑, muestra esa alianza que hubo entre sectores militares, otros sectores antidemocráticos y los grupos económicos. Ellos generaron en la Argentina la violación de los más elementales derechos humanos.

          Ese compromiso con los derechos humanos y la democracia lo aprendimos de Raúl Alfonsín. Hace poco leía a Graciela Fernández Meijide, que decía que no se explicaba qué hacía en la APDH una persona que no tenía a ningún familiar que haya sido víctima de la represión de ese Estado. Supongo que en esos tiempos difíciles se habrán preguntado más de una vez con qué misión llegaba. Esa persona era Raúl Alfonsín. Esa es la historia que nosotros tomamos, que empezamos a mamar cuando allá por el año 1981, por nuestra edad, nos vinculamos a la militancia.

          Les puedo asegurar que en 1983 todos los que estábamos acá vivíamos con alegría el triunfo de Raúl Alfonsín en contra del pacto de algunos sectores sindicales con los militares y los grupos económicos. Ello implicaba dejar a un lado a Herminio Iglesias y a algunos más que se nombraron en este debate, que significaban la permanencia y una democracia tutelada bajo la influencia de estos poderes, algo que de alguna manera marcó otras transiciones políticas. Recordemos que Pinochet fue senador plenipotenciario por mucho tiempo, o las salidas democráticas de otros países hermanos. Fue un gran orgullo para los argentinos lograr ese objetivo.

          Después vinieron las dificultades políticas, como las asonadas de aquellos militares que defendían las violaciones a los derechos humanos. Pero esas asonadas militares las generaron con otras excusas. Como ya se sostuvo, fue un gran desafío, que tuvo importantes adhesiones. Existían grupos en los cuales también había civiles que no prestaban el debido respaldo a la política de derechos humanos. Sin embargo, cabe destacar que en esos tiempos difíciles había hombres que, sin importar el partido ni las circunstancias, también le pusieron el cuerpo a la situación. Por ejemplo, recuerdo cuando Antonio Cafiero acompañó a Alfonsín y juntos defendieron la democracia frente a las asonadas militares. Por otro lado, me queda la amargura de haber permitido que algunos salteadores del poder, como Aldo Rico, tuvieran cargos electivos durante la democracia.

          Creo que estamos en un momento importante, en el que todos los sectores políticos logramos esta convicción. Que nadie tenga dudas de que todos los que estamos en este recinto queremos plenamente la verdad, la justicia y no la impunidad.

          En estos días un represor de la ciudad de Santa Fe, Víctor Brusa –muchos lo conocerán‑, también pidió el “2 x 1”, solicitud que le podría ser concedida en el marco de este fallo de la Corte, y esto es algo que no podemos permitir. Seguramente en cada ciudad y provincia habrá algunos que se beneficiarán, pero es difícil que esta democracia que hemos construido con mucho esfuerzo y mucha lucha pueda tener un retroceso y dar un paso atrás.

          Hoy es importante que todos reafirmemos esta convicción. Así lo hacemos desde el bloque Cambiemos, y también ratificamos el compromiso del jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, que claramente se expresó en contra de este “2 x 1” y habló de la convicción de que debemos profundizar el camino de la democracia con verdad y justicia.

          Está muy claro que hay algunos actores que están ignorando ni más ni menos que los tratados internacionales, que como todos sabemos tienen un rango constitucional, y cualquier ley tiene un valor infralegal a esos tratados que integran el bloque de constitucionalidad. Pero pareciera que algunos miembros de la Corte quieren tener autonomía del derecho internacional, de la Constitución y de los tratados.

          En este acto no solamente reivindicaremos esos tratados sino también el rol de este Congreso, que no consiste solamente en que cada uno de nosotros cumpla su función en la división de poderes sino que interpretaremos la ley y le vamos a dar el sentido de consolidación de los derechos humanos, ya que la Argentina se construye sobre la verdad y la justicia.

          Algunos diputados reivindicaron plenamente la figura de Raúl Alfonsín. No se trata de reivindicar parcialmente la figura de nadie, pero creo que todos tenemos que construir sobre la base de estas coincidencias.

          De nada sirven algunos discursos sobre defensa de los derechos humanos si después no son capaces de escribir ni media línea en contra del señor Milani. Considero que el metro debe ser el mismo para todos y comprometernos sinceramente en una política de Estado.

          Si algo tenemos que brindar a la humanidad desde la Argentina es que recuperamos la democracia con un nivel de no aceptación de la violación a los derechos humanos y de cárcel a quienes los violaron. Este es un patrimonio de todos y una carta de presentación fundamental en un mundo que va a requerir cada vez más la defensa de los derechos humanos. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Habiendo desistido de hacer uso de la palabra el señor diputado Bossio, tiene la palabra el señor diputado por el Chaco.

 

Sr. Goicoechea.- Señor presidente: hago uso de la palabra en este debate para expresar, al igual que mis pares, este rechazo al fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que lamentablemente sienta una mala jurisprudencia.

          Como cuerpo hemos tenido un rápido reflejo y hemos reaccionado para obliterar ese vacío legal en el que se fundamenta el fallo. Hoy han hablado juristas de excelencia, así que el ser médico quizá me inhibe para argumentar con solidez, pero he aprendido sobre el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional, sobre el principio in dubio pro reo, por el que se aplica la pena más benigna, y también sobre el principio de equidad que garantiza nuestra Constitución.

          En 1976, cuando se produjo el golpe militar más sangriento y gravoso de la República Argentina, yo tenía diez años, y quiero contar a mis pares que Leandro López nació en 1979 y Martín Maquieyra en 1985. Entonces, la mochila de la habla el doctor Ricardo Alfonsín no la vamos a cargar, porque en mi caso he nacido a la vida política con la carta democrática en el bolsillo. Voté por primera vez en 1983 e integro esta Cámara porque estoy convencido de que con la democracia se debe poder comer, curar y educar.

          La conquista en esta lucha a favor de los derechos humanos y contra los delitos de lesa humanidad es un logro colectivo de todo el pueblo argentino, porque finalmente hemos incorporado la memoria, la verdad y la justicia en todos los ciudadanos y toda la clase política.

          Creo que en honor a la pacificación y la unión nacional debiéramos empezar a predicar valores como la reconciliación, el perdón y la misericordia, que como dijo el papa Francisco, hace un mundo menos frío y más justo a quienes buscamos justicia.

          Por eso, queridos compatriotas, creo que si se trata de sanar corazones, como médico no puedo dejar pasar esta fecha. Como durante toda la tarde hemos evocado esa Argentina de la muerte, el oscurantismo, la tortura, quiero recordar que un día como hoy, un 9 de mayo, en la ciudad de Cleveland, un compatriota nuestro llamado René Favaloro inventó una técnica llamada baipás, que es un desvío aórtico coronario a través de un puente. Han pasado cincuenta años de ese hecho heroico, uno de los veinte grandes inventos del siglo XX, por medio del cual millones de argentinos han salvado su vida.

          En esa dirección y en homenaje a ese colega médico deberíamos construir el futuro. Anualmente, 700.000 norteamericanos salvan su vida gracias al baipás. Sin duda, en estos cincuenta años ha salvado millones de vidas, y esto sirve como metáfora.

          Finalmente, propongo que en este día en el que hemos hablado de la muerte, como signo de esperanza también levantemos vuelo, priorizando la vida. Pensando en voz alta, tal vez podríamos declararlo como el Día de la Dignidad Argentina. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.

 

Sra. Copes.- Señor presidente: simplemente aclaro que desde el bloque Demócrata Progresista apoyaremos el proyecto de ley consensuado, y en función de la hora y la extensión del debate, solicito la inserción del discurso en el Diario de Sesiones. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

 

Sr. Negri.- Señor presidente: haré uso de la palabra por breves minutos para precisar el alcance de la norma que propondremos tratar y aprobar sobre tablas como resultado de un consenso y una voluntad política expresada mayoritariamente por los bloques que integran esta Cámara, que ha tenido en cuenta una cantidad de proyectos presentados en relación con el tema tan delicado que hoy hemos abordado.

          En mi opinión, hoy la Cámara de Diputados viene a poner certidumbre frente a la incertidumbre y zozobra que en los últimos días se generaron con un fallo dividido de los integrantes de la Corte Suprema. Para aumentar la zozobra y la confusión en la interpretación, por la naturaleza y la envergadura del mismo, ni siquiera pudo alcanzar un consenso que expresase una mayoría casi abultada de sus integrantes.

          ¿Qué estamos haciendo hoy? Asumiendo una responsabilidad que propia del Congreso de la Nación. Este cuerpo es el que interpreta las normas que dicta y que expresa la voluntad popular, y la Justicia es la que las aplica. La interpretación no puede ser otra que aquella que ha reflejado el espíritu del legislador, a lo largo del tiempo, de no separarse de los principios de la Constitución y de los tratados internacionales que adquirieron jerarquía constitucional y se convirtieron en normas supranacionales de obligación para los Estados, en este caso, el nuestro.

          Como bien se ha dicho en reiteradas ocasiones, estamos hablando de los tratados vinculados con los derechos humanos.

          También estamos ratificando y expresando un consenso inquebrantable que desde 1983 se ha ido edificando en la Argentina y que ha terminado convirtiéndose casi por unanimidad en la plena vigencia de los derechos humanos.

          Ni la ley del “2 x 1” ni ninguna otra pueden ser interpretadas fuera del alcance de estas normas cuando se refieran a delitos que están vinculados directamente a ellas.

          Quiero ser preciso también, para que quede constancia y no haya malas interpretaciones judiciales que nos sometan a nuevas zozobras. No estamos votando una nueva norma; estamos votando una ley interpretativa que arroja luz sobre el significado de otra ley que en algún caso pueda haber resultado ambigua u oscura, pero que a partir de la interpretación de la nueva ley genera una interpretación obligatoria para el Poder Judicial. Eso nos trajo acá.

          Al tratarse de eso, válidamente el alcance de la voluntad del Poder Legislativo en este caso está vinculado a la sanción que oportunamente tuvo el artículo 7° de la ley 24.390.

          De esta manera, a toda velocidad, y para terminar con la incertidumbre y con los pedidos de algunos que atropellan a los tribunales para beneficiarse con la interpretación ambigua del “2 x 1” –derogado, por supuesto‑, no hace falta analizar el motivo de su creación ni el tiempo de demora para esclarecer la norma legal que nos lleva a esta discusión. Por lo tanto, venimos a poner fin a la controversia sobre el alcance de esa norma sin que esto implique modificar en forma retroactiva el ámbito de aplicación.

          Dicho esto como expresión del cuerpo, solamente me resta manifestar que el esfuerzo colectivo de la sociedad y del Estado argentino por sujetarse a normas supranacionales -que en el caso de muchos otros estados las proclaman pero se las exigen a otros y no las ratifican ellos, como se hizo con la Argentina-, tiene absoluta claridad para nosotros, si esa es la interpretación que hacía falta, en el sentido de que en los crímenes de lesa humanidad el Estado tiene obligaciones internacionales con las cuales ya nos hemos atado definitivamente.

          No solamente no puede amnistiar sino que no puede indultar, no puede aplicar cosa juzgada o fraudulenta, no puede aplicar penas irrisorias ni tampoco hacer reducciones, aunque no esté taxativamente estipulado en el artículo de la ley que se cuestionó o que dio fundamento a la aplicación taxativa de uno de los votos de la Corte. Esto implica en la práctica un beneficio equiparable casi a la conmutación de una pena después de haber atravesado un proceso que en la mayoría de los casos está terminando con condenas. De esta manera, la incertidumbre de la sociedad radica en que, si se transitó ese camino, si se creó conciencia, si se logró hacer avanzar a la justicia y si se aplicaron condenas, la noticia inmediata sea que se confunda reducción de pena con impunidad.

          Por eso tiene que quedar claro que la ejecución de la pena en nuestro país está revestida por un imperativo que proviene del derecho internacional para este caso, para nosotros, para la voluntad del legislador, a lo largo del tiempo y en nuestra controversia legislativa, a medida que vamos sancionando las leyes.

          Aunque a la ley 27.156 pudo haberle faltado alguna coma con alguna aclaración –pero que votamos prácticamente por unanimidad en esta Cámara‑, dicha norma ya establecía que no eran admisibles aquellas decisiones que implicaran un recorte, perdón o disminución de la pena establecida por grave violación de los derechos humanos.

          Cierro este paréntesis acá porque creo que sería un enorme retroceso ponerme a discutir sobre las responsabilidades del pasado, cuando tenemos que ratificar lo que ha expresado la voluntad del Congreso durante estos años frente a la incertidumbre y la zozobra a las que hice mención anteriormente. Por eso voy a pedir que por Secretaría se lea el proyecto de ley consensuado por los distintos bloques.

          Partiendo de la base de que estamos en una sesión especial y que nos apartamos del reglamento para tratar un tema que no está contenido en una orden del día ‑como es habitual, pero que está dentro de nuestras facultades convertir en un proyecto‑, solicito que sea tratado sobre tablas. Asimismo, como no tengo dudas de que la voluntad va a ser expresada prácticamente en forma unánime, solicito a la Presidencia que este proyecto sea elevado de manera inmediata a la Cámara de Senadores para que sea considerado el día de mañana y quede así sancionado definitivamente. No tengo dudas de que esto será así porque esa es la voluntad unánime, tanto de de nuestro bloque como del interbloque  Cambiemos, y seguramente de toda la Cámara. De esta forma, el Poder Ejecutivo podrá promulgarlo dentro de las cuarenta y ocho horas.

          Así habrán desaparecido los fantasmas, habrá desaparecido la zozobra, dejarán de soñar los que soñaron con irse antes del tiempo que les corresponde, y volveremos a saber que la política de derechos humanos en la Argentina vino para quedarse definitivamente y para no retroceder nunca más. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Por Secretaría se dará lectura del texto consensuado.

 

Sr. Inchausti.- Dice así: “Artículo 1°: De conformidad con lo previsto en la ley 27.156, el artículo 7° de la ley 24.390 –derogada por ley 25.430‑ no es aplicable a conductas delictivas que encuadren en la categoría de delitos de lesa humanidad, genocidio o crímenes de guerra según el derecho interno o internacional.

          “Artículo 2°: El cómputo de las penas establecido en su oportunidad por el artículo 7° de la ley 24.390 ‑derogada por ley 25.430‑ será aplicable solamente a aquellos casos en los que el condenado hubiere estado privado de su libertad en forma preventiva durante el período comprendido entre la entrada en vigencia y la derogación de aquella ley.

          “Artículo 3°: Lo dispuesto por los artículos anteriores es la interpretación auténtica del artículo 7° de la ley 24.390 ‑derogada por ley 25.430‑ y será aplicable a las causas en trámite.”

          El artículo 4° es de forma.

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Pitrola.- Señor presidente: en primer lugar quiero aclarar que nuestro voto a este proyecto que acabamos de conocer y cuyo texto escuchamos recién va a dejar muy claro que esto ha sido forzado por un repudio popular, pero que al mismo tiempo rescata una Corte cuya orientación únicamente puede llevar hasta el final el juicio político.

          Por tal motivo insistiremos y después mocionaremos en conjunto –como lo planteó el señor diputado Cabandié‑ para votar un emplazamiento para la Comisión de Juicio Político en diez días.

          En cuanto a la votación del proyecto que se acaba de leer, proponemos que se lleve a cabo en forma nominal en general y artículo por artículo, ya que tenemos propuestas de modificaciones para los artículos 2° y 3°.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Raffo.- Señor presidente: el señor diputado Petri me informó que atento a la observación que yo había hecho se había introducido en el texto una modificación al artículo 3°. Dicha modificación consistía en que el artículo expresara “aun a las causas en trámite”. De ese modo quedaba en claro que se trataba tanto de aquellas finiquitadas como de las futuras.

          Sin embargo, en el texto leído por Secretaría no está receptada esa propuesta. No sé si el señor diputado Petri cambió de opinión –está en su derecho‑ o no, pero esto me llama la atención. Quisiera que se aclarara.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: le solicito que me deje fundamentar nuestro voto porque nosotros no hemos participado en negociación alguna con ningún bloque.

 

Sr. Presidente (Monzó).-  En primer lugar, se va a votar la moción de tratamiento sobre tablas del proyecto consensuado. Se requieren las dos terceras partes de los votos que se emitan.

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Monzó).-  Corresponde pasar a votar en general y en particular el texto consensuado sobre los plazos establecidos por el artículo 7° de la ley 24.390 para la aplicación de la prisión preventiva.

          Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Giordano.- Señor presidente: consideramos que el artículo 1°, que establece que el “2 x 1” de la impunidad no se va a aplicar para los delitos de lesa humanidad ‑que es lo contrario a lo que fijó la Corte‑, constituye efectivamente un logro y un triunfo del repudio popular contra ese fallo judicial.

          Por lo tanto, creo que el bloque de Cambiemos y de la oposición que han votado a estos jueces de la impunidad se han visto obligados a elaborar este proyecto de ley. Se han reacomodado ante el repudio popular.

‑Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Giordano.- Por lo tanto, vamos a seguir movilizados contra la impunidad y vamos a continuar reclamando para que los jueces de la Corte no permanezcan en sus cargos en forma vitalicia y sean elegidos por el voto popular.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Raffo.- Señor presidente: solicito que la votación en general se realice de manera separada de la votación en particular para poder fundamentar  por qué considero que si no se modifica el artículo 3° se está favoreciendo a los condenados y a aquellos que cometan delitos en el futuro.

          Me parece que la restricción a este beneficio no solo es para quienes tienen causas en trámite sino que ese derecho debe restringirse a los condenados y también a los futuros eventuales cometedores de ese delito.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Tonelli.- Señor presidente: respecto de la inquietud del señor diputado Raffo quiero aclarar que efectivamente la hemos recibido. He consultado con algunos de los señores diputados que habían participado en la redacción de este proyecto de consenso, quienes no lo consideraron necesario.

Pero para que el señor diputado Raffo y todos los que se han expresado en el mismo sentido se queden tranquilos, vamos a agregar el adverbio “aun” en el artículo 3°. De manera que el final del artículo quedaría así: “…y será aplicable aun a las causas en trámite”.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

 

Sr. Recalde.- Señor presidente: en el mismo sentido, y con el mismo propósito, lo que abunda no daña.

 

Sr. Pitrola.- Pido la palabra.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Ya habló, señor diputado.

 

-Varios señores diputados hablan a la vez.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Con la modificación aceptada, se va a votar nominalmente en general y en particular el texto consensuado sobre los plazos establecidos por el artículo 7° de la ley 24.390 para la aplicación de la prisión preventiva.

 

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 214 señores diputados presentes, 211 han votado por la afirmativa y 1 por la negativa. No se ha computado el voto de 1 señor diputado.

 

AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

 

Sr. Secretario (Inchausti).- Hubo 211 votos afirmativos y 1 negativo. (Aplausos.)

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán, para manifestar el sentido de su voto.

 

Sr. Orellana.- Mi voto es afirmativo.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se dejará constancia, señor diputado.

          Queda sancionado el proyecto de ley.

          Se comunicará al Honorable Senado.

 

- 18 -   

MOCIÓN DE APARTAMIENTO DE LAS PRESCRIPCIONES DEL REGLAMENTO

 

Sr. Cabandié.- Pido la palabra.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sr. Cabandié.- Señor presidente: voy a pedir que la Honorable Cámara se aparte de las prescripciones del reglamento, no sin antes señalar que en mi discurso anterior había dicho que la diputada Carrió se había ausentado en la derogación de las leyes de impunidad, lo cual fue un error, ya que sí estuvo. Pero no estuvo en esta votación.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Señor diputado: le pido que no continuemos con ese debate.

 

Sr. Cabandié.- Señor presidente: dada la urgencia, la importancia y la lesión institucional que como sociedad y como democracia hemos sufrido como consecuencia del fallo de la Corte Suprema, solicito el apartamiento de las prescripciones del reglamento –y, por lo tanto, que la moción se vote con los números correspondientes- a efectos de emplazar a la Comisión de Juicio Político, de modo que se dé tratamiento a los proyectos presentados.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Pido a los señores diputados que tomen asiento, a efectos de continuar escuchando al señor diputado Cabandié y oportunamente votar la moción formulada.

 

Sr. Cabandié.- Como decía, señor presidente, dada la situación particular del daño institucional que estamos viviendo como consecuencia de este fallo de la Corte Suprema, solicitamos el emplazamiento de la Comisión de Juicio Político para que se traten los proyectos presentados hoy por Mesa de Entradas, sabiendo que dicha comisión tiene procedimientos específicos a seguir y que se requiere que por lo menos tres diputados pidan a la Presidencia su tratamiento, lo que no se ha hecho. Uno lo sabe, pero entiende también que como consecuencia de esta decisión alocada, que todos hemos repudiado, tal como se demostró recién en la votación, es necesario que podamos apoyar este emplazamiento, producto de la urgencia y el daño que hemos sufrido en lo institucional producto de este fallo.

          Por ello, formulo moción de apartamiento del reglamento a efectos de poder considerar los proyectos del señor diputado Pitrola y el de mi autoría, que también fue suscripto por los diputados Raffo, Argumedo, Carlotto, Alonso, Moyano, Josefina González y muchos más.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Se va a votar la moción de apartamiento del reglamento formulada por el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se requieren las tres cuartas partes de los votos que se emitan.

 

- Resulta negativa.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Queda rechazada la moción.

          A continuación, se va a votar si la Honorable Cámara autoriza las inserciones solicitadas por los señores diputados.

 

- Resulta afirmativa.

 

Sr. Presidente (Monzó).- Quedan autorizadas las inserciones solicitadas.

          Habiéndose cumplido con el objeto de esta convocatoria, queda levantada la sesión.

 

- Es la hora 23 y 7.